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Andrés Oppenheimer |
Michelle Bachelet, cegada por el espectáculo adulón que le armó el prochileno Andrés Oppenheimer en el no menos prochileno Canal N, declaró que quiere ser el “puente” para presentar al Asia los países vecinos de Latinoamérica.
Oppenheimer montó el circo con la presencia en línea de Michelle Bachelet, Merike Blofield, profesora de Ciencias Políticas de la universidad de Miami, Niels Tranberg, de la Revista América Latina, Ricardo Lago, ex jefe de economistas, Banco Europeo de Desarrollo, Manuel Camacho Solís, ex canciller de México, entre otros. En la puesta en escena Oppenheimer presentaba a Chile como un ejemplo por seguir para los demás países latinoamericanos y se esforzaba en demostrar que Chile es tan excelente que debe dar su receta para el desarrollo.
Como si se tratara de países incapaces de valerse por ellos mismos, la presidenta de Chile cree que debe prestar su tutoría a sus vecinos de Sudamérica para que accedan al intercambio comercial con Asia.
Por supuesto, cree que Argentina, Bolivia y Perú deben olvidar las agresiones, latrocinios y felonías contra sus países y confiar en el delincuente que sigue robando no sólo territorios, sino intangibles como el pisco, la chirimoya, entre otros. Nada se dijo de eso.
No se dijo que las asociaciones con países que promueven estos delitos y que realizan apología del crimen, pillaje, saqueo, violaciones y usurpación territorial al levantar monumentos a sus criminales, son asociaciones peligrosas y no confiables.
Tampoco se dijo que las empresas chilenas son incapaces de surgir limpiamente y por eso tienen que recurrir a la coima a funcionarios estatales y mafiosos, como los sonados casos de Gildemeister y Luchetti, entre otros, sin contar la caja de Pandora que se abre con la investigación a Lan.
Mucho menos se dijo que el canciller chileno ha amenazado con hacer la guerra al Perú. ¿Es eso también una receta que repartir a los otros países? ¿O se trata de que los otros países aprendan las técnicas de la rapiña, la coima a funcionarios estatales, la piratería intelectual, la amenaza, el latrocinio territorial?
Conclusión de Oppenheimer: “soy un confeso admirador del modelo chileno” y quiere que Chile asuma mayor protagonismo para que ayude a los demás países. En resumen, Oppenheimer no ve el lado inmoral o delictivo de las acciones del gobierno y las empresas chilenas, lo cual nos habla perfectamente de lo que es Oppenheimer y de lo que es el Canal N.
Habrá que recordar a la Bachelet, a Oppenheimer y al Canal N que están más atrasados que en el incanato, no han superado el ama sua, ama llulla, ama quella (no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso), al menos esa debería ser la receta que tendrían que aprender y practicar en lugar de tratar de darnos recetas de ser lacayos que siguen la guía del país delincuente, Chile. ¿Cuánto han pagado a Oppenheimer para que hable bien de Chile, el país indeseable y delincuente de América Latina?