Irán hará públicas nuevas pistas sobre el asesinato de científicos nucleares

El ministro de Inteligencia de la República Islámica de Irán, Heidar Moslehi, ha sostenido este martes que Teherán ha obtenido pistas considerables sobre los asesinos de los científicos nucleares iraníes.

“En el caso de la identificación de los autores del asesinato de los científicos nucleares de Irán hemos conseguido buenos resultados, cuyas noticias serán divulgadas en un momento adecuado”, ha afirmado el titular iraní en declaraciones a los periodistas en la ciudad de Mashhad (noreste de Irán).

Las declaraciones del ministro iraní de Inteligencia se formularon en el mismo día que Mayid Yamali Fashi, espía de la Agencia de Inteligencia del régimen de Israel (Mossad) y autor del asesinato del científico nuclear iraní, Masud Ali Mohamadi, fue ejecutado en Teherán, capital de Irán.

Yamali Fashi, estallando el 12 de enero de 2010 una moto bomba, causó la muerte de Alí Mohammadi, físico nuclear iraní y catedrático de la Universidad de Teherán.

Más tarde y tras su detención, el asesino del profesor iraní confesó ante el tribunal que había sido entrenado y financiado por agentes del Mossad.

El asesinato de Masud Ali Mohamadi no ha sido el único atentado registrado contra los científicos iraníes vinculados con el programa nuclear pacífico del país persa.

El 29 de noviembre de 2010 un grupo de terroristas perpetró dos atentados contra dos profesores de la Universidad Shahid Beheshti de Teherán, en uno de ellos, el doctor Mayid Shahriari perdió la vida en el lugar de los hechos y, en el otro, el doctor Fereidun Abbasi y su esposa resultaron heridos.

El pasado 23 de julio de 2011, terroristas no identificados asesinaron al científico iraní Dariush Rezaineyad, de 35 años e hirieron a su esposa cerca de su casa en el este de Teherán.

El último asesinato se registró el pasado 11 de enero, en el norte de Teherán, donde el profesor de química y destacado científico nuclear iraní, Mostafa Ahmadi Roshan, de 32 años, que trabajaba en la central nuclear de Natanz, ubicada en la provincia de Isfahán, centro del país, fue asesinado junto con su chofer a consecuencia de la explosión de una bomba lapa colocada a su coche.

Algunas autoridades del régimen israelí y ciertos aspirantes presidenciales de EE.UU. habían considerado los asesinatos a los científicos nucleares iraníes como la única vía para frenar el progreso del país persa en alcanzar la tecnología nuclear para usos pacíficos.