“La única esperanza es que la buena Rusia avise de los lanzamientos con antelación”, aseveró el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.
Es imposible interceptar el misil balístico Oréshnik y el daño de su uso sería “inadmisible”, advirtió este domingo Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.
En una publicación en su cuenta de Telegram, Medvédev aseguró que los países europeos tratan de comprender si sería posible interceptar este novedoso misil balístico ruso y con qué rapidez podría alcanzar las capitales europeas.
“La respuesta [es la siguiente]: los daños [serían] inadmisibles, es imposible derribarlo con medios modernos y estamos hablando de cuestión de minutos. Los refugios antiaéreos no ayudarán, así que la única esperanza es que la buena Rusia avise de los lanzamientos con antelación”, expresó el político ruso. “Por lo tanto, es mejor dejar de apoyar la guerra”, aconsejó el expresidente ruso en referencia al continuo apoyo armamentístico de la Unión Europa a Kiev.
En cuanto a las afirmaciones falsas aparecidas en el ámbito informativo de Ucrania acerca de que Oréshnik no existe, Medvédev ironizó y dio un consejo a aquellos que las aceptan como verdaderas. “'No existe ningún Oréshnik'. Correcto, ¡hay que hacerlo sencillo! Y para protegerse basta únicamente con cerrar los ojos. Para quienes cierran los ojos, el problema desaparece automáticamente”, bromeó el expresidente ruso.
Oréshnik es un novedoso misil balístico de alcance intermedio capaz de impactar contra sus objetivos a una velocidad hipersónica de Mach 10, lo que equivale a casi tres kilómetros por segundo.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, informó por este jueves que un misil Oréshnik equipado con ojivas convencionales había alcanzado con éxito un objetivo ucraniano.
El lanzamiento de Oréshnik contra una planta militar en Dnepropetrovsk se efectuó en respuesta a los ataques de Kiev con misiles balísticos de largo alcance estadounidenses ATACMS y misiles de crucero británicos Storm Shadow contra el interior del territorio ruso internacionalmente reconocido. Concretamente, se trató de ataques a instalaciones militares en las provincias de Briansk y Kursk, luego de que el régimen de Kiev obtuviera el permiso de Occidente.
RT, 24.11.2024