Las distorsiones en el precio del GLP
La verdad de la milanesa
Por Jorge Manco Zaconeti (Investigador UNMSM)
Lo que está sucediendo con los precios del gas licuado de petróleo (GLP) más conocido como gas doméstico que se expende en balones de 10 kilos y también en granel, es una comprobación más de las profundas distancias entre el discurso electoral y la realidad del mercado. De la demagogia política que ofrecía el balón a S/ 12 nuevos soles debemos transitar a la sensatez económica, donde el precio refleje la escasez o abundancia relativa de un bien para satisfacción del usuario en precio, calidad y oportunidad, regulando los abusos, las excesivas ganancias pero también evitando los subsidios indiscriminados que resultan perniciosos en última instancia. Sin subsidios a la boliviana pero tampoco con abusos al consumidor, por un balón que se vende en promedio sobre los S/ 35 nuevos soles, aunque no debiera costar más de 25 nuevos soles.
De allí la importancia de analizar las propuestas del gobierno para disminuir el precio del balón de GLP a través de PetroPerú, de un hidrocarburo que resulta de una mezcla del propano y butano, y que gracias al efecto Camisea por los líquidos de gas natural extraídos somos autosuficientes con pequeños márgenes de exportación un poco más de 7 mil barriles diarios del GLP de una producción total que bordea los 46 mil barriles diarios, por tanto la demanda interna se satisface con un poco más de 39 mil barriles diarios resultando Lima el principal mercado con una concentración del 54 % del mercado nacional.
La disminución anunciada de cinco nuevos soles en promedio en el balón de 10 Kg a partir del 25 de febrero próximo por las altas autoridades de PetroPerú no deja de ser una buena noticia para los consumidores, sin embargo consideramos la medida como limitada, temporal, de emergencia para presionar a la baja a un energético que desde la década de los noventa del siglo pasado ha tenido un comportamiento creciente para transitar de los 9 mil barriles diarios a casi 40 mil barriles, con tendencia al incremento.
Debemos asumir la medida como temporal por las dificultades que entrañaría la compra y el canje de un balón vacío por uno lleno en las estaciones de servicio de la cadena Petrored y otras. Es decir, para viabilizar la medida a través de la cadena de grifos de bandera que siendo estaciones de servicios privados, mantienen contratos de exclusividad en el abastecimiento de los combustibles producidos por PetroPerú. Evidentemente el usuario con movilidad propia podrá asumir el costo de transporte al grifo más cercano, pero a los ciudadanos de a pie que somos la mayoría, el transporte para el canje entrañaría un costo cercano o similar al ahorro del precio con el agravante de la seguridad.
Si se tiene presente que son más de 400 los grifos de bandera de la cadena Petrored que llevan el logo de PetroPerú, pues la petrolera estatal tuvo que transferir al sector privado sus 78 grifos en 1992 a precios castigados, estaciones que hoy serían de suma utilidad para regular el mercado de combustibles. De allí, la importancia de la integración vertical por medio de la reconstrucción de grifos y gaseocentros especialmente en provincias.
La propuesta de Petroperú consiste en reducir el costo de la distribución minorista mediante la colocación directa de balones en los grifos de Petroperú y cadenas de grifos afiliadas a Petroperú, disminuyendo la participación de los distribuidores minoristas de S/ 8.4 a S/ 3.5 nuevos soles como se podrá observar en el cuadro oficialmente distribuido. Donde se expone la formación del precio del gas licuado producido por PetroPerú a través de la refinería Talara, que puesto en el Callao tiene un precio de 18.1 nuevos soles por balón que sumado al IGV del 18%, resulta en un precio de refinería de S/ 21.6 por un balón de 10 kilos.
En verdad, una medida de esta naturaleza no resuelve el problema de fondo, pues si se tiene presente que PetroPerú a través de la refinería Talara con una producción de gas licuado de petróleo (GLP) a base del petróleo crudo resulta un productor marginal, con una producción diaria de gas licuado menor a los 4,500 barriles de una producción total de casi 46 mil barriles diarios. Esto significa en teoría económica que PetroPerú con los mayores costos de producción está determinando el precio interno del GLP, a pesar que Pluspetrol empresa operadora del Consorcio Camisea en los lotes 88 y 56 está produciendo mayores volúmenes de este derivado a partir de los líquidos de gas natural con menores costos de producción.
EL GLP OBTENIDO DE LOS LÍQUIDOS
Es por todos conocidos que el gas licuado de petróleo (GLP) se obtiene a través de las refinerías o partir de las plantas de fraccionamiento de gas natural, de donde proviene dicho sea de paso la mayor producción, constituyéndose en el mayor productor el Consorcio Camisea y la empresa operadora es Pluspetrol Perú Corporation (PPC), donde gracias a la productividad y eficiencia de los trabajadores se ha elevado significativamente la producción. Así, la producción de GLP provenientes de los campos de Camisea está sobre los 38 mil barriles diarios con tendencia al aumento en la medida que sea una realidad la ampliación de la Planta Malvinas.
En la estructura del precio del GLP obtenido a partir de la Planta de Fraccionamiento de Pisco, se puede observar en el cuadro que el precio de producción es de 11.3 nuevos soles por balón de 10 kilos, equivalente al 32% y en verdad con una efectiva regulación sería hasta menor, El margen de comercialización y distribución resulta ser de S/ 11.1, es decir casi como la participación al productor con (32%), y el Estado participa con S/ 6 nuevos soles en una balón de 10 kilos por concepto de regalías que equivalen al 17% y por concepto de impuestos un promedio de S/ 5.6 lo que representa una participación del 16%, lo que hace una participación total del 33%.
Con estas consideraciones se debe hacer transparente la estructura de costos en la producción de los líquidos de gas natural de Camisea y de los otros productores marginales como Repsol a través de La Pampilla, de las Plantas de Fraccionamiento de Gas Pariñas, Graña y Montero y Aguaytía, pero fundamentalmente del principal productor, el Consorcio Camisea, donde Repsol como accionista de los lotes 88 y 56 más su participación en el transporte, se lleva la parte de león, pues participa en el mercado de Lima con una producción de 11 mil barriles diarios, gracias al contrato de abastecimiento con su empresa vinculada Pluspetrol.
Si a ello se agrega que por medio de su empresa filial Solgás participa en el envasado, comercialización y distribución de gas licuado, con una concentración superior al 45%, se podrá observar la importancia que tienen los márgenes de distribución y comercialización.
Para enfrentar estas distorsiones la petrolera estatal PetroPerú debiera ser fortalecida y modernizada contando con una unidad de envasado y distribución mayorista-minorista de gas licuado de petróleo, es decir reconstruyendo lo que fue alguna vez Solgás.
Pero esto constituye un todo integral, pues lo que debiera hacerse en el sector de hidrocarburos tiene varias aristas, en especial en el mercado de combustibles para ganar en transparencia y modernidad, sin abusos al consumidor ni sobre ganancias indebidas con el beneplácito del organismo regulador. De allí, la necesidad de modificar la bendita teoría de la paridad de importación y exportación, pues siendo autosuficientes en la producción del gas licuado de petróleo se tenga que depender de referentes internacionales como el Mont Belvieu (Texas), que permite ganancias extraordinarias a las empresas del llamado consorcio Camisea, con el agravante de estar subsidiando a través del Fondo de Combustibles a los productores locales de GLP.