Hildebrandt en sus trece
Tres grandes constructoras del Perú han pasado piola en todo el asunto de las coimas brasileñas para obtener favores del Estado
En los negocios tener socios estratégicos lo es casi todo. Eso lo sabía muy bien Marcelo Odebrecht, dueño de la constructora brasileña Odebrecht, cuando, en el 2005, decidió dar el gran salto al mercado peruano interesado en hacerse con la adjudicación de la construcción de la carretera Interoceánica. Por eso, a la hora de elegir a sus anfitriones, puso en la mira a los más poderosos: "JJC Contratistas Generales S A", "Graña y Montero" e "Ingenieros Civiles y Contratistas Generales S A (ICCG-SA)". Hoy Odebrecht es investigada por, supuestamente, haber pagado coimas para hacerse con los contratos. Sin embargo, nada se ha dicho del papel que los nacionales jugaron en la adjudicación.
JJC Contratistas Generales tiene como accionista mayoritaria a la familia Camet, cuyo patriarca, Jorge Camet Dickmann, fue ministro de Economía de Alberto Fujimori entre 1993 y 1997. Camet falleció en octubre del 2013 y, desde entonces, es su hijo, Fernando Camet Piccone, quien dirige la compañía. El Grupo Castillo Petit es el principal accionista de la constructora ICCGSA que tiene como actual presidente a Fernando Castillo Dibós. Y en el caso de Graña y Montero, la constructora más grande, está presidida por José Grana Miró Quesada, a su vez accionista importante del Grupo El Comercio. Este trío empresarial forma parte, desde hace más de una década, del top five de las constructoras más importantes del país y, coincidencias o no, sus nombres han sido cuidadosamente omitidos en la avalancha mediática por las irregularidades en la Interoceánica y el escándalo Odebrecht.
OBJETIVO INTEROCEANICA
Fue en junio del 2005 cuando la historia de la Interoceánica comenzó a escribirse con pluma brasileña y tinta peruana. El 23 de ese mes Pro inversión entregó la construcción de los tramos 2 (Urcos-Puente Inambari), 3 (Puente Inambari-Iñapari) y 4 (Azángaro-Puente Inambari) de la vía al consorcio Conirsa, nacido de la junta de Odebrecht, experto en matrimonios internacionales, y las peruanas Graña y Montero, J JC e ICCGSA. La licitación se adjudicó por $ 231 millones el tramo 2 y 294 millones de dólares el tramo 3. El 4 quedó en manos de un consorcio 100% brasileño, integrado por Camargo Correa, Andrade Gutiérrez y Queiroz Galvao que, como Odebrecht, también están involucradas en el escándalo de las coimas.
Pero fueron las adendas que se anexaron al contrato las que hicieron que el asunto comenzara a oler feo. Según un informe de Ositrán de marzo del 2015, el presupuesto del Tramo 2 se ha incrementado en 207%, alcanzando un costo de US$ 653 millones. Mientras que el Tramo 3 aumentó en 105% llegando a costar 602 millones de dólares. Jugosísimos aumentos del presupuesto que no sólo han beneficiado a los extranjeros sino también a nuestros compatriotas.
GYM-ODEBRECHT
Pocos meses después de hacerse con la concesión de la Interoceánica, Graña y Montero volvió a arrimarse a Odebrecht y a Andrade Gutiérrez para engendrar y parir un nuevo consorcio:IIRSA Norte, al que se le adjudicó la vía que une Paita con Yurimaguas. Una carretera de 955 Kilómetros de pista que les fue entregada por 25 años a cambio de comprometerse a invertir 550 millones de dólares.
Como en los negocios no hay amistad sino rentabilidad, Graña y Montero y Odebrecht, luego de esta concesión, apartaron a Andrade Gutiérrez de los nuevos negocios que estaban porvenir. Y en marzo del 2010, juntos, Marcelo Odebrecht y José Graña, volvieron a crear un consorcio ganador: Línea 1 Metro de Lima (67% brasileño y 33% peruano). Ofertaron 519 millones de dólares en el concurso de licitación y se metieron la obra al bolsillo. No se quedaron conformes y también fueron por el tramo 2, La obra, que comprende el tramo avenida Grau-San Juan de Lurigancho, también la ganaron con una adjudicación de 900 millones de dólares. A Alan García las fotos de la inauguración de estas obras le sirvieron para despedirse de su paso por Palacio en el 2011.
El 26 de junio el fiscal Hamilton Castro, de la Fiscalía Anticorrupción, anunciaba que se había abierto una investigación a la concesión de la Interoceánica. Siete días más tarde, el Contralor informaba, sin pizca de vergüenza, que la Contraloría tenía encajonados cinco informes de auditorías desde el año 2006, en los que "se revela una serie de irregularidades en la adjudicación de la buena pro en la concesión de IIRSA Norte". Y añade: "En relación a la Interoceánica sur, tramo III, la Contraloría identificó problemas constructivos en los puentes Chiporongo y Chaquimayo así como la colocación de pavimentos en espesores menores a lo ofertado en la concesión y la presencia generalizada de fisuras en pavimento, entre otros problemas". La omisión de funciones de Fuad Khouri, escondiendo estos informes, les ha servido a estas empresas para seguir contratando con el Estado impunemente.
Al dúo Odebrecht-Graña y Montero también les fue bien en la era Humala. De hecho, volvieron a concebir un nuevo hijo: Río Santo (74% brasileño y 26% peruano) y se hicieron de la tercera etapa del proyecto de irrigación Chavimochic, a finales del 2013. La oferta de cofinanciamiento fue de 373 millones de dólares. La construcción comenzó en el último octubre del año pasado y tiene que entregarse en 2019.
La alianza Graña y Montero y Odebrecht se resquebrajó en marzo del año pasado, cuando iban a ir por un premio bastante grande: la Línea 2 del Metro de Lima, Para ello conformaron el Consorcio Metro de Lima Línea 2, donde, entre las observaciones a la licitación, pidieron a Pro inversión la postergación de la buena pro. Pro inversión no aceptó las sugerencias, dejando fuera de juego a los socios peruano-brasileños. El millonario contrato quedó en manos del Consorcio Nuevo Metro de Lima, integrado por empresas españolas e italianas, que propusieron un costo de 3,695'064,879 dólares.
Según fuentes del rubro, esa derrota no gustó a los brasileños, que culparon del fracaso a sus socios peruanos. "Cuando una empresa peruana y una extranjera van en consorcio, la compañía nacional siempre es la encargada del tema legal y del lobby. La extranjera se encarga de traer el dinero", dice una fuente especializada en licitaciones.
El enfriamiento de los negocios de Odebrecht con Graña y Montero se hizo público en la siguiente licitación: el gasoducto del sur. Por esta puja, que tuvo lugar en junio del 2014, Odebrecht prefirió correr con nuevo socio, la española Enagás. Ofertaron US$ 7,192 millones. La licitación ganada también fue duramente cuestionada.
El domingo pasado el programa Cuarto Poder emitió un reportaje señalando todas las obras ganadas por Odebrecht que deberían estar bajo la lupa. Y, como era de esperarse, en ningún momento mencionó a Graña y Montero, accionista por extensión de América TV.