Afirma profesor Aníbal Sierralta
Acerca del libro del profesor Alan Fairlie, Relaciones económicas Perú Chile: ¿Integración o conflicto?, el profesor y abogado de de la Pontificia Universidad Católica del Peru, Aníbal Sierralta Ríos, señaló que era un texto necesario, porque la mayor cantidad de libros sobre las relaciones entre el Perú y Chile son literarios e históricos. “Está suficientemente fundamentado para ver la asimetría en las relaciones entre ambos países, y si ello continúa, ese rumbo será un perjuicio al Perú”, advirtió.
Para el profesor Sierralta, los capítulos 3 y 4 son fascinantes, fundamentos de esa relación asimétrica. “En esta labor el profesor Fairlie ha perdido amigos y tal vez consultorías, pero es una investigación seria desprovista de prejuicio, como lo confirman los datos”, señaló.
Propone no seguir tratando más las relaciones como cuerda separada, lo económico y limítrofe, como está actuando el gobierno.
En el caso de Chile, el conflicto dura más de un siglo y muchas personas en la gran prensa afirman que hay que pasar la página, es todo lo contrario, según explicó:
Para que se fuera la invasión chilena en 1883 tuvimos que firmar un tratado y perder Tarapacá.
En 1929 tuvimos que firmar un tratado y perder Arica.Para que se dé cumplimento al tratado de 1929 soportamos restricciones a servidumbre en la entrega de un muelle que no sirve sino como atracadero de lanchones.Hoy se plantea el ACE, es una guerra que continúa a pesar de esfuerzos y concesiones.Es una falacia afirmar que ha terminado la guerra con Chile.
Recordó que Chile torpedeó la integración americana de la Comunidad Andina de Naciones y la unión latinoamericana durante la guerra de Las Malvinas, traicionó el tratado de asistencia recíproca facilitando que Inglaterra use su territorio para matar a miles de argentinos.
Indicó que a pesar de las inmensas inversiones somos agredidos con la apropiación del origen del pisco, papa, lúcuma, etc.
Señaló que es un error que la Cancillería señale que las inversiones extranjeras han creado 12,000 puestos de trabajo, pero no dice cuántos millones han regresado a Chile como ganancia.