El ministro ruso de Exteriores reitera la oposición de Moscú a cualquier intervención militar extranjera en el conflicto y se inclina hacia una solución a la yemení.
Rusia apoyará el cese del presidente Bachar el Asad, si los sirios se ponen de acuerdo de forma pacífica y democrática sobre ese desenlace del conflicto que los enfrenta, según dijo el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en una conferencia de prensa convocada de urgencia el sábado en Moscú.
El jefe de la diplomacia rusa reiteró su oposición a los llamamientos, cada vez más “agudos” y “emocionales” a favor de una intervención militar extranjera en Siria e insistió en que Moscú no dará luz verde en el Consejo de Seguridad al uso de la fuerza en aquel país. “Nos basta con Irak y con la democratización en Libia”, señaló el ministro, quien advirtió de la amenaza de un “arco de inestabilidad desde el golfo Pérsico hasta el Mediterráneo” combinada con un agravamiento del conflicto de suníes y chiíes en el mundo islámico.
El plan de paz del ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, que fue apoyado por el Consejo de Seguridad, “ha comenzado a fallar”, pero es todavía válido, si se endereza mediante una conferencia internacional en la que participen los vecinos de Siria (Irán, Irak, Turquía, Jordania y Líbano) y la UE, además de los miembros del Consejo.
Lavrov se refirió al ejemplo Libia, escenario en el que Rusia se ha sentido traicionada por Occidente, y donde los occidentales no supieron predecir las consecuencias de la intervención militar (la “democratización” que no llega). En el caso de Siria, Lavrov aludió a la incongruencia de apoyar el plan de Annan y al mismo tiempo, alentar a la oposición.
El objeto de la conferencia propuesta por Rusia sería, según el ministro, obligar a los sirios a llegar a un acuerdo entre ellos, como sucedió en Yemen. Aquel país aún no ha resuelto sus problemas, pero las partes en conflicto dialogaron “sin que hubiera condiciones previas de que el presidente debía irse y eso fue el resultado de la negociación. Si los sirios se ponen de acuerdo en eso, estaremos contentos de apoyarlos, (…) pero imponer una solución desde fuera es inaceptable y no es el camino para resolver de forma estable del problema”, afirmó Lavrov. Y matizó: “No apoyamos al régimen (sirio), sino las posibilidades de estabilidad en el mundo islámico y en esa región”.
Lavrov distribuyó las responsabilidades de la violencia en Siria entre las autoridades, la oposición y también los que “promueven sus intereses geoestratégicos” y tratan de provocar una injerencia externa. El plan de Annan tuvo algunos resultados positivos en abril y luego “comenzó a fallar seriamente”. No obstante, Rusia “no ve una alternativa” a ese instrumento internacional para regular el conflicto sirio.
La conferencia propuesta por Moscú permitiría entender si el plan de paz de Annan falla “por falta de coordinación” o porque hay partes interesadas en que así sea. Según Lavrov, “hay fuerzas muy influyentes que quieren reventar el plan Annan para mostrar la incapacidad del régimen y la necesidad de una intervención exterior”. Rusia se opone a una intervención armada, “no por defender a El Asad y a su régimen, sino porque sabemos cuán difícil es la composición interconfesional del Estado sirio, porque sabemos que algunos de los que piden una intervención exterior quieren alterar esa composición interconfesional y quiere convertir a Siria en un polígono de supremacía en el interior del mundo islámico”, dijo el ministro refiriéndose a los conflictos entre suníes y chiíes.
Preguntado por la actitud de EE UU sobre la participación de Teherán en la conferencia propuesta, Lavrov dijo que Washington “no se opone” a ello y que, de desearlo, podría mostrar una actitud tan “pragmática” como lo hizo cuando conversó con representantes iraníes para garantizar la seguridad de los soldados estadounidenses en Irak. La conferencia internacional debe tener lugar cuanto antes, tras una reunión previa de expertos y después de conocerse los resultados de las investigaciones de la ONU y las organizaciones humanitarias sobre los responsables de la violencia que está viviendo Siria en las últimas semanas.
Lavrov se refirió al marco de negociaciones para regular el conflicto de Nagorno Karabaj, que estalló entre Armenia y Azerbaiyán en los años ochenta, o los problemas palestinos, dando a entender así que era preferible encauzar el conflicto sirio en un proceso de larga duración como en esos casos que actuar de forma precipitada e imprevisible en nombre de los derechos humanos con el riesgo de aventar otros conflictos en la zona.
fUENTE: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/06/09/actualidad/1339248424_826849.html