La incapacidad para poner orden
Recién al tercer día de ocurrido el sismo de Ica, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) emitió un comunicado en el que anuncia que redoblarán las medidas de seguridad con efectivos de las fuerzas armadas.
Este mismo 18 de agosto, el director General de la Policía Nacional del Perú (PNP), David Rodríguez, consideró que si miembros del ejército peruano salen a apoyar en el orden público sería muy beneficioso para los pobladores de las zonas afectadas, que además de la catástrofe, sufren saqueos y robos de malhechores. "Se le va a agradecer muchísimo que hayan más efectivos que quieran trabajar en recobrar el orden, la limpieza, el ordenamiento de las zonas afectadas", declaró.
Además mencionó que en la zona se encuentran más de mil efectivos que en el día realizan tareas diversas, y en la noche están básicamente comprometidos en la seguridad de las ciudades y carreteras. Asimismo, manifestó que la zona más álgida, por la gravedad de los daños y el pandillaje, es el distrito de San Clemente en Pisco, y por ello es donde se concentran más los policías.
Si tenemos en cuenta que hay sólo mil policías que tienen que distribuirse en una ciudad grande, como Ica, y localidades como Cañete, Pisco, Chincha y otras, el número resulta muy pequeño, teniendo en cuenta que los policías para la noche ya están cansados y necesitan dormir, y los actos de pillaje están ocurriendo más en la oscuridad de la noche y la madrugada.
¿Por qué se tiene que esperar tanto para asistir con la fuerza armada a la población? ¿Acaso le cuesta al ministro del Interior reconocer que el número de policías no se da abasto y que se necesita de la fuerza armada? Nadie podría culparlo, porque es un problema que data de años, sucesivos gobiernos han mantenido un número de policías por debajo del necesario, y, si bien es cierto que la solución se puede y debe dar, ésta no puede aparecer de la noche a la mañana, pero la emergencia debía haber sido atendida.
Esperemos que Alva Castro dé explicaciones a la ciudadanía, porque el desamparo en que ha dejado a los iqueños, en manos del hampa, no tiene justificación, las fuerzas armadas deberían haber sido movilizadas la misma noche del sismo, en un número que al menos triplique al número de reos que fugaron: 650, esto es, deberían haber movilizado por lo menos dos mil personas adicionales, entre policías y militares, para cubrir zonas tan extensas y enfrentar lo que pueda suceder con tanto preso peligroso suelto. Al fin y al cabo, si el personal enviado es en exceso, nadie saldrá afectado, pero sí si el personal es escaso, como ha sido ahora.