Escribe: César Vásquez Bazán

 

 

Durante la Guerra del Salitre, los peruanos perdieron millones de dólares en propiedad privada y pública.

Nuevo testimonio de Curtis evidencia la magnitud de la destrucción y pillaje de los "hermanos" chilenos.

El estadounidense William E. Curtis publicó en 1888 su libro The Capitals of Spanish America  (Nueva York, Harper and Bros.). Uno de los capítulos de la obra está dedicado a Lima. Al describir la ciudad, William Curtis proporcionó un importante testimonio del saqueo al cual, a partir de 1881, fue sometida nuestra capital por los criminales de guerra integrantes del ejército de la "hermana" República de Chile.

Como escritor imparcial y únicamente a cuatro años de terminado el conflicto, Curtis da cuenta del saqueo y destrucción de nuestro país. Los delitos cometidos por órdenes de la oligarquía gobernante sureña están tipificados en las leyes de guerra aceptadas entre 1879 y 1884 y ponen en tela de juicio la condición de Chile como país civilizado.

 

Saqueo y destrucción ejecutados por los terroristas chilenos (Curtis 1888, 367)

"Los soldados de Chile cortaron los magníficos árboles de los parques, los existentes a lo largo de los bulevares, e incluso los del Jardín Botánico, para utilizarlos como combustible; todo el museo de curiosidades del Perú [el Palacio de la Exposición], uno de los más grandes y mejores del mundo, fue encajonado y enviado a Santiago. Tras el pillaje del Palacio de la Exposición robaron los libros de la Biblioteca Nacional. Saquearon la propiedad privada y birlaron pinturas históricas que fueron recortadas de sus marcos. El mejor cuadro del Perú –Los Funerales de Atahualpa, el último de los Incas– obra de Montero, fue robado de la pared donde estaba colocado, pero las protestas del cuerpo diplomático indujeron a los chilenos a devolverlo. Las iglesias y las casas privadas fueron despojadas de manera similar, quemándose lo que no pudo robarse. Nada fue sagrado ante los ojos de estos vándalos modernos, cuyo propósito fue el de privar a los peruanos de todo lo que apreciaban" (Curtis 1888, 367).

 

Lo que no pudieron robar los terroristas chilenos lo entregaron a  la dinamita y el petróleo (Curtis 1888, 391).

"El Perú fue vencido, conquistado y colocado en incapacidad de resistir. Su ejército fue destruido y sus ciudadanos, que con las armas que pudieron reunir trataron de defender su capital, fueron aniquilados como la hierba que enfrenta a la guadaña. Escasamente hubo alguna voz que se alzó en defensa de las mujeres y los niños. Entonces comenzó el saqueo. Las armas de Chile fueron la dinamita y el petróleo, destruyéndose diariamente millones de dólares en propiedad privada, hasta que los chilenos se cansaron del asesinato, la rapiña, el pillaje y la devastación" (Curtis 1888, 391).

Chile: País ladrón (Curtis 1888, 377)

"Sólo ahora el país está postrado, efecto de una prolongada guerra durante la cual [el Perú] fue despojado de todo lo que el ejército de Chile pudo llevarse" (Curtis 1888, 377).

 

Fuente

Curtis, William Eleroy. 1888. The Capitals of Spanish America. New York: Harper and Bros.

© César Vásquez Bazán, 2013
Septiembre 8, 2013


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