IDL Reporteros-Romina Mella
La sombra del secretario
Por Romina Mella.-
Los caudillos políticos que no toleran que nadie les haga sombra llevan por lo general, amplia y pesada, la propia sombra. Alan García no solo ha proyectado la suya sino tenido a su lado la sombra discreta de sus secretarios. Antaño fue Agustín Mantilla, pero también otra persona muy cercana, Luis Nava Guibert, quien durante el segundo gobierno de García se mantuvo como el secretario de perfil bajo y poder alto que no deja registro en los radares políticos convencionales.
Pasar desapercibido y tener un poder real fue parte del estilo de Nava y quizá el secreto de su cercana identificación con el político menos desapercibido del país, Alan García.
El ex presidente ha sido sujeto de investigaciones del Congreso por posible corrupción; y ha luchado todo lo que ha podido para evitarlas antes que para responderlas, con algún éxito hasta ahora.
¿Ha habido también investigaciones relacionadas a su más cercano ayudante? La Megacomisión lo ha investigado, pero el crucial informe sobre enriquecimiento ilícito no ha sido hecho público todavía.
La pregunta en este caso es si Luis Nava, quien mantuvo una posición tan cercana al Presidente como fue la secretaría general de la Presidencia de la República, se benefició o no de esa posición para lograr ventajas o ganancias.
IDL-Reporteros examinó las actividades y negocios de Nava y encontró evidencias significativas de conflictos de interés, junto con otros hechos relevantes, como se verá en el siguiente reportaje.
La carga pesada de Transportes Don Reyna
El 25 de julio del 2006, tres días antes de entrar a Palacio detrás de su jefe, el nuevo Presidente, Luis Nava Guibert mandó registrar en una notaría su renuncia al cargo de presidente de la compañía Transportes Don Reyna, dedicada al servicio de carga pesada. Nava había dirigido esa empresa desde su fundación en 1995.
Era uno de los varios negocios que ha tenido a lo largo de su vida, que incluyen un estudio de abogados y una sociedad con Alan García en una empresa inmobiliaria.
La renuncia obedecía a que Nava estaba a punto de asumir el puesto de secretario general de la presidencia de la República, cargo que ya había ocupado en buena parte del primer mandato aprista; paralelamente a la presidencia del directorio de Mutual Perú, que quedó quebrada al fin de su gestión.
"Transportes Don Reyna quedó bajo la presidencia de un hijo de Nava, José Antonio y mantuvo muy cercanas relaciones de negocios con una de las principales contratistas del Estado durante la gestión aprista: Odebrecht".
Esa quiebra lo llevó a la cárcel, junto con otros funcionarios, en 1993 acusado de estafa por cerca de 6 millones de dólares. Después de estar cerca un año en prisión, Nava fue exonerado de responsabilidad penal por la Cuarta Sala Penal y logró la libertad en febrero de 1994.
Doce años después, al asumir la secretaría general de la presidencia en 2006, Nava renunció a Transportes Don Reyna para evitar la percepción o acusación de conflicto de interés.
Pero la historia que sigue indica algo muy distinto: Transportes Don Reyna quedó bajo la presidencia de un hijo de Nava, José Antonio y mantuvo muy cercanas relaciones de negocios con una de las principales contratistas del Estado durante la gestión aprista (y antes también): la gigantesca transnacional brasileña de ingeniería Odebrecht. Antes de examinar esos negocios, vale la pena un vistazo breve a esta compañía y la forma en la que entiende la relación de los negocios con la política.
Odebrecht
Durante el gobierno de Alan García, la firma brasileña -a veces sola y otras en consorcio con otras empresas- fue una de las que más se benefició con contratos con el Estado. En el 2009 tuvo el segundo puesto en el ranking de los 100 proveedores más importantes del Estado; y en el 2011 alcanzó el primer lugar.
La relación de Odebrecht con García fue mucho más allá de lo comercial, con una cercanía que desembocó en familiaridad. El director superintendente de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, fue un visitante frecuente en Palacio de Gobierno y también compartió esa amistad, cada vez que estuvo en Lima, el propio Marcelo Odebrecht, presidente de la constructora.
En Palacio de Gobierno. Alan García junto al presidente ejecutivo de Odebrecht, Marcelo Odebrecht, y al director superintendente de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata. (Foto: La República)
En el 2012, por ejemplo, Odebrecht se refirió a la relación de su firma con el gobierno de García en una entrevista concedida a El Comercio. “No hay que tener a los empresarios lejos del gobierno. Ambos deben asociarse para sacar adelante proyectos que beneficien a la población. Así lo entendimos y así lo hemos hecho. Por eso hemos estado cerca del gobierno”, indicó.
¿Qué tan cerca deben estar los empresarios del gobierno?, preguntó El Comercio. “Los más cerca posible para atender los deseos de la población, pero, claro, la relación debe ser lo más transparente posible”.
¿Transparente? Odebrecht, la notable y notoria compañía, tiene varias cualidades, pero la transparencia no parece ser una de ellas. Fuera del Perú, la gigante empresa de ingeniería ha estado presente en virtualmente toda Latinoamérica (y también en África). En varias naciones ha enfrentado acusaciones de irregularidad y de corrupción.
En Ecuador, en 2008, por ejemplo, el presidente Rafael Correa expulsó a Odebrecht de su país debido a las irregularidades en la construcción de la Central Hidroeléctrica San Francisco. Ese mismo año, el gobierno venezolano multó a la firma brasileña con 225 millones de bolívares (unos 144 millones de dólares) por una supuesta omisión de ingresos en su declaración de impuestos.
Odebrecht, que reclamaba una deuda de cerca de mil millones de dólares al gobierno venezolano, llevó en junio de 2011 al ex presidente Lula a Caracas en un jet de la compañía para hacer lobby a su favor, según una detallada investigación de Folha de Sao Paulo sobre ese y otros casos. La visita tuvo, aparentemente, un resultado favorable para Odebrecht.
En Panamá, la empresa, que tuvo una relación de gran familiaridad con el ex presidente Ricardo Martinelli, investigado por varios grandes casos de corrupción, fue acusada precisamente de eso con relación a una controvertida obra por 776 millones de dólares en el Casco Viejo de la capital panameña.
Aquí, en el Perú, sin embargo, nadie en el Ejecutivo le pidió cuentas, pese a las documentadas revelaciones de sobrecostos exagerados, según reveló IDL-R en la publicación ‘Las cuentas con levadura de Odebrecht’. Su relación con Alan García fue tan cercana y lucrativa que hacia el fin de su gestión en 2011, la empresa brasileña le regaló una imitación del Cristo de Corcovado con el nombre del Cristo del Pacífico, colocada desde entonces en el Morro Solar de Chorrillos.
Aunque sus buenas relaciones con el Ejecutivo impidieron que se profundizará en el tema, Odebrecht ha sido investigada en la Fiscalía y el Congreso por presuntas irregularidades en la ejecución de obras públicas de infraestructura iniciadas en el gobierno de Alejandro Toledo, que continuaron durante el de Alan García.
En solo cuatro de estos proyectos, en los que Odebrecht fue socio dominante, se registraron grandes sobrecostos, cuyo monto total fue calculado en 757 millones de dólares.
Alan García y, a su derecha, Jorge Barata de Odebrecht en la inauguración del tramo 1 del Tren Eléctrico. (Foto: Andina)
Contrato y subcontrato
Dentro de ese cuadro grande en el que la épica de la construcción civil se mezcla con documentadas denuncias de sobrecostos y de corrupción, ¿qué sucedió con la compañía de Transportes Don Reyna, cuya presidencia Nava dejó en 2006 para ponerla en manos de su hijo?
Transportes Don Reyna fue subcontratista de Odebrecht.
Según ha podido establecer IDL-R, la relación entre ambas empresas fue estrecha. Por ejemplo, Transportes Don Reyna compró cinco volquetes que Odebrecht había traído al país para la construcción de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica Sur.
La operación se hizo a través de un leasing con el BBVA Continental. “Trajeron un lote de más y lo pusieron a la venta. Entonces hablamos con el banco”, indicó José Antonio Nava, en una entrevista concedida a IDL-R. Los nuevos vehículos pasaron a formar parte de la flota de Transportes Don Reyna, que es de 30 camiones en la actualidad, según Nava.
José Antonio Nava aceptó que Transportes Don Reyna ha sido subcontratista de Odebrecht en diferentes obras y proyectos antes de y durante el segundo gobierno aprista. “Siempre hemos sido subcontratados”, dijo.
-Hemos trabajado en Interoceánica, DP World, Gas de Camisea, un montón de carreteras antes. Ahora estuvimos en Olmos, y estamos yendo a Chaglla [la central hidroeléctrica]. Son varias, pero no quiero hablar de las empresas con las que tengo cláusulas de confidencialidad.
-Se lo pregunto porque [Odebrecht] es una de las más grandes contratistas del Estado.
-(…) Yo no voy a dejar de trabajar con las mismas empresas con las que he trabajado y llevar el pan a mi casa porque, digamos, estas empresas van a trabajar con el gobierno, lo que siempre han hecho.Yo entré a trabajar en Interoceánica. Interoceánica es una obra que la dio Toledo. ¿Dónde está la influencia?
José Antonio Nava Mendiola, gerente de Transportes Don Reyna. (Foto: La República)
¿Dónde está la influencia? En el caso de Odebrecht estuvo repartida entre los gobiernos de Toledo y de García. En ambos se exoneró repetidamente a Odebrecht del requisito del SNIP, lo que dejó el escenario abierto para gigantescas inflaciones de costos mucho después de la concesión de la obra, a lo largo de su ejecución.
Entre el 2005 y el 2009, por ejemplo, la ejecución de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica Sur –a cargo del consorcio Conirsa, en que Odebrecht era socio dominante–, generó un sobrecosto total de 507 millones de dólares. El costo original por ambos tramos era de 603 millones. Es decir, la carretera terminó costando casi el doble de lo planificado.
La Interoceánica Norte, por su lado, también ejecutada por Odebrecht, (como socio dominante del Consorcio Constructor IIRSA Norte), también fue exonerada del SNIP, pese a las explícitas objeciones de la Contraloría. Tuvo un sobrecosto de 141 millones de dólares.
Odebrecht fue consultada sobre su relación comercial con Transportes Don Reyna por IDL-R, pero esta no quiso informar sobre los proyectos en los que ha trabajado la transportista y los montos que le pagó.
Nava Mendiola, a su turno, se negó a revelar información sobre la facturación de su empresa aduciendo que la información sobre sus clientes es confidencial.
Transportes Don Reyna fue fundada —tal como aparece en los Registros Públicos—, por José Antonio Nava Mendiola, junto con Carlos Nava Guibert (hermano de Luis) y el abogado Alberto Huesa Panizo. Es un grupo compacto. Por ejemplo, Huesa y los dos Nava Guibert son también tres de los cuatro miembros fundadores de una organización civil denominada Asociación Democracia Social. El cuarto miembro es Alan García.
Estudio de abogados
Transportes Don Reyna no fue la única empresa vinculada con Luis Nava Guibert que trabajó para Odebrecht. El 2006, muy poco antes del inicio del gobierno aprista, la transnacional brasileña contrató los servicios del estudio Nava & Huesa Abogados.
Nava Guibert había fundado el estudio pocos años antes, en 2003, en sociedad con los abogados apristas Genaro Vélez – uno de los defensores de Alan García en los casos de ‘El Frontón’, ‘Accomarca’ y ‘Cayara’, y asesor legal del ex presidente durante las investigaciones de la Megacomisión–; y Néstor Walqui, un veterano y activo militante aprista. Llevó el nombre de Nava, Walqui & Vélez Abogados y Asociados.
Luis Nava Guibert, exsecretario general de la presidencia de la República. (Foto: Andina)
En 2004, Nava Guibert transfirió su participación a su hijo Luis, quien se convirtió en el accionista mayoritario. Los dos socios originales fueron reemplazados por Jean Pierre Nava Mendiola, otro de los hijos de Nava Guibert, y por el abogado Alberto Huesa Panizo, quien –como se ha visto– es a la vez socio de los Nava en la empresa de transportes y socio de Alan García en la Asociación Democracia Social. Ahí cambió el nombre del estudio a Nava & Huesa Abogados.
Dos años después, el 2006, con Luis Nava Guibert ya en Palacio, en ejercicio de su cargo de secretario general de la Presidencia de la República, el estudio Nava & Huesa experimentó, pese a su corta trayectoria, un despegue económico.
Ese año, Nava & Huesa Abogados tuvo ventas anuales por 896 mil 586 soles. Al año siguiente, 2007, las ventas [es decir, el monto total declarado por el pago de los clientes] crecieron por encima del 45 por ciento. Y en el 2010 sus ingresos fueron casi el doble que los del 2006. En ese lapso, el estudio patrocinó a 69 empresas, de las cuales 44 tuvieron una relación contractual con el Estado, principalmente en los sectores de construcción, pesca, bancos y seguros.
Una de esas compañías fue precisamente Odebrecht Perú Ingeniería y Construcción –parte del holding empresarial de Odebrecht–, que durante el gobierno de García obtuvo contratos por un monto total de 170 millones 179 mil 296 soles, de acuerdo con cifras del ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
El patrocinio de Nava & Huesa Abogados a esta empresa coincide en fechas con el inicio del segundo gobierno de Alan García. Según Luis Nava Mendiola, Odebrecht se hizo cliente del estudio tres o cuatro meses antes del 28 de julio. “Con ellos estuvimos entre 6 y 7 meses”, indicó a IDL-R, en una entrevista que tuvo lugar en su estudio de abogados.
-¿En qué consistió la asesoría?
-Eso no te lo podría decir.
-¿Cómo llega a ustedes la compañía [para que los asesoren]?
-Yo en el 2004 asesoré a otra empresa [Constructora Upacá] que tenía una acreencia respecto de Odebrecht y lo que se logró con esta empresa era cobrar […].Supongo yo que Odebrecht se habrá dado cuenta de que hacíamos un buen servicio.
Según documentación enviada por Odebrecht a IDL-R, la relación cliente-estudio se inició en abril del 2006 y se prolongó hasta diciembre de ese año. “Nos brindaban servicios jurídicos de manera integral y permanente, asesoránds en materia civil, laboral y penal […].Específicamente atendían requerimientos de acuerdo a las necde investigar los presuntos casos de corrupción durante el segundo gobierno aprista.
Según documentación de la propia Odebrecht, los pagos se hicieron a partir del 19 de julio del 2006 hasta diciembre de ese año.
Estos hechos fueron investigados por la Megacomisión. En la sesión del 30 de octubre del 2013, el ex presidente Alan García fue interrogado sobre el patrocinio a esta empresa por parte del estudio vinculado a su ex secretario general y socio. “(…) No creo que ninguna empresa importante que haya contratado [con el Estado] sea su cliente, y en todo caso no creo que eso sea una ilegalidad”, declaró García.
Exmandatario Alan García en la Megacomisión. (Foto: La República)
Semanas después de la presentación del ex mandatario en el Congreso, ante la Megacomisión, los miembros de esta escucharon un argumento parecido del propio accionista mayoritario del bufete, Luis Nava Mendiola. “El estudio, a la hora de tomar un cliente, especialmente en el periodo que es materia de investigación [2006-2011], se cuidaba mucho de analizar si ese cliente tenía una relación muy cercana o era un proveedor muy importante del Estado y analizábamos si le brindábamos servicios o no, porque también queríamos evitar justamente esas suspicacias”, declaró Nava Mendiola, en la sesión del martes 19 de noviembre.
Parece que ‘el análisis’ del Estudio fue más flexible que un yogui; puesto que si Odebrecht no le pareció tener una “relación muy cercana” o no ser “un proveedor muy importante”, ¿cómo manejó sus relaciones con sus otros clientes?
Esa historia en ‘El favorito de los bancos’.
Publicado el Martes 14 de octubre, 2014 a las 19:58 | RSS 2.0.
Última actualización el Martes 14 de octubre, 2014 a las 20:32
Notas relacionadas