Fue publicado el reglamento de la ley discriminadora de acuartelamiento, por la cual los estudiantes universitarios, los residentes en el extranjero y las personas que tienen discapacidad física o mental grave o permanente estarán exentos de cumplir el servicio militar acuartelado.
Los presidiarios, los que acrediten ser responsables del sostenimiento del hogar y los que presten servicio social voluntario entre las personas que quedarán libres de cumplir con esa obligación.
Quienes estudian en una universidad ahora tienen corona, se libran del servicio militar. Obviamente, si pueden pagar esos estudios no son indigentes, por lo que al final, como siempre, quienes vayan al servicio militar serán los jóvenes pobres e indigentes (estos van a los cuarteles porque no tienen ni trabajo ni alimento, sobreviven de milagro con lo que pueda darles su familia pauperizada).
Los peruanos de nacimiento, al cumplir los 17 años de edad, deben inscribirse obligatoriamente. La inscripción se realiza en las oficinas del Reniec o en el Registro Militar. Los datos proporcionados tienen carácter de declaración jurada.
Cuando el número de seleccionados voluntarios exceda o sea menor que el requerido por las instituciones armadas para cubrir sus necesidades de personal, se realizará un sorteo público a cargo de la Dependencia de Movilización y Reservas de cada instituto militar, con presencia de notario público. Su finalidad es definir quiénes serán incorporados al servicio activo. Los elegidos deberán presentarse en donde se les cite en la fecha indicada.
Si el Perú necesita técnicos, ¿por qué se les discrimina de esta forma y se coloca su profesión en inferioridad frente a los estudios universitarios? Con los hechos una vez más el gobierno de Ollanta Humala demuestra que el respaldo a los jóvenes con programas teatrales como Beca 18, no es más que maquillaje.
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