El dictador chileno Augusto Pinochet preparó armas químicas para emplearlas contra el Perú, en el supuesto de que el Gobierno peruano intentara recuperar el territorio robado por Chile durante la guerra de rapiña que los chilenos emprendieron para saquear, robar y asesinar a peruanos y bolivianos.
Michael Townley, exagente de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina), reveló en 2006, por exhorto judicial, que esta decisión fue tomada en la década de 1970, cuando la fuerza militar peruana era muy superior a la chilena.
"En esa época el Perú tenía una fuerza militar muy poderosa y la idea del [gas] sarín era poder usarlo como arma defensiva en el norte de Chile, área desértica con muy escasa población", manifestó durante las investigaciones del asesinato del agente de la Dina, Eugenio Berríos, crimen en el cual se empleó el gas sarín, según da cuenta la agencia AFP.
Townley actualmente vive en los Estados Unidos, en condición de testigo, donde cuenta con protección debido a este caso, a cargo del juez Alejandro Madriccid.
Terminada la dictadura de Pinochet, en 1990, Eugenio Berríos huyó de Chile y se refugió en Uruguay, donde su cadáver apareció en 1995 en una playa cercana a Montevideo.