Por Rafael Félix Mora Ramírez (*)
El historiador, poeta y periodista Humberto Pinedo ya analizaba el poema mediante el artículo “'Suicidas Sub 21' y el desenfado social”, escribiendo lo siguiente: “Luego Raúl Allain nos plantea en su poema ‘Sexo cerodimensional’ una interrogante o una alternativa cuestionando la vulgaridad sexual y valorando a la mujer y el amor verdadero. Se proyecta a una sexualidad cósmica. Mismo Dalai Lama y Mahatma Gandhi”.
Poema:
Sólo nos masturbamos dentro de una mujer.
Ascendemos por sus escalones ígneos
De configuraciones flameantes
Para expulsar en la cúpula
Nuestros impulsos degradantes,
Perennizar chillidos,
Cuales ratas
En los acueductos del amor.
Nos embarramos con sus mareas infectas
Disfrutamos nuestra libertad
Cebándonos en la mujer, la carroña
Que cazamos en la no atmósfera, en la cumbre
Cerca de, y a su izquierda
En su tercer bastón, mandamiento
Sexo, reproducción
Cubismo de la vida,
Voces magnéticas atraídas por el calcio
Que se degrada con los lácteos nacionales,
encuéntrame en la calle de la locura
Entiérrame en las estrellas,
Rásgame el sexo, mútame con síndromes
Hazme entender que solo busco
El placer pasajero,
Porque quiero ser el bastión de nuevas formas
Porque quiero encontrarla en representaciones diversas,
Donde las figuras se mezclan para ser nada
Para ser recuerdo en la constelación de puntos
De carne
Solo así nos encontraremos
Con el sexo cerodimensional, para reproducirnos
Después del suicidio natural,
Y nuestros cerebros ya no serán porfiados sexuales,
Criminales, nuestros genitales serán uno solo,
Se exterminarán los hombres y las mujeres,
Existiremos como recuerdos múltiples
En las oraciones de cada ser humano
Que se masturbarán en nuestras tumbas
Y beberán de tu clítoris, cual cáliz celestial.
La sensación de consumo en el acto sexual es la única experiencia de darse placer a uno mismo. Las expresiones de aceptación y gusto de parte de la mujer en el coito son coleccionables en la memoria del varón al igual que la apreciación del cuerpo bien formado de la fémina. Todo esto ocasiona la eyaculación masculina.
Al poseer a la mujer nos involucramos con sus secreciones íntimas. Sabemos por qué lo hacemos y para qué realizamos el acto de amor. Pero en vez de procrear nos contentamos con disfrutar hasta que el grado de satisfacción es tan grande que resulta imposible contenerlo y expulsamos el semen. Sin embargo, este encuentro podría generar la conversión de la mujer en madre como una tercera fase después de haber pasado por ser hija, y luego esposa.
Los gemidos y las imágenes en el sexo son fragmentaciones. El hijo que absorbe el calcio materno para lograr existir reclama un compromiso, pero lo paterno prefiere esperar un poco más. De ahí que ese calcio se quede sin trasladar perdiendo su valor por la eyaculación de cuanto hombre aparezca para aparentar una paternidad no verdadera.
La amada debe coincidir con la locura del amado para después hacerlo fallecer mediante la sensación de la fricción genital. El grado de placer puede llegar a hacer colapsar el preservativo con el temor de contraer algún mal contra la salud o, peor aún, un hijo. Esto arruina el momento porque hace evidente que la finalidad del coito no es la relación de amor sino la consecución del goce que se convertirá en memoria excitante.
Pero, cuando ya ocurrió el accidente, los dos se convertirán en progenitores anulando sus propias existencias porque se han quitado voluntaria y violentamente la vida individual. Surge la responsabilidad y el futuro hijo aparece como alguien a quien hay que mirar sin intención sexual. Así se hace la familia como una fuerza que genera a los hijos quienes agradecerán la oportunidad de vivir excitándose con otras gentes sin pensar que así lo hicieron sus padres y que también así lo harán sus propios críos.
(*) Rafael Félix Mora Ramírez es un filósofo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente, cuenta con el título de Licenciado por haber sustentado la tesis: “Análisis lógico de la paradoja de Epiménides”. También, tiene el grado de Magíster por haber defendido la tesis: “La Evolución de la paradoja de las clases propuesta por Bertrand Russell”. Ha llevado diversos cursos, seminarios y talleres sobre informática, robótica, idiomas y didáctica de la filosofía. Ha participado como ponente en dos congresos nacionales de filosofía de 2007 (Arequipa, UNSA) y del 2013 (Lima, UNMSM). Es colaborador de los libros: Elementos de lógica e Introducción a la Filosofía, de Óscar García. Recientemente, ha sido invitado a formar parte del comité editorial de la Revista Analítica, publicada anualmente por el CESFIA. Forma parte del grupo de estudio: “Sentido y Referencia”. Tiene estudios del idioma inglés en un nivel avanzado y está cursando estudios de doctorado en filosofía. Finalmente, ha trabajado como docente contratado de los cursos de Lógica y Filosofía en las universidades Juan Pablo II, Universidad Católica Sedes Sapientiae y Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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