Nuestros lectores que tuvieron oportunidad de leer en esta sitio de internet nuestro artículo “Y ahora Ecuador… Acercamientos y distanciamientos” posiblemente hayan quedado sorprendidos por la rapidez con que han ocurrido las tratativas entre Chile y Ecuador esta semana. Con ironía y faltándonos el respeto, burlándose, los gobernantes y diplomáticos ecuatorianos nos dicen que en las relaciones entre el Perú y Ecuador no hay ningún problema, que no pasa nada en la delimitación marítima y que las cosas están en su mejor momento.
Que entre Chile y Ecuador ha habido siempre comunicación y coordinación es algo que, como hemos señalado anteriormente, se conoce desde mucho tiempo atrás. Chile nunca ha dejado de ayudar a Ecuador en sus problemas con el Perú y el país norteño siempre ha retribuido los favores. Si el Perú tuviese un acercamiento y alianza similar con otro país, Chile inmediatamente proclamaría que el Perú y ese otro país intentan atacarlo militarmente y muy pronto tendríamos a la fuerza armada chilena invadiendo nuestro territorio. Pero cuando Chile tiene estos tratos con el Ecuador, como el de mitad de esta semana, que incluye el sector Defensa (militar), eso no es nada de malo, es legítimo, es una manifestación de paz.
No necesitamos ocuparnos de las implicancias diplomáticas y militares que tiene el acuerdo suscrito por Chile y Ecuador; simplemente decimos que esos dos países ya no necesitan ocultar sus entendimientos y que todo eso constituye un peligro para la seguridad del Perú. Desde el punto de vista diplomático, el Perú tendrá que enfrentar la posición fortalecida de dos países que sostienen el mismo argumento (delimitación marítima por línea paralela, sí; delimitación por línea bisectriz equidistante, no) frente a uno (el Perú) que no tiene respaldo diplomático visible de otro país. Desde el punto de vista militar, la ayuda de Chile a Ecuador ya no será más o menos disimulada (como la entrega de armas chilenas a Ecuador durante la guerra del Alto Cenepa, en 1995) sino pública y abierta, prácticamente “legitimada”.
Al declarar que van a promover sus zonas de influencia en el océano Pacífico, es evidente que Chile y Ecuador encajonarán al Perú; más allá de lo que dicen las leyes internacionales sobre el derecho de la libre navegación, ya tendremos oficialmente aguas no amigas en las 200 millas de mar ecuatoriano. Fácilmente podrían decir (están en su derecho si tienen soberanía en sus 200 millas) “no deseamos que cruce nuestras 200 millas ningún barco que vaya al Perú o que venga del Perú” (por supuesto que el Perú también podría decir, si tiene suficiente poder militar, “no deseamos que cruce nuestras 200 millas ningún barco que vaya a Chile o que venga de Chile”). Que eso nos diga Chile no importa mucho porque no comerciamos con la Antártida; pero las rutas hacia el norte sí las necesitamos.
3) Chile y Ecuador han realizado a lo largo de los años intensas campañas propagandísticas ante muchas cancillerías y en todos los foros internacionales posibles para explicar cuál es su posición frente al Perú y ganar apoyo internacional. El Perú muy poco ha trabajado en este aspecto3. Sólo reacciona cuando la situación es grave o complicada; no tiene un accionar permanente como es el caso de Chile y Ecuador.
4) Cayendo, como siempre, en el juego que imponen los chilenos, el Perú tiene firmado con Chile un tratado de paz, amistad y límites, cuando debió de ser simplemente tratado de paz y límites4. El resultado es que el prochileno estado peruano y sus diplomáticos, cumpliendo los deseos de Chile, ya tienen el pretexto para no denunciar permanentemente al vecino del sur como país agresor y ladrón de territorios5. Por último, debemos entender que ni siquiera debió firmarse un tratado de límites6 (los únicos apurados en hacerlo eran Chile y el corrupto presidente peruano Augusto Bernardino Leguía).
Ante tales realidades, ¿qué puede hacer el Perú? En el caso de la delimitación marítima, sostener algo que parece obvio: que la línea divisoria del mar territorial entre el Perú y Chile y entre el Perú y Ecuador parte de un punto en la orilla del mar fijado específicamente en tratados de límites sancionados por los respectivos Congresos (no donde se les ocurra a chilenos o ecuatorianos, que es lo que actualmente sucede). En segundo lugar, desarrollar internacionalmente una campaña que ponga al descubierto a Chile como probado usurpador de territorios; de esta manera muchos gobiernos y jueces de tribunales internacionales entenderán que la posición peruana busca evitar que sigan despojándolo de tierra y mar. Si no se hace esto, en el resto del mundo nuestra disputa con Chile parecerá un simple caso de discrepancia de interpretaciones en el que cualquiera de las partes puede tener la razón, cuando sabemos que, según los criterios con que normalmente las cortes internacionales resuelven estos diferendos, sólo el Perú tiene la razón.
Un factor que viene a complicar más el panorama es Bolivia, y desde más de un ángulo. Resulta que estas semanas militares chilenos están visitando Bolivia y desarrollando una buena campaña de relaciones públicas, ofrecen dar formación marina a los cadetes bolivianos en la Escuela Naval chilena, e incluso dicen que la salida al mar de Bolivia es un tema por analizar (¡obviamente, ofrecerán a los bolivianos salida por el norte de Arica10!). Por otro lado, un componente importante en la relación entre Bolivia y Chile es Venezuela. Antes de que saliera elegido Evo Morales, el presidente venezolano Hugo Chávez, en una visita al país altiplánico (ver nuestro artículo “Y ahora Ecuador… Alianzas, acercamientos y distanciamientos” ), se manifestó a favor de que Chile diese salida al mar a Bolivia por el litoral usurpado por los chilenos (por si acaso, Hugo Chávez no mencionó Arica). Pero ahora tenemos que en Ecuador es presidente Rafael Correa, amigo políticamente afín a Hugo Chávez, por lo cual es totalmente seguro que el mandatario ecuatoriano va a hacer todo lo posible para que la relación entre Venezuela y Bolivia ya no sea desfavorable a Chile; más bien Rafael Correa va a trabajar para que se acentúen las diferencias entre el Perú y Venezuela, con el fin de aislarnos más. Si esto es así, el Perú tendría que enfrentar un alineamiento político y diplomático adverso de Chile, Ecuador y Bolivia unidos contra nosotros. ¿Qué ha hecho el Perú y qué hace para enfrentar esta situación? Cuando estamos de ida, ellos ya están de venida (¡y con una sonrisa de oreja a oreja!).
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2 Dada una discrepancia legal entre dos partes, cada una de las cuales defiende sus pretensiones frente a un mismo objeto (terrenos, negocios, etc.), puede aparecer una tercera (el litis consorte) que pide entrar al juicio alegando que tiene interés directo en la disputa o que sus intereses se verán afectados por el resultado del pleito de las otras dos partes.
3 Lo último que recordamos es que con motivo del conflicto del Alto Cenepa, el Perú despachó comisiones de políticos y diplomáticos que viajaron a las capitales de los países garantes y a otros países para contrarrestar la ofensiva propagandística del Ecuador, que estaba envalentonado por las armas que para matar peruanos le dio Chile, país garante criminalmente parcializado.
4 Es ilógico suscribir un tratado de amistad y límites con un país como Chile que siempre roba territorios; robar territorios y asesinar para lograr ese objetivo no son señal de amistad en ninguna parte del mundo; pero para la diplomacia peruana de entonces (década de 1920-1930) Chile sí era un país amigo. ¿Para los diplomáticos de ahora Chile es país amigo? Sería bueno saberlo (ya que les pagamos, tenemos derecho, ¿no?), para ver de qué lado están.
5 Esto por nuestra inacción, ya que nada impide que la diplomacia peruana, para debilitar internacionalmente la posición chilena, haga conocer —mediante elementos adecuados como libros sintéticos y mapas de América del Sur antes de la Guerra del Pacífico— a otros países que el Perú fue invadido por Chile y obligado por la fuerza de las armas a firmar tratados que consagraban el robo territorial chileno. Esto se puede y se debe hacer porque nos ampara la verdad histórica, y además porque ya es tiempo de que la comunidad internacional conozca la verdadera naturaleza delincuencial de Chile, que gracias al silencio de la diplomacia peruana es considerado un país respetuoso del Derecho Internacional cuando bien merecido tiene el castigo de lucir el sambenito que lo identifica como país delincuente.
6 Hay ejemplos de países que se niegan a firmar tratados de paz o a perfeccionar tratados existentes si la otra parte retiene territorios. Podemos mencionar por lo menos dos ejemplos: a) Siria no firma tratado de paz con Israel porque este país no se retira de territorio sirio que invadió en 1973; b) Japón no desea completar sus tratados de paz con Rusia porque este país se quedó con las islas japonesas Etorofu al final de la Segunda Guerra Mundial. Como vemos, no todos son mansos carneros como nosotros que rápidamente queremos firmar tratados con nuestros agresores.
7 Esto ya es cosa de locos o de corruptos: ¡los tanques y aviones chilenos atacarían al Perú utilizando combustible peruano!
8 En verdad, como pacifistas que somos, afirmamos que la mejor manera de vivir en paz con Chile es tener a los chilenos lejos del Perú: nada de inversiones chilenas, nada de venderles terrenos, reducir el comercio con el país delincuente del sur y principalmente dos cosas: negar todo el tiempo a LAN o a cualquier aerolínea chilena el uso de nuestro cielo y de nuestros aeropuertos y nunca venderles gas ni petróleo. Al decir “todo el tiempo” queremos dar a entender que esta negación de recursos debe tener vigor incluso si arreglamos los problemas de delimitación. Lo de la aviación porque no es justo que el país que usufructua nuestros territorios usurpados lucre y medre además con nuestra estratégica posición geográfica, y lo del gas y el petróleo porque debemos reservar esa riqueza para las generaciones que nos siguen.
9 Como corresponde a la naturaleza criminal del estado chileno, es normal que consideren héroe a un degenerado como Arturo Prat, que tuvo el atrevimiento de participar en la guerra de rapiña contra el Perú y sucumbió en su intento de asesinar a Miguel Grau; pero de allí a que le pongan monumento en la Escuela Naval de nuestra Marina de Guerra del Perú, ya llegamos a una situación de ignominia y vergüenza que afecta el honor del Perú, por obra de serviles y desvergonzados marinos peruanos (véanse nuestros artículos “…” y “…”), a quienes mantenemos con nuestros impuestos. ¡Viven de nuestra plata y rinden homenaje al enemigo! ¿Serán capaces estos felipillos de mover un dedo cuando nos agreda el país nativo del hampón basura Arturo Prat, cuya efigie ocupa en una instalación militar peruana espacio reservado a héroes peruanos?
10 Afortunadamente, los alcaldes de Tacna y Arica y sus correspondientes poblaciones se oponen a que Bolivia obtenga una salida al mar por donde quieren los chilenos. Ya se sabe que el ofrecimiento chileno de dar salida al mar a Bolivia por el norte de Arica es pura “mecida”.
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