Por Herbert Mujica Rojas
Con natural hipocresía algunos clubes electorales han adelantado que no harán campaña por o contra el referéndum. Pero ¿cómo se entiende tal expresión si lo que está en juego es la no reelección inmediata de congresistas y una bicameralidad tramposa porque posibilita que vacas sagradas reeleccionistas se cuelen al Senado?
En el norte peruano se dice: las cosas claras y el chocolate espeso. Los congresistas darían su reino porque los reeligieran indefinidamente. Como la gente los detesta e identifica con una mediocridad sin verguenza, hay enorme favoritismo para que la opción que lo impide sea votada de forma positiva. Es decir ¡ninguno de los actuales y precarios inquilinos de Plaza Bolívar podrá, en el 2021, tentar una opción!
Pero la bicameralidad, además de prefigurar 50 plazas senatoriales, traería pelotones de secretarias y brigadas de asesores, en buen castellano, más desperdicio de recursos que salen del impuesto de los peruanos. ¡La pamplina que es una instancia reflexiva y sabiduría se cae porque desde 1993 ninguno de los vivazos ha sustentado semejante parecer hasta hoy cuando ya tienen imposible repetir el plato!
La gente está harta de algunos apellidos cuya mejor virtud ha sido decir tonterías, mostrar su inmensa estulticia e ineptitud para los temas de Estado. Muy pocos, no llegan a una decena, es la porción de personas capaces de pronunciar dos o tres párrafos seguidos con lógica y decencia sin sufrir surmenage agudo. Los más, tienen lustros completos en la gestión de tráfico de influencias, obtención de diplomas honoris causa, viajes al por mayor y “ayuditas” interesadas y por “causas” comerciales de minorías fenicias.
Pocos días atrás todo el país pudo ver, no a parlamentarios discurseadores de galano verbo y ciencia profunda, sino a bufones de mal talante anunciando sus ofertas a cual más palurda que la anterior. Poca, si existe alguna, la diferencia con un mercado en que gana el más o las más gritonas. ¿Antología?: ¡no! ¡Vulgaridad absoluta!
Pocas veces el repudio al Congreso ha sido tan manifiesto y algunos de sus integrantes han sido insultados a voz en cuello en las calles.
Los únicos que no quieren darse cuenta de la álgida situación son los congresistas. Unos hacen el ridículo casi a diario; otros se desgañitan en sus monsergas clamando una lucha contra la corrupción cuando ellos …… ¡nacen de la corrupción!; los de más allá, aún no olvidan que las aulas universitarias pasaron ya y que el país demanda soluciones de Estado; el conjunto exhibe con impudicia una predilección por la torpeza y la estupidez más sincera de que se tenga memoria.
Cuando el 9 de diciembre se adelante la jubilación, al menos por 5 años, para los actuales congresistas, y el no mayoritario por una bicameralidad hechiza sea realidad, el pueblo –más sabio que todos los sabios- estará haciendo uso de su inalienable derecho a decir ¡basta! Agregaría algo más: juicio de residencia a todos. El que no deba, no tendría que temerlo. Los otros que asuman su responsabilidad.
12.11.2018