El Comercio es el “decano” no sólo de las felonías y el prochilenismo... sino también de la promoción de la prostitución, mediante su sección de avisos pagados.
Este diario es el número uno en la publicación de avisos de oferta de servicios sexuales, más claro, prostitución. Prostitutas y proxenetas recurren a este medio periódicamente para pagar por la publicación de estos avisos, que muy cumplida y agradecidamente publica.
Mediante el proyecto de ley presentado por el congresista Yonhy Lescano y que está por aprobarse, estaría prohibido publicar anuncios para ofrecer servicios sexuales. Este proyecto ha sido necesario debido a la falta de ética de los medios que incurren en esta práctica, privilegiando el lucro sobre la ética.
Observen este contenido de El Comercio, viernes 4 de mayo 2007, quien propala estos textos sabiendo que su diario es leído por menores:
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Alan García habla mucho sobre el tráfico de drogas, tanto como en su primer gobierno, en el cual, como ahora, promovía el bombardeo de pistas de aterrizaje, con apoyo de los medios de comunicación. Los hechos demostraron que fue más ruido que nueces porque el narcotráfico estuvo fortalecido al terminar su gobierno.
Pero peor que el tráfico de drogas es el tráfico de personas, sobre el cual el gobierno habla y hace muy poco, no obstante ser muchísimo más grave que el tráfico de drogas.
Una de las formas del tráfico humano es la prostitución forzada de mujeres, que inclusive han sido secuestradas para esos fines. Esto es posible por la incapacidad del gobierno para combatir estos delitos, por lo tanto, promover la prostitución implica parcialmente promover el tráfico de personas.
En contra
Agrega: “Siendo la prostitución una actividad legal, regulada por normas específicas, cómo podemos prohibir su anuncio, ello es incoherente y afecta otros derechos como la libertad de prensa e información”.
Vargas no entiende que la pornografía no es necesariamente oferta de servicios sexuales. La norma se refiere estrictamente a la oferta de servicios sexuales. La transmisión de enfermedades se produce mediante el ejercicio de la prostitución.
Además, la constitución dice sobre las libertades, entre ellas, la del trabajo: “El ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad públicas.” La promoción de la prostitución es lesiva a la moral, en particular, de los menores; constituye un riesgo para la salud, puesto que ni siquiera la prostitución regulada puede garantizar la salud de las prostitutas ni de sus clientes; además, atenta contra la seguridad pública, porque incluye el tráfico de personas.
Por último, parece que el congresista Vargas desconoce que el proxenetismo es ilegal y los avisos materia de este proyecto son usados por los proxenetas para lucrar con el tráfico de seres humanos. Y si lo sabe, ¿tendría Vargas algún interés subrepticio? Por tanto, esperemos que el Congreso se imponga sobre los lobbistas de los medios que, como El Comercio, lucran con estos avisos.