reina loo protesta desnuda plaza armasMientras el expediente para La Haya duerme...

Ante la inacción de la prensa y el gobierno, ¿habrá llegado la hora de las protestas callejeras?
 
 
Ya es sospechosa la falta de acción del ejecutivo para llevar el expediente de delimitación marítima con Chile a La Haya.
 
 
En nuestra encuesta sobre la defensa del territorio nuestros lectores advierten que hay algo raro detrás de la inacción. ¿Habrán comprado voluntades los lobbies chilenos? ¿Se repiten las traiciones que trajeron catástrofe al Perú en 1879?

¿Por qué los estudiantes y ciudadanos no protestan? ¿Es consecuencia del lavado cerebral de la prensa y de la chilenización de la enseñanza escolar de Historia del Perú? ¿Qué sucede? Sin embargo, los ciudadanos por lo menos saben que el asunto está pendiente, pero el gobierno deja pasar el tiempo...

Reina Loo ―bailarina, según sus declaraciones― decidió protestar y lo hizo en la pileta de la Plaza de Armas de Lima, frente al Palacio de Gobierno, con el cuerpo casi desnudo, pintado con los colores de la bandera chilena, los cuales se diluyeron en el agua de la pileta, para refresco de su curioso público masculino, quienes reclamaban la continuación del baño. 

 La policía no tardó en sacarla del lugar por la fuerza y llevarla a la comisaría, donde tuvo que explicar sus razones: la falta de transparencia de la Cancillería en los asuntos con Chile. 

José Luis Rodríguez, director de la desconocida revista Así, señaló que: "Es una llamada de atención, algunos medios de comunicación y las mismas autoridades del gobierno hacen mutis sobre el problema real".  

Las bailarinas os precederán en el reino de los cielos

Recordenos el evangelio de Mateo, donde Jesús increpa a los poderosos gobernantes y sacerdotes, llenos de ínfulas, pero totalmente ciegos para reconocer la verdad, o que conocían cuál era la verdad, pero querían callarla por preferir sus propios intereses. No obstante, las rameras y publicanos reconocieron la verdad y la justicia y la siguieron.  

“De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios”, es lo que dice el evangelio.

Valga la paráfrasis. Las bailarinas son muy criticadas, especialmente si son amigas de los breves atuendos. Los poderosos y hasta los religiosos pontifican, hablan de cualquier cosa menos de la necesidad de que la justicia se imponga y hagamos valer nuestros derechos sobre nuestra tierra y mar. Tampoco reaccionan los estudiantes, políticos ni intelectuales, salvo excepciones. El que accede a estudios ya comparte el poder, el poder de tener más discernimiento, que le es negado al peruano abandonado por los gobiernos corruptos que le impidieron estudiar y tal vez hasta nutrirse bien. Pero los que saben se callan. No juzguemos las intenciones de la bailarina, ni a la bailarina, sino a los hechos, denunció la falta de ejecución de la justicia para nuestro país, la inacción e indolencia, que ojalá no sea complicidad con pago por medio. 

A propósito de evangelio, el clero puede pecar, por omisión o por obra, como lo hizo el clero chileno, cuando azuzó la Guerra del Pacífico haciendo coro a los políticos delincuentes que se organizaban para la expedición de usurpación, saqueo, rapiña, asesinato, violaciones y pillaje. 

"Un Estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de ladrones", dijo el año pasado Benedicto XVI, haciéndonos recordar lo dicho por San Agustín, en su primera encíclica, Deus caritas est (Dios es amor). Justicia es lo que nos falta, en este caso, la justicia de la Corte de La Haya.