Por Adrián Salbuci

Entre el 26 y el 31 de agosto se realiza la Cumbre de Países No Alineados en Teherán, República Islámica de Irán, que muchos consideran tendrá especial trascendencia ante los estragos ocasionados por la “primavera árabe” —verdaderas guerras civiles ingenierizadas por las potencias occidentales— en todo el mundo islámico.

El ayatolá Alí Hoseiní Jamenei y el presidente Mahmoud Ahmadineyad darán la bienvenida a más cuarenta jefes de Estado y altos funcionarios nacionales e internacionales, que incluyen al presidente Mohamed Morsi de Egipto (nación que entregará la presidencia rotativa a Irán), al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon (ferozmente criticado por EE. UU. por su decisión de concurrir), y a los presidentes de India, Monmahar Singh, y de Pakistán, Asif Ali Zardari, quienes aprovecharán la Cumbre para reunirse en forma bilateral para tratar de resolver de forma pacífica las tensiones existentes entre ambas potencias nucleares.

Por Ana Carbajosa, Jerusalén


El esquema de conducta rutinario del Ejército en los territorios ocupados no diferencia entre mayores y menores de edad, dicen los militares que se han atrevido a romper el silencio.


El joven D. ha pasado como la mayoría de los israelíes tres años en el Ejército. A diferencia del resto, llegó un momento en el que decidió desertar porque no le gustaba lo que veía ni lo que se veía obligado hacer. Pasó por la cárcel y ahora se plantea dejar por escrito las experiencias que le marcaron como soldado y que no se puede quitar de la cabeza. Puede que las que más le ronden sean las de los niños. Las de los soldados que pegan y abusan de los niños, a menudo víctimas de los excesos del Ejército de ocupación. Su experiencia y la de otros soldados que han decidido hablar, las publica Breaking the Silence, la organización israelí que aspira a romper el silencio que rodea a los crímenes y excesos que cometen los jóvenes soldados en un país en el que la mili es obligatoria y que se siente en guerra permanente.