Por Javier Diez Canseco
Quien compre La Pampilla deberá invertir entre US$ 700 y US$ 900 millones para la desulfuración de combustibles.
Repsol, empresa española que se ahoga en la crisis del Viejo Continente, quiere vender el 51% de su participación en la Refinería La Pampilla, que compró a precio de huevo con Fujimori, como denunciamos entonces. Ésta, a su vez, es dueña de Recosac, empresa de estaciones de servicio y ventas mayoristas. Su valor de mercado sería S/. 290 millones.
El gobierno de Humala ha dicho querer potenciar Petroperú, pero lo único concreto al día de hoy es que el Ministerio de Economía y el Ministerio de Energía y Minas buscan desprestigiar a Petroperú, obligándolo a participar, vía emisión de bonos por US$. 400 millones, en la construcción del etanoducto Pisco-Ilo. Todo para consolidar el monopolio del Consorcio Camisea. Una vez más abrimos cancha a capitales chilenos y renunciamos a los intereses de millones de peruanos, solo para que pocas empresas extranjeras se lleven enormes ganancias.
Quien compre Relapasa (La Pampilla) deberá invertir entre US$ 700 y US$ 900 millones para la desulfuración de combustibles, sin obtener otro beneficio que descontaminar sin más ganancias. Ocurre que 3 empresas han mostrado interés en adquirir Relapasa: Copec (principal empresa de refinación y comercialización en Chile), Quiñenco (Chilena), y el Grupo Romero (socio de ENAP-Chile en Primax).
Ojo, Repsol también es socia del Consorcio de Camisea, al que el gobierno, torpedeando el gasoducto del sur, está proponiendo construirle ductos adicionales para transportar más gas y le garantiza el control del etano en el gas para que lo separen en Pisco y beneficien de ello, en lugar de separarlo en Malvinas, arriba, y llevarlo directamente al sur para la petroquímica. Un seguro de buen precio cuando Repsol venda su parte.
La venta de Repsol, bajo un gobierno llamado nacionalista que parece simplemente ignorarla, puede constituir un serio problema de seguridad nacional y energética que no encuentra respuesta en el Estado. Sigue la desnacionalización del manejo de los Hidrocarburos iniciada en el corrupto gobierno de Fujimori. En los 90, mientras AL fortalecía la participación estatal en el sector Hidrocarburos, el fujimonte-cinismo buscó destruir PetroPerú, privatizando Solgas (1992), 81 grifos (1992), 3 buques de transporte y Petromar (1993) sus lotes petroleros con reservas probadas (1996), la refinería La Pampilla (1996), la planta de lubricantes (1996) y 11 plantas de venta (1998).
La privatización olvidó convenientemente que el precio internacional del petróleo no se rige por la ley de la oferta y la demanda, sino que responde a factores extra-económicos, como lo son las cuotas de producción de los países miembros de la OPEP, los conflictos políticos del Medio Oriente, la seguridad energética.
Hoy, somos el único país en la región que mantiene una política privatizadora y empresas públicas como Petrobrás (Brasil), Pemex (México) y Ecopetrol (Colombia) operan en nuestro país. Por ello compramos petróleo peruano a precios internacionales y recurrimos al Fondo de Estabilización de Precios para evitar el alza del costo de la gasolina, del transporte y los alimentos.
Es un sinsentido haber privatizado PetroPerú y ahora comprar lo que consumimos a precio internacional. Pero la venta de los negocios que Repsol tiene en el país puede permitir recuperar nuestra soberanía petrolera con PetroPerú sin la necesidad de adoptar medidas como la utilizada por Argentina e YPF. Si el gobierno de Humala realmente quiere potenciar a PetroPerú, usando mecanismos de mercado, debe autorizar a PetroPerú para que negocie, con recursos propios y crédito financiero y/o en asociación público, privada con un socio estratégico, una participación en Relapasa. Hay una inmensa oportunidad de revertir el bodrio hecho por Fujimori y afianzar la seguridad nacional y energética del país.
PetroPerú requiere integración vertical (participar en exploración, explotación, refinación, transporte y distribución mayorista y minorista) para operar eficientemente en el sector Hidrocarburos. Así operan a nivel internacional casi todas las compañías petroleras públicas o privadas. Para lograr esto, además es necesario concretar la participación de PetroPerú en la explotación de los lotes petroleros cuya concesión está por vencer, así como concretar la modernización de Talara.
En el Perú hay 18 operaciones de extracción de petróleo. Todas bajo la vigencia de contratos de concesión con empresas operadoras. Siete concesiones vencerán entre los años 2013 y el 2016 (Sapet, Unipetro, Monterrico, Pluspetrol, GMP e Interoil en los lotes VII/VI, IX, II, 1AB, V, III y IV, respectivamente). Si PetroPerú recuperara estas 7 concesiones por vencer, manejaría más de la tercera parte de la producción nacional y podría regular precios y defender la economía nacional, a partir de mecanismos de mercado. También podría asociarse con capital privado y mantener una presencia fuerte dentro de la explotación.
La Primera, Lima 08-10-2012
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