Presentan a Prat como héroe e insultan a Grau como atacante y no defensor
Canal 2 alineado con los chilenos en su acción antiperuana
Hoy domingo 16 de mayo, en el programa Reporte Semanal del Canal 2, Frecuencia Latina, de televisión de Lima, pasaron la entrevista al director cinematográfico chileno Elías Llanos, quien expone detalles sobre una película que ha realizado, sobre un episodio de la campaña naval de la guerra de 1879-1883 en que Chile robó Antofagasta a Bolivia y Tarapacá y Arica al Perú.
Hoy domingo 16 de mayo, en el programa Reporte Semanal del Canal 2, Frecuencia Latina, de televisión de Lima, pasaron la entrevista al director cinematográfico chileno Elías Llanos, quien expone detalles sobre una película que ha realizado, sobre un episodio de la campaña naval de la guerra de 1879-1883 en que Chile robó Antofagasta a Bolivia y Tarapacá y Arica al Perú.
El señor Llanos entra en la apología del robo, del asesinato y del terrorismo que cometió su país contra sus mal preparados vecinos y manifiesta con gran desparpajo que nuestro héroe Miguel Grau Seminario no defendía al Perú sino que atacó a Chile. Esta opinión de presentar a Miguel Grau como agresor tiene por objeto disminuir su estatura moral, porque es bien sabido que quien inicia una guerra es delincuente; y el que reacciona defendiendo a su patria es héroe. Esta calificación denigratoria de Grau —que coincide con oficiales de la Marina de Guerra del Perú que han levantado un monumento al delincuente Arturo Prat— busca también subir los bonos a Arturo Prat, que sí fue un delincuente porque conscientemente, sabiendo lo que hacía, actuó en una guerra de agresión y despojo territorial. Además, en el episodio particular en que murió Arturo Prat, debemos tener en cuenta que sus jefes le habían dicho que abordara el monitor Huáscar no sólo para asesinar a Miguel Grau sino también porque en el barco peruano había dinero y joyas. Este incentivo era irresistible para el ratero Arturo Prat, que se lanzó al ataque sin medir las consecuencias.
A Llanos, mercachifle de la cinematografía y apologista del robo, asesinato y terrorismo de Chile, debemos aclararle tres puntos importantes: a) Bolivia y el Perú desde la proclamación de su independencia vivieron una interminable cadena de golpes de estado, revoluciones y caudillismo1 que causaron un daño tan grave, que ni siquiera los ingresos del guano y del salitre pudieron remediar; b) Chile tenía mucha más estabilidad política y, desde tiempos del apóstol de la ratería, Diego Portales, había expresado su propósito de dominar esta parte del océano Pacífico, para lo cual adquirió el armamento más moderno que garantizara el triunfo en la guerra, cosa que sucedió; c) Chile declaró la guerra al Perú, no al revés.
La doctrina del apóstol del saqueo, Diego Portales, fue recogida por la voraz iglesia católica chilena, que se encargó de instruir en la expedición de rapiña a los chilenos, con incesante instigación criminal, en la cual calificaban a los peruanos de degenerados y viciosos; y al Perú como la “Sodoma de América” a la cual había que atacar, discursos en los cuales invirtieron años en todo el territorio chileno, incluyendo instrucciones a todos los religiosos de Chile, acompañando con panfletos sus proclamas. Una vez obtenidos los saqueos, la iglesia católica chilena gozó de los latrocinios y condecoraba como héroes a todo el lumpen criminal y ladrón que moría atacando el Perú (ver por ejemplo el libro Retórica y Ritual en la Guerra del Pacífico, de Carmen Mc Evoy).
Cuando Llanos presenta a Grau como atacante invierte los papeles de la historia. Ante la declaratoria de guerra de Chile al Perú el 5 de abril de 1879, el Perú movilizó sus mal preparadas fuerzas armadas y entró a la guerra con los resultados conocidos.
Para maquillar su ratería, los chilenos dicen que Bolivia y el Perú habían firmado una alianza contra Chile, por lo cual le correspondía defenderse. A este respecto debemos decir que la alianza era defensiva (no de conquista o robo) y que, dada la debilidad militar de ambos países, era puramente simbólica. Tan cierto es que la alianza entre Bolivia y el Perú era defensiva, que cuando los terroristas chilenos invaden Bolivia, la reacción del Perú no fue declarar la guerra a Chile o iniciar acciones militares2; lo que hizo el Perú fue enviar a Santiago un diplomático, para tratar de disuadir a los chilenos del robo territorial que estaban ejecutando. Frente a esta grosera distorsión que realizan los rateros chilenos es necesario tener en cuenta lo siguiente:
En el canal 2 el jefe de producción es el señor Javier Urrutia, chileno, que se encarga de presentar como buenos a sus paisanos asesinos y terroristas. Este mismo individuo dio luz verde para que el cómico Jorge Benavides se presentara como el “Negro Mama”, personaje que denigra a los peruanos de origen africano. Ante las críticas y protestas del grupo afroperuano Lundú, el Canal 2 ha suspendido las presentaciones del “Negro Mama” pero declara que se reserva el derecho de reponerlo en el momento oportuno, lo mismo que a la “Paisana Jacinta”, personaje que se burla de nuestras mujeres campesinas y que es representado por el mismo individuo que hace de “Negro Mama”.
No satisfechos con la usurpación de Arica y Tarapacá, los chilenos llegan al Perú como una epidemia a causar todo el daño posible; en el caso del Canal 2, el objetivo del dueño del canal (Baruch Ivcher) y del chileno jefe de producción (acusado de ser espía, ver Canal 2 persiste en mantener de gerente a presunto espía chileno) es bajar la autoestima de los peruanos con esos groseros y ofensivos programas cómicos, prestándose a una conquista cultural chilena. Respecto de este canal de televisión, es bueno recordar que es Baruch Ivcher, un israelí nacionalizado peruano, quien permite estas afrentas contra los peruanos. ¿Le gustaría al señor Ivcher que un programa cómico se burlara sistemáticamente de los judíos? No, y no sólo él, sino que toda la colonia judía protestaría de inmediato.
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1 Ni siquiera el estallido de la guerra puso término a esta vocación de caos. Recordemos que a los pocos días de declarada la guerra contra el Perú, el sirviente chileno Nicolás de Piérola dio un golpe de estado para facilitar el triunfo de los chilenos. En Bolivia ocurría otro tanto: las fuerzas bolivianas que vinieron a reforzar al Perú agredido regresaron a su tierra porque se había producido un golpe de estado en La Paz.
2 Esto, iniciar acciones militares pasando a atacar territorio chileno, era absolutamente imposible desde el punto de vista material —en armamento el Perú estaba en absoluta desventaja frente a Chile, tanto en cantidad como en calidad (modernidad)— y desde el punto de vista de la cohesión política y militar del Perú (cohesión prácticamente inexistente).
A Llanos, mercachifle de la cinematografía y apologista del robo, asesinato y terrorismo de Chile, debemos aclararle tres puntos importantes: a) Bolivia y el Perú desde la proclamación de su independencia vivieron una interminable cadena de golpes de estado, revoluciones y caudillismo1 que causaron un daño tan grave, que ni siquiera los ingresos del guano y del salitre pudieron remediar; b) Chile tenía mucha más estabilidad política y, desde tiempos del apóstol de la ratería, Diego Portales, había expresado su propósito de dominar esta parte del océano Pacífico, para lo cual adquirió el armamento más moderno que garantizara el triunfo en la guerra, cosa que sucedió; c) Chile declaró la guerra al Perú, no al revés.
La doctrina del apóstol del saqueo, Diego Portales, fue recogida por la voraz iglesia católica chilena, que se encargó de instruir en la expedición de rapiña a los chilenos, con incesante instigación criminal, en la cual calificaban a los peruanos de degenerados y viciosos; y al Perú como la “Sodoma de América” a la cual había que atacar, discursos en los cuales invirtieron años en todo el territorio chileno, incluyendo instrucciones a todos los religiosos de Chile, acompañando con panfletos sus proclamas. Una vez obtenidos los saqueos, la iglesia católica chilena gozó de los latrocinios y condecoraba como héroes a todo el lumpen criminal y ladrón que moría atacando el Perú (ver por ejemplo el libro Retórica y Ritual en la Guerra del Pacífico, de Carmen Mc Evoy).
Cuando Llanos presenta a Grau como atacante invierte los papeles de la historia. Ante la declaratoria de guerra de Chile al Perú el 5 de abril de 1879, el Perú movilizó sus mal preparadas fuerzas armadas y entró a la guerra con los resultados conocidos.
Para maquillar su ratería, los chilenos dicen que Bolivia y el Perú habían firmado una alianza contra Chile, por lo cual le correspondía defenderse. A este respecto debemos decir que la alianza era defensiva (no de conquista o robo) y que, dada la debilidad militar de ambos países, era puramente simbólica. Tan cierto es que la alianza entre Bolivia y el Perú era defensiva, que cuando los terroristas chilenos invaden Bolivia, la reacción del Perú no fue declarar la guerra a Chile o iniciar acciones militares2; lo que hizo el Perú fue enviar a Santiago un diplomático, para tratar de disuadir a los chilenos del robo territorial que estaban ejecutando. Frente a esta grosera distorsión que realizan los rateros chilenos es necesario tener en cuenta lo siguiente:
1) Por la antes mencionada inestabilidad política de Bolivia y del Perú, que repercutía en lo económico, estos dos países no tenían la posibilidad material (entiéndase dinero) de adquirir armamento moderno.
2) La inestabilidad política de ambos países mantenía a sus fuerzas armadas divididas en facciones al mando de caudillos oportunistas que unas veces tomaban la capital del país o establecían control territorial en provincias. En estas condiciones, con unas fuerzas armadas desorganizadas y ocupadas que consumían sus energías en iniciar revoluciones o en sofocarlas, es imposible aceptar que fueran una amenaza para Chile.
3) Hasta la fecha, los historiadores chilenos que cínicamente sostienen el carácter “defensivo” que para Chile tuvo la guerra de 1879-1883 no han podido aportar pruebas, documentos, que demuestren que: a) Bolivia y el Perú tenían estabilidad política y una economía próspera que les había permitido armarse hasta el punto de ser una amenaza para Chile; b) existían planes de operaciones peruano-bolivianas de atacar a Chile; c) había, consecuentemente, batallones, regimientos y divisiones peruano-bolivianos preparados para atacar lugares específicos del territorio chileno; d) la fuerza armada chilena capturó de los peruanos y bolivianos planes operativos, telegramas, directivas, etc., que demuestran o documentan la agresión que habían puesto en marcha contra Chile; e) las fuerzas peruano-bolivianas atacaron Chile y llegaron a ocupar un determinado punto del territorio chileno desde donde los chilenos repelieron las fuerzas invasoras (eso sí sería acción defensiva).
En el canal 2 el jefe de producción es el señor Javier Urrutia, chileno, que se encarga de presentar como buenos a sus paisanos asesinos y terroristas. Este mismo individuo dio luz verde para que el cómico Jorge Benavides se presentara como el “Negro Mama”, personaje que denigra a los peruanos de origen africano. Ante las críticas y protestas del grupo afroperuano Lundú, el Canal 2 ha suspendido las presentaciones del “Negro Mama” pero declara que se reserva el derecho de reponerlo en el momento oportuno, lo mismo que a la “Paisana Jacinta”, personaje que se burla de nuestras mujeres campesinas y que es representado por el mismo individuo que hace de “Negro Mama”.
No satisfechos con la usurpación de Arica y Tarapacá, los chilenos llegan al Perú como una epidemia a causar todo el daño posible; en el caso del Canal 2, el objetivo del dueño del canal (Baruch Ivcher) y del chileno jefe de producción (acusado de ser espía, ver Canal 2 persiste en mantener de gerente a presunto espía chileno) es bajar la autoestima de los peruanos con esos groseros y ofensivos programas cómicos, prestándose a una conquista cultural chilena. Respecto de este canal de televisión, es bueno recordar que es Baruch Ivcher, un israelí nacionalizado peruano, quien permite estas afrentas contra los peruanos. ¿Le gustaría al señor Ivcher que un programa cómico se burlara sistemáticamente de los judíos? No, y no sólo él, sino que toda la colonia judía protestaría de inmediato.
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1 Ni siquiera el estallido de la guerra puso término a esta vocación de caos. Recordemos que a los pocos días de declarada la guerra contra el Perú, el sirviente chileno Nicolás de Piérola dio un golpe de estado para facilitar el triunfo de los chilenos. En Bolivia ocurría otro tanto: las fuerzas bolivianas que vinieron a reforzar al Perú agredido regresaron a su tierra porque se había producido un golpe de estado en La Paz.
2 Esto, iniciar acciones militares pasando a atacar territorio chileno, era absolutamente imposible desde el punto de vista material —en armamento el Perú estaba en absoluta desventaja frente a Chile, tanto en cantidad como en calidad (modernidad)— y desde el punto de vista de la cohesión política y militar del Perú (cohesión prácticamente inexistente).