La lista incluye 17 jefes de estado y 28 supermillonarios
Tal vez uno de los clichés más trillados de geopolítica necesita revisión. Al menos desde el final de la guerra fría, “El hombre más poderoso del mundo” ha sido un accesorio de norma del Presidente de los Estados Unidos. Ahora, si ha de creerse en Forbes, ese título pertenece al presidente de Rusia, gobernante del vencido rival de la Guerra Fría.
Por segunda vez desde que en 2009 la revista de negocios de Estados Unidos comenzó su práctica de hacer el listado de las personas más poderosas del mundo, este año no se considera a Barack Obama el N.o 1. En 2010, la distinción fue para Hu Jintao, el expresidente chino. Y hoy es la hora de Vladimir Putin, correcto.
Estas clasificaciones son enteramente subjetivas; en realidad, su existencia es simplemente evidencia de la obsesión estadounidense por las listas, los números y su eterna búsqueda de la verdad definitiva en las estadísticas. Pero son divertidas, indudablemente.
Sin embargo, el descenso de Obama y la promoción de Putin (desde el tercer lugar en 2012) subrayan una verdad fundamental sobre la naturaleza del poder. En lo que atañe a “poder duro” objetivo, los EE. UU. durante mucho tiempo vienen reinando supremamente: un presupuesto de defensa superior a los de los diez países juntos que le siguen en gasto*, una capacidad única para enviar tropas a cualquier rincón del mundo, una colosal potencia de fuego y (como confirma la actual conmoción sobre la NSA) una tecnología insuperable.
Pero las cosas no son tan simples. El poder reside en la percepción de poder o, dicho de otro modo, de la disposición de un individuo o estado para usarlo. El comportamiento reciente de Obama —al menos por lo que se ve en Siria— sugiere que se siente incómodo en ese papel. Tales dudas no atormentan a Putin.
Afortunadamente para los Estados Unidos y el resto de nosotros, el poder económico vale por lo menos tanto como el poder militar, si la lista de Forbes es algo que sirve de guía. Por eso Angela Merkel está en el puesto 5 —aunque la disposición de Alemania para usar el poder militar es cercana a cero—, delante de David Cameron (11) y François Hollande (18), quienes gobiernan países que son potencias nucleares y hablaron amenazadoramente contra Siria.
Aun así, poner al nuevo Papa en el cuarto lugar podría ser demasiado. La humildad personal y el ejemplo moral del Papa Francisco son indudablemente inspiradores, pero los escándalos que han plagado a la conservadora iglesia católica pueden ser difíciles de superar. Por el contrario, el nuevo gobernante de China, Xi Jinping, que entra en la lista con el N.o 3, tiene claramente potencial de alza, como dicen los analistas bursátiles.
En general, sin embargo, Estados Unidos continúa siendo el primero. De los 72 nombres en la lista (cada uno representa 100 millones de la población mundial), 28 son estadounidenses. La mayor parte de ellos son jefes de poderosas corporaciones, además del inevitable Ben Bernanke, Presidente de la Reserva Federal, que es el N.o 7. El contingente de alta tecnología (los jefes de Facebook, Google, Microsoft, Apple, etc.) también da testimonio del duradero “poder blando” de los EE. UU.
Aparte de Putin, sólo tres rusos integran la lista, lo que es un reflejo más preciso de la modesta clasificación económica del país ruso (más o menos el décimo, medido por el PIB). Finalmente, es bueno ponerle el ojo a alguien que puede dar una sorpresa: Sepp Blatter, quien ocupa el puesto 69 en la lista de Forbes. Quién sabe, cuando llegue el Campeonato Mundial de Río 2014, el jefe de la FIFA podría reemplazar a Putin.
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* Leer Presupuesto militar de los EE. UU. en la década 2001-2010
Traducción por Con nuestro Perú de
The Independent, 30-10-2013