¿Pisco en aguardiente, por unos cuántos dólares?

por Herbert Mujica Rojasmercedes araoz pisco

Ante la neumática de silencio zombie de políticos, politólogos, periodistas, intelectuales y demás yerbas del campo, han pasado con bajo perfil las explosivas revelaciones de la ministra de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz. Ella informó que el grueso de las exportaciones nacionales de pisco son a Chile habiendo sido desplazado el mercado norteamericano. Más aún, subrayó que por “regulaciones” chilenas, el pisco, sinónimo de Perú, que pone de relieve con enorme autoridad patriótica el diplomático Félix C. Calderón, en reciente artículo, tiene que ingresar como “aguardiente” al país del sur. En buena cuenta ¿pisco en aguardiente por unos cuántos dólares?

Si eso es cierto, quiere decir que quienes exportan a Chile el pisco, aceptan el trueque infame del nombre de ingreso del producto por aguardiente para concretar o cumplir operaciones. Algo así como que usted se llama Jorge pero en Chile le nominan Alberto ¡punto y sanseacabó! En el caso vergonzoso de marras es peor: el pisco, sinónimo de Perú, sufre la prostitución de su nombre, para convertirse en vulgaraguardiente para no “inquietar” a quienes sí usurpan la denominación pisco. Y todo porque a unos exportadores interesan más los dólares que la decencia y dignidad de las transacciones y el perfil inviolable de la patria.


Aunque esto ocurre, todo así lo indica, desde un tiempo atrás, antes que llegara la insospechable de inteligencia ministra Aráoz al puesto que tiene, ella no ha cumplido con el país porque no ha dicho qué está haciendo su despacho para revertir esta anómala y abyecta situación y ¡tampoco! dio cuenta de las tratativas u orientaciones que está proporcionando a los exportadores para que tengan decoro y se pongan a tono con los grandes intereses del país. Además, sería de lo más interesante conocer qué dice el acuerdo bilateral de comercio con Chile, sustituido con el acuerdo de complementación, escenario ideal para la defensa del pisco. Si es que eso se hizo. ¿Cómo, no fue la cuestión del pisco un tema capital que debió resolverse con ese acuerdo? ¿O es que solo funcionó la lógica de favorecer a Chile? Si es así el Congreso peruano tiene la palabra, pues ese acuerdo debe ser aprobado por este Poder Legislativo, puesto que ahora se comprueba que lesiona el interés nacional. ¿Qué dicen las bancadas prestas a negociar puestos en la mesa directiva?


Ha escrito Félix C. Calderón: “Tampoco debemos contentarnos con decir “nuestro Pisco”, porque no hay otro fuera del Perú, ni mucho menos celebrar que ahora Chile importe más “Pisco” que Estados Unidos. Todo lo contrario, esto último debería preocuparnos porque se corre el riesgo que se reexporte como chileno un producto genuinamente peruano y que debe ser reconocido por el mundo entero como tal. Ergo, con el objeto de poner término al entredicho es necesario que se den los pasos adecuados para presentar una demanda ante un órgano jurisdiccional internacional, que puede ser la Corte Internacional de Justicia, de suerte tal que el Perú logre de una vez por todas que se reconozca el origen peruano de la palabra “Pisco” y, además, el origen netamente peruano (AOC) del tipo de brandy denominado, igualmente, “Pisco.” La ley Nº 26426 faculta en su artículo 1º “por todas las vías que brinde el Derecho internacional” para que se obtenga la prevalencia y definitivo reconocimiento como peruano del “Pisco.” Si quieren los chilenos pueden seguir produciendo su aguardiente, pero tendrán que denominarlo “Elqui” que tampoco es una mala denominación. Pero, de ninguna manera “Pisco.” Haciendo un paralelo con el brandy francés “Armagnac” que se produce en la antigua Gascogne, a nadie se le ha ocurrido copiar esa denominación fuera de Francia para designar a otro producto. Igual ocurre con el “Calvados”, entre decenas de decenas de casos.
 
Obviamente, en tanto lo ideal es encontrar por la vía bilateral una fórmula de transacción que satisfaga, en lo esencial, a la legítima posición del Perú, se podría seguir el ejemplo aceptado por Portugal respecto al “Oporto” de dejar al Estado que incurre en plagio, un período prudencial de tiempo para acondicionar la comercialización de su producto al cambio de circunstancias (phasing out). Más, este acuerdo bilateral con Chile sólo podría hacerse, entre otras condiciones, si dentro del período límite convenido, por ejemplo hasta el año 2010, los productores chilenos utilizan la denominación “Pisco” para su aguardiente de uva solamente dentro de su mercado interno, quedando en claro que a nivel internacional ladenominación “Pisco” hará referencia, única y exclusivamente, al licor eminentemente peruano.” ¿Quién podría oponerse a la maciza solidez imbatible de estos argumentos?

 

O los exportadores dan lección de limpieza y evitan coludirse con esa abusiva condición de ingresar a Chile su producto como aguardiente, o simplemente son cómplices de una impostura contra el Perú. ¿Acaso no hay otros sitios que deseen comprar el exquisito y aromático, indiscutible pisco peruano?
 

 

 

 

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