“Las compañías han sacado ventaja y las personas han pagado precio”
Anthony Paul
La energía, sus fuentes, su explotación y sus ganancias pueden asegurar el crecimiento económico; pero también, como hemos visto en casos como el de Conga, son motivo de discusión y de choque de intereses entre empresa, Estado y ciudadanía. ¿Cómo enfrentan esta situación en otras partes del mundo? Esta y otras preguntas se abordaron en la conferencia Fórmulas Empresariales y Competitividad en la Industria Petrolera, organizada por la Diplomatura en Industrias Extractivas, Vigilancia y Desarrollo Sostenible del Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables (INTE). Entre sus invitados, nos visitó Anthony Paul, miembro del consejo asesor del Revenue Watch Institute (Nueva York, USA), con quien conversamos.
¿Cuál es la importancia de una profesionalización académica en industrias extractivas en un país como el Perú?
Es muy, muy importante. Las industrias extractivas han sido manejadas entre los gobiernos y los inversionistas, y los ciudadanos no se involucraban en las decisiones, en los contratos o en entender las actividades. Con esto, al final, los ciudadanos son los que pagan un precio: estas actividades tienen un impacto medioambiental y social. Los recursos pertenecen a las personas; y estos están siendo extraídos por terceros, las personas son las últimas en enterarse y no extraen una ganancia adecuada. Para mí, es importante que quienes estudian este programa representen a las personas para que tengan la oportunidad de entender los aspectos involucrados en las industrias extractivas.
¿Por qué las industrias extractivas causan tantos problemas y son tan conflictivas?
Por mucho tiempo, los gobiernos, especialmente en los países en desarrollo, no se han considerado como iguales en las negociaciones con los inversionistas; y estos, por lo general, se ponen muy ambiciosos. Entonces, los contratos los favorecen tremendamente y, cuando ya están hechos, las personas sienten que les han robado. Ellos no ven que todo este oro y petróleo hayan mejorado sus vidas. Esa es la realidad, y lo ha sido así históricamente. Pocas compañías han negociado sus contratos; los gobiernos han creado leyes, pero teniendo presente que deben atraer a los inversionistas, que para eso deben parecerles atractivos y no deben hacer las cosas tan difíciles para ellos. Entonces, las compañías han sacado ventaja y las personas han pagado el precio. Lo que pasa ahora es que la gente se está volviendo más reticente, sabe que lo que ha sucedido no está bien, y quiere lograr mejores acuerdos.
Entonces, es necesaria una mayor participación ciudadana en el Gobierno para el control de las industrias extractivas.
Sí, porque el Gobierno actúa en representación de las personas. Debe interactuar con los inversionistas, hacer las leyes y los contratos, y luego revisarlos para asegurarse de que los inversionistas hacen lo que deben hacer y que el dinero que se ha generado se gaste de manera adecuada, en beneficio de las personas.
¿Ha surgido algún modelo que funcione de manera exitosa entre la inversión pública y la privada?
En esta conferencia, lo que estamos haciendo es estudiar los modelos de distintos países en varios aspectos: qué tipos de leyes, contratos e impuestos se utilizan; cómo el dinero público se invierte en gas y petróleo, y cómo puede ser esto más beneficioso, en lugar de depender únicamente de inversiones privadas externas. Estamos estudiando modelos en extracción de petróleo, gas y minería.
¿Qué país podría tomarse como un modelo en cuanto al manejo de industrias extractivas?
Los países no son exactamente iguales. Las personas miran a países como Noruega, por ejemplo, para ver cómo se manejan los ingresos del gas y petróleo para desarrollar nuevas economías y dar calidad de vida a nuevas regiones, en cuestiones de salud y educación. Luego, tenemos un país como Brasil, que fortalece otras industrias, como la agricultura. Hay distintos modelos, y lo que debemos ver son áreas específicas. Primero, deben identificar qué áreas quieren desarrollar ustedes como país, y luego ver quiénes han desarrollado esa área con éxito. Los modelos pueden funcionar muy bien en algunas áreas y muy mal en otras. Hay muchos ejemplos; de lo que se trata es de ver qué se debe hacer y qué no.
En Perú, tenemos una situación de choque entre el Gobierno y poblaciones tradicionales, como en el caso de Cajamarca y el proyecto Conga. Ellos no quieren actividades mineras. ¿Qué puede hacer el Estado para suavizar el conflicto?
Es muy interesante. Al final del día las cosas se ven en términos de su valor. Cuando las compañías mineras realizan extracciones y los gobiernos fomentan actividades mineras, estos ven ganancias y dinero, que pueden invertirse en educación, salud. Pero las personas también ven valor en la calidad de vida: el medio ambiente, la cultura, las tradiciones. La minería puede afectar negativamente algunas de estas cosas. Lo que se necesita es tener una discusión entre ambos aspectos. ¿Cuál es un valor mayor? ¿Estoy dispuesto a renunciar a esto para conseguirlo otro? Se necesita una conversación. La gente tiene que explicar qué quiere y por qué es importante; el Gobierno, qué es lo que obtendrá. Decidamos tomando en cuenta qué es lo mejor para todos. Es una conversación difícil, pero tiene que empezarse por ahí.
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