Diseño y Color es principal exportadora textil, pero se aprovecha de trampas legales para cometer graves atropellos contra los derechos de los trabajadores y destruir su sindicato
Como habíamos señalado1, las ventajas dadas a las pequeñas empresas, para que puedan pagar menos beneficios sociales a los trabajadores, han sido aprovechadas por grandes empresas para fraccionarse en varias más pequeñas y así burlar legalmente el pago de beneficios sociales, pero el gobierno ha mentido a los políticos norteamericanos diciendo que en el Perú se hacen respetar los derechos laborales. A estas malas empresas hay que conocerlas por su nombre, pues pretenden obtener riqueza basada en la violación de elementales derechos laborales.
Es el caso de Diseño y Color S. A., que se ubica entre los primeros diez exportadores de confecciones del Perú y produce prendas para reconocidas marcas norteamericanas, como Gap y Abercrombie & Fitch Diseño y Color S.A., según informa su sindicato, que esta mañana protestó frente a la sede del ministerio de Trabajo en San Borja.
Esta empresa ha aprovechado los dispositivos para pequeñas empresas con el fin de aumentar sus ganancias a costa del maltrato a sus trabajadores, quienes han sufrido múltiples abusos. En el 2001 transfirió a sus trabajadores a empresas creadas por ella misma (Icadie, Aquarella, Balarin) sin pagos indemnizatorios en muchos casos, según informes de los trabajadores.
Exportaciones millonarias y miseria de sus trabajadores
La información oficial de aduanas revela que la única empresa que figura exportando es Diseño y Color (y no las nuevas empresas creadas artificialmente por ésta), con cifras superiores a los 60 millones de dólares, lo que demuestra una clara maniobra para evadir responsabilidades sociales y laborales y el reparto de utilidades de ley para sus trabajadores.
El 12 de octubre, un grupo trabajadores de la empresa Icadie S.A.C- Diseño y Color decidieron organizar un sindicato, animados por las promesas de cumplimiento de los derechos laborales que ministros y empresarios han sostenido durante la negociación del Tratado de Libre Comercio con EE.UU., pues Diseño y Color S.A. es una de esas empresas exportadoras que se han visto y se verán beneficiadas con la apertura del mercado de EE.UU.
En los días siguientes a la constitución del sindicato, dirigentes y afiliados fueron despedidos con causas inventadas por la empresa, con el objetivo de liquidar la organización, como tantas otras veces. Esta vez los trabajadores acudieron a la Federación Internacional de Trabajadores Textiles, del Vestido y Calzado (FITTVC) para exponer su caso y demandar apoyo y solidaridad internacional. La FITTVC responde a este pedido y expresa su preocupación a la empresa y a uno de sus principales clientes, la empresa norteamericana Gap.
Gap reaccionó con prontitud (como lo hizo en el caso de Topy Top), hablando con Diseño y Color, exigiendo que cese las violaciones a los derechos de estos trabajadores. El 27 de noviembre, un representante de Gap, el sindicato recién creado y los representantes de la empresa llegaron al acuerdo de reponer a los dirigentes y afiliados despedidos, reconocer al sindicato y abrir un proceso de reuniones para seguir abordando las preocupaciones.
Esta gran victoria de los trabajadores no fue más que una ilusión que duró unas horas, pues al día siguiente comenzaron los actos de hostilidad.
Temperaturas infernales en venganza contra los trabajadores
La mayoría de los fundadores del sindicato trabajan con grandes máquinas, calderos y secadoras de tela. Esta área, para 50 personas, contaba con 4 amplias salidas, conectadas con otras secciones, por las que el personal transitaba por razones del trabajo y permitían una mayor circulación del aíre, necesaria por la alta temperatura de las máquinas. Pero en represalia, la empresa clausuró esas salidas con puertas de metal y candados. Sólo dejaron una pequeña puerta libre y se les prohibió circular por otras áreas, bajo amenaza de amonestación. De esta manera aislaron al sindicato para que no hable con otros trabajadores y pusieron en riesgo su salud y su vida al obligarlos a soportar más de 42 grados de temperatura y atentar contra su seguridad en caso de siniestro, pues con una sola puerta una evacuación sería difícil.
Les quitaron el comedor
Además, les negaron el comedor que usaban diariamente y los obligan a alimentarse en su misma área, donde no sólo hay intenso calor, sino pelusas que flotan. Pese a todos estos actos de intimidación, el sindicato consiguió adherir más trabajadores, que han llegado a 500.
Amenazan con despedir a unos 3000 trabajadores
El 30 de noviembre la empresa ha anunciado el fin de los contratos de una cantidad aún no precisada de trabajadores, aduciendo baja de producción y de pedidos. Sólo en Icadie laboran más de 3000 trabajadores. La noticia provocó el llanto y congoja de muchas trabajadoras al ser informadas que están en una lista de quienes ya no laborarán. Algunos trabajadores informan haber visto listas pegadas de quienes no serán contratados, entre los que figurarían los actuales dirigentes sindicales.
¿Y el ofrecimiento de respetar los derechos laborales con el TLC con EE.UU?
Los costosos lobbies en EE.UU. para convencer a los congresistas norteamericanos sobre las bondades del TLC y para abrirles mercados a las empresas exportadoras peruanas han sido financiados por todos los contribuyentes, entre los que se encuentran los trabajadores afectados.
Es necesario cambiar la mentalidad codiciosa, cavernaria y presumida de muchos empleadores que creen que es ético y moral crear riqueza a costa de la explotación de los trabajadores y la violación de sus derechos. Estos señores se exhiben en los medios como empresarios respetables y exitosos. No son respetables, pues no merece respeto quien viola la ley con premeditación para negar derechos elementales a los trabajadores y mantenerlos en la pobreza. Tales empresarios son unos fracasados, pues sin el margen de ingreso que les genera la explotación y burla de derechos serían incapaces de crear sana riqueza habiendo condiciones favorables. En realidad estos empresarios son una amenaza para la sociedad, pues lejos de traer bienestar y paz son creadores de miseria, desgracia y conflicto.
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1 Leer:
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El perro del hortelano y el trabajo