Decisión correcta: Suspensión de visita de fragata Montrose
En medio de opiniones divergentes, se anunció ayer que el gobierno peruano dejaba sin efecto la invitación para que un barco de la marina de guerra del Reino Unido, la fragata Montrose, recale en puerto peruanos en una visita de cortesía.
La explicación del ministro peruano de Relaciones exteriores, Rafael Roncagliolo, es que para el 22 de marzo, la fecha de llegada prevista oficialmente, el barco no iba a poder llegar, según informaron al Perú las autoridades inglesas.
El Congreso
Como el ingreso de personal militar extranjero está sujeto a autorizaciones oficiales, en su momento el poder ejecutivo informó sobre la visita al Congreso, que cumplió la formalidad de aprobar el pedido del gobierno. Pero cuando por las razones que expone el ministerio de Relaciones Exteriores se deja sin efecto la visita, el Congreso reclama, como si hubiese sido desautorizado. Aquí es necesario aclarar que este tipo de visitas de barcos o aviones militares y personal militar lo autoriza o desautoriza el poder ejecutivo; el Congreso simplemente da por bueno —a menos que sea algo peligroso o deshonroso para el Perú— lo que decida el poder ejecutivo, sea invitando o dejando sin efecto una invitación.
Algunos congresistas han emitido enérgicas declaraciones e incluso han acordado llamar al ministro Roncagliolo para que dé explicaciones.
Motivos
Resulta curioso que los congresistas reaccionen así en este caso, puesto que nunca han hecho escuchar su voz cuando a vista y paciencia de todos la Marina de Guerra del Perú estaba en vergonzosos tratos con el enemigo chileno para colocar un busto de bronce del héroe Miguel Grau a cambio del que representa al ratero chileno Arturo Prat Chacón, cuyo mérito es haber asesinado al teniente de la marina peruana Jorge Velarde y haber muerto en el intento de asesinar a Miguel Grau. Tampoco el Congreso dice ni media palabra cuando estos días los chilenos se han apoderado del triángulo de Tacna; tampoco dicen nada respecto de la Alianza del Pacífico, en la que el Perú cumple el vergonzoso papel de segundón del enemigo chileno.
Frente a estas opiniones y conductas inconsecuentes (no solo de congresistas sino de otros desubicados), lo que fundamenta el ministerio de Relaciones Exteriores es correcto:
1) Fecha. Si los mismos ingleses comunicaron que no iban a poder estar el día previsto, debía suspenderse la visita. Esto desde el punto de vista formal.
2) Política. Estamos ante la visita de una nave de guerra inglesa que tiene asignada la misión colonialista de patrullar el mar circundante a las islas argentinas Malvinas, usurpadas por Inglaterra. El Montrose no es un crucero de pasajeros ni una nave mercante; es un barco de guerra que amenaza la seguridad de un país latinoamericano.
3) Historia. Siempre debemos tener presente que Inglaterra dio todo su apoyo al asesinato de peruanos que perpetraban los chilenos en la invasión al Perú. Por esa ayuda los ingleses se beneficiaron con el comercio del guano y del salitre. El Reino Unido nunca ha pedido perdón al Perú por su complicidad en la masacre de miles de compatriotas y en la perdida territorial que sufrimos.
Decoro
No faltan quienes lamentan que se haya suspendido la visita y que no se realicen maniobras de la Marina de Guerra del Perú con el barco visitante. Sobre esto debemos expresar que no solamente se trata de la inoportuna y provocadora visita de una nave que está en estas latitudes en misión de objetivos colonialistas, sino que, como todos sabemos, pertenece a un país que ayudó a que Chile robara territorios y matara peruanos. Si hay marinas de guerra indeseables con las que por dignidad y vergüenza el Perú nunca debería hacer manobras son las marinas de Chile, país enemigo permanente; Inglaterra (ayudó a Chile en la guerra) y los EE. UU. (que fue cómplice de Chile en las engañosas negociaciones desde el final de la guerra hasta 1929, y desde donde llega el dinero que nutre al narcoterrorismo en el Perú).
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