El mayor estudio genético de cadáveres precolombinos apunta a que hubo una extinción de linajes tras la conquista de América
Desde 2010, un equipo internacional de científicos ha estado extrayendo muestras de pelo, dientes y huesos de momias y cadáveres de antes de la conquista de América. Los restos abarcan desde hace más de 8.000 años hasta hace unos 500. El ADN en esas muestras es una ventana abierta para averiguar cómo fue la llegada de los verdaderos conquistadores del continente y su parentesco con las poblaciones indígenas actuales.
Restos de la "Señora de Cao"
Hoy se publican los resultados del mayor análisis de este tipo, que ha estudiado 92 restos mortales encontrados principalmente en Perú, Bolivia y Chile. Los investigadores han secuenciado el genoma mitocondrial, la parte del ADN que pasa de las madres a sus hijos, y lo han comparado con el de poblaciones actuales de Suramérica. Los resultados apuntan a que gran parte de las poblaciones indígenas originales desaparecieron tras la llegada de los conquistadores españoles. De hecho, todos los linajes genéticos encontrados en las momias se extinguieron y no pasaron a los indígenas de hoy, según el trabajo, publicado hoy en Science Advances.
Estudios anteriores de menor envergadura habían mostrado un enorme declive de población entre los indígenas tras el desembarco de los europeos. Los autores de aquel trabajo culpaban sobre todo a las enfermedades llegadas del viejo continente como la viruela, aunque la esclavización, la guerra y el colapso de las sociedades precolombinas también tuvieron un papel indudable.
Restos en el yacimiento arqueológico de Huaca Pucllana, en Lima (Perú), donde se analizaron varios individuos para este estudio Proyecto de Investigación, Conservación y Puesta en Valor Huaca Pucllana
“En nuestro estudio no hemos determinado qué porcentaje de población desapareció, pero sí hemos visto que la conquista tuvo efectos devastadores en la población local, ya que en algunos puntos de la costa Oeste de Suramérica al menos la mitad desapareció”, explica a Materia Wolfgang Haak, investigador del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana de Jena, Alemania, y coautor del estudio.
El trabajo estima que los primeros humanos llegaron a América hace 16.000 años, unos mil antes de lo que estimaban estudios anteriores. Se trataba de un reducido grupo que se había separado hace entre 2.000 y 9.000 años de las poblaciones siberianas. En estas fechas el corredor de tierra que unía Eurasia con América por el estrecho de Bering era inaccesible debido a los glaciares, así que los autores del estudio creen que los primeros americanos llegaron por la ruta marítima a lo largo de la costa del Pacífico, que se abrió antes que la vía terrestre.
Esos primeros grupos conquistaron todo el continente en 1.500 años, como demuestran los restos arqueológicos encontrados en el sur de Chile. Las diferentes poblaciones se distribuyeron en grupos pequeños y separados, “como islas en el océano”, explica Bastien Llamas, investigador de la Universidad de Adelaida, en Australia, y coautor del trabajo. Ese hecho contribuyó a que “cuando los europeos llegaron, la mayoría de esas poblaciones murieran”, asegura. Esta situación fue especialmente grave en las ciudades incas y de otras culturas de la costa oeste, explica el trabajo. De todos los escenarios posibles para explicar los datos genéticos analizados, el único que encaja es el de la mortalidad en masa tras la llegada de los europeos, un escenario que coincide además con testimonios históricos de la época, resalta Llamas.
Linajes perdidos
“Es evidente que otras poblaciones de Suramérica sobrevivieron y se convirtieron en los ancestros de las actuales poblaciones indígenas”, añade este experto en ADN antiguo, aunque su diversidad genética quedó mermada por la pérdida de parte de los linajes originales. Es difícil saber hasta dónde llega esa pérdida, pues una de las limitaciones del estudio, según admite Llamas, es que hay pocos datos genéticos de poblaciones actuales de zonas como Machu Picchu y otros epicentros de las culturas precolombinas para compararlos con los genomas antiguos. “Posiblemente haya poblaciones actuales que desciendan de los linajes analizados, pero tenemos un vacío de datos”, reconoce.
Carles Lalueza-Fox, investigador del CSIC y experto en genética de poblaciones, ofrece una opinión independiente sobre el estudio. La conclusión es “sin duda razonable”, señala, aunque en su opinión aún faltan datos para sostenerla. Por su forma de transmisión de madres a hijos, es normal que “los linajes mitocondriales se extingan de forma natural en cualquier población sin necesidad de proponer causas disruptivas externas; es un fenómeno esperable cada vez que una mujer no tiene hijos o tiene sólo hijos varones”, detalla.
Marcos Gallego, investigador español en este campo que trabaja en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), opina que se trata de un estudio “muy bien diseñado” y que sus conclusiones son bastante asumibles. “Hay muchos estudios anteriores que apuntan a que murieron alrededor del 95% de nativos”, resalta.
En cualquier caso, aún queda dar el paso más importante: extraer de los restos ADN nuclear, donde se encuentra el grueso del genoma y se almacena información mucho más detallada de la línea paterna y la materna. Esto permitiría saber qué papel jugaron enfermedades importadas por los conquistadores como el sarampión o la viruela y ayudaría a cuantificar hasta dónde llegó el exterminio de los indios tras el primer contacto.
El equipo de científicos que firma el nuevo estudio, que incluye expertos de la Universidad de Harvard y la de California en Santa Cruz en EE UU así como de Perú, Chile, Argentina, México, Bolivia y Perú, ya está intentando obtener ese material genético. “Esperamos poder extraer ADN nuclear de estas momias o de otras, pero no creo que la imagen general cambie mucho, la lógica nos dice que la desaparición debió afectar tanto a los hombres como a las mujeres”, concluye Haak.
El País, 01-04-2016
http://elpais.com/elpais/2016/03/31/ciencia/1459446271_454060.html