Rusia vuelve al Ártico, zona que por su posición geopolítica y riqueza recupera una importancia estratégica prioritaria.
El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que Rusia reabre su base militar en el archipiélago de Nueva Siberia, en el Ártico Oriental, abandonada hace 20 años.
Sin embargo, la creciente lucha por las riquezas del Ártico y las perspectivas cada vez más prometedoras de la Ruta Marítima del Norte, la vía más corta de Europa a Asia que pasa entre las costas septentrionales de Siberia y los inmensos campos de hielo, hacen que la presencia en el área sea imprescindible.
La importancia del tema quedó patente en una conferencia especial del jefe de Estado y el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigu.
“Acordamos reabrir la base militar, arreglar el aeródromo e implementar la cooperación de militares, representantes del Ministerio para Situaciones de Emergencia, hidrólogos y meteorólogos para garantizar el buen funcionamiento de la Ruta Marítima del Norte”, dijo Putin tras la conferencia y destacó que el despliegue de la base permitirá reforzar el control de esa zona del Ártico ruso.
La Ruta Marítima del Norte, abierta a la navegación ya en el siglo pasado, es ahora más viable y económica debido al calentamiento global y permite ahorrar de 12 a 15 días respecto al tradicional recorrido de Europa a Asia por el canal de Suez.
Fuentes del alto mando ruso, citadas por el diario Kommersant, indican como principal motivo de la reapertura de la base en el Ártico las crecientes disputas por las ingentes reservas de hidrocarburos en la plataforma continental.
“Las discrepancias entre los países ribereños ya disparan tensiones y atizan la militarización del Ártico. También aspiran al reparto de las riquezas árticas muchos estados extrarregionales. De ahí el imperativo de la presencia militar rusa en el área, reclamada tanto por los intereses seguridad nacional como por los económicos”, destacó la fuente militar.
Según Iván Safrónov, experto del diario Kommersant, los militares rusos han tenido que elegir entre la apertura de bases en Cuba, en las islas Seychelles o en Vietnam, y han dado prioridad a la gélida Nueva Siberia.
Sin esperar el despliegue de la base en el archipiélago ártico, la Armada rusa ya envió a la zona una decena de navíos.
La presencia del portamisiles nuclear Pedro el Grande, buque insignia de la Flota del Norte, ya marca la importancia que Moscú concede a esta misión.
Además de llevar a cabo ejercicios militares en aguas próximas al archipiélago, el grupo naval, integrado por dos grandes buques de desembarco, Olenegorski Gorniak y Kondopoga, dejó en la isla Kotelni, donde se ubica la base, los materiales de construcción y equipos necesarios, así como especialistas y constructores.
El jefe de la Flota del Norte, almirante Vladímir Koroliov, informó esta semana al Estado Mayor General que ya el próximo 1 de octubre el aeródromo de Temp, en Nueva Siberia, será capaz de recibir helicópteros y grandes aviones de transporte, como los Antonov An-72 y An-74.
“Hemos vuelto, y siempre estaremos en esas tierras rusas”, declaró en la ocasión el viceministro de Defensa, Arkadi Bajin.
También está previsto construir un muelle, viviendas y otras instalaciones.
Para el 29 de septiembre se prevé la llegada de los primeros efectivos militares de la base ártica rusa.
RIA Novosti en Español, 18-09-2013