Gobierno celebra muerte de trabajadores con ministerio maniatado
la victoria rescate de cuerpo de trabajadorGarcía guarda minuto de silencio, pero no quiere dar atribuciones al ministerio de Trabajo para sancionar ejemplarmente a empresas que violan la ley exponiendo la vida de los trabajadores


Sigue el culto a la muerte del gobierno, esta vez invitaron a la parca a cosechar ocho vidas para condolerse, para guardar su minuto de silencio, para correr a la foto y para muchos otros teatros mediáticos. Los trabajadores no tenían seguro de salud ni de vida.

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Con esta tragedia en La Victoria, provocada por la impresa informal J. A. Constratistas Generales se repite la historia de siempre: muertos y heridos, como lo ocurrido ayer, 12 de diciembre, en la zona de Gamarra con esta constructora.

Pero, como habíamos señalado repetidamente, la legislación en el Perú considera al trabajador una cosa mucho menos valiosa que los soles que puede recaudar el gobierno en tributos, pues la SUNAT tiene amplios poderes coercitivos: para multar, descerrajar, embargar, cerrar, enviar a prisión a las empresas o empleadores que incumplan con las obligaciones tributarias, sin necesidad de pasar por el poder judicial, poder del cual carece el ministerio de Trabajo, que traslada los problemas al poder judicial para un largo proceso que muchas veces termina por cansancio con la burla al trabajador.

Y tengamos en cuenta que el incumplimiento de obligaciones tributarias, en su modalidad más grave, no implican muerte, pero la burla a las leyes laborales muchas veces acarrea muerte, invalidez y desamparo a las familias.

Como gran cosa, la ministra recomienda que el trabajador no acepte malas condiciones de trabajo, lo cual no es más que una burla, teniendo en cuanta la cantidad de gente desempleada que pugna por un puesto aunque sea mal pagado y sin medidas de seguridad, que además, el trabajador desconoce parcial o totalmente.

Pero, pese a que han asegurado a Estados Unidos que aquí se respetan los derechos laborales, el gobierno es cómplice de la muerte a y deja matar, allí está la ministra para aparecer acongojada en la foto cuando la muerte tuvo sus presas.

¿Por qué una empresa que mata puede seguir operando, mientras que una que evade impuestos puede ser cerrada? La respuesta es que el “muerto de hambre” (como dice Del Castillo), el “malnacido”, como dice Chimpler, o el “comechado”, como dice Alan García, es un cholo que no vale nada, y como el cholo es un producto que abunda, no importa que muera en el camino, habrá otro cholo que cubra el puesto.

Reina la informalidad, la muerte y la burla a la ley, las estadísticas de muerte de trabajadores de construcción civil aumentan de año en año. No obstante, para el TlC, se miente a Estados Unidos diciendo que el gobierno se preocupa por los derechos laborales.

 

Además, de 160 mil trabajadores de construcción civil, sólo se encuentran 45 mil en planillas, sin seguro de salud, de vida ni con cotización para jubilación para su vejez, con el agravante de saber que el trabajador de construcción, a cierta edad, más o menos a los 45 años, ya no puede realizar los esfuerzos físicos que hacía a los 18 ó 25 años, y la construcción es lo que sabe hacer, es su oficio, que conforme avancen los años ya no tendrá la misma vigencia para él.

Medidas necesarias

Si el gobierno quiere de verdad cuidar la vida del trabajador y no dar declaraciones de consuelo a los familiares de los muertos, al menos debería:

  • Dar al ministerio de Trabajo iguales o mayores atribuciones que la SUNAT
  • Aumentar el número de inspectores
  • Aumentar el monto de las multas
  • Enseñar derechos laborales básicos desde la escuela
  • Promover la denuncia ofreciendo un porcentaje de la multa al denunciante.
  • No municipalizar las funciones del ministerio de Trabajo (sería el reino de la coima).
Si no se ponen en marcha como mínimo estos puntos, toda declaración, toda foto de García y ministros con cara triste, toda declaración llorona, no será mas que pose y burla a la vida de los trabajadores y componenda con los malos empresarios, que deberían ser los primeros en aprender a valorar la vida de quienes trabajan para él.