El Corredor Segregado de Alta Capacidad (COSAC), más conocido por todos como Metropolitano, difunde en su página web que los usuarios reciben como beneficio el ahorro de tiempo, calidad de servicio, trato humano e inclusivo y protección al medio ambiente. Pero para quienes usamos regularmente este medio de transporte público, nos queda claro que este sistema ha colapsado y su uso no significa para nada un ahorro de tiempo en sus viajes, debido a las interminables colas en los paraderos iniciales. Además, la calidad del servicio y el trato humano no son características que puedan ser fácilmente identificables, cuando a diario se registran quejas por parte de los usuarios sobre el mal trato en este medio de transporte. Quizá el único elemento rescatable pueda ser el uso de Gas Natural Vehicular (GNV) en los buses del sistema que, seguramente, contribuyen a una menor contaminación del aire de la ciudad.

 

bus metropolitano

 

Es preciso recordar que el proyecto del Metropolitano fue propuesto inicialmente por el alcalde Alberto Andrade Carmona, en su campaña del año 2001 a la alcaldía de Lima; mientras que el actual alcalde, Luis Castañeda —quien fue un duro crítico de esta propuesta en la misma campaña electoral—, lo retoma en su segundo mandato como burgomaestre en el año 2010. Para lograrlo usó fondos de la Municipalidad de Lima y financiamientos del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial; tras su inauguración al final de su segundo mandado, reconoció que el sistema vial duplicó su monto inicial de 135 millones de dólares (más de 400 millones de soles) a 300 millones de dólares (cerca de mil millones de soles).

El pasado 7 de noviembre subió el precio del pasaje, en medio de la indignación y notoria mortificación del público usuario y pese a la oposición mostrada por la Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo. Así, los usuarios pagarían S/ 2.85 en la tarifa general y el pasaje de las rutas alimentadoras aumentaría de S/ 0.50 a S/ 0.55. Con una rapidez inusitada —seguramente motivada por la presión mediática— el alcalde Castañeda anuncio el pasado 9 de noviembre que el pasaje volvería al precio original e incluso que devolverían a los usuarios el monto adicional cobrado durante los días de alza.

Sin embargo, el problema de fondo trasciende el mero tema de los pasajes, que constituye solo uno de los aspectos del sistema que tiene que ser reformado. Las empresas concesionarias del Metropolitano han anunciado un proceso arbitral que seguramente ganarán y los perjudicados, como siempre, serán los ciudadanos. En ese contexto debemos estar atentos, puesto que ya en mayo de este año, los operadores del Metropolitano ganaron cuatro de los cinco arbitrajes presentados contra la Municipalidad de Lima por incumplimiento de contrato, obligando a la comuna al pago de 230 millones de soles aproximadamente.

El recién juramentado alcalde de Lima para el periodo 2019–2022, Muñoz Wells, ha manifestado que: «Ninguna información he recibido por parte de la Municipalidad de Lima, toda la documentación que tengo hoy es de terceros. Hay una problemática muy seria y esto podría terminar afectando lo que es la operación del Metropolitano».

Esta coyuntura nos hace pensar en la clase de autoridades que venimos eligiendo en los últimos años y lo poco efectivas que resultan gestiones como la de Castañeda Lossio, acostumbradas a trabajar por intereses particulares, con una visión que reduce el desarrollo de la ciudad a un conjunto de obras sin sentido, como el bypass de la avenida 28 de julio.

En diciembre próximo culmina el tercer periodo de Castañeda Lossio como alcalde de Lima, gestión que —sin lugar a dudas— deja atrás su imagen de «mejor alcalde del Perú», supuestamente ganada en las dos gestiones anteriores en las que bajo la premisa «roba, pero hace obras» interiorizada en el común de la gente, era la única forma de lograr la mejora de la ciudad. Creemos que la ciudadanía ha empezado a pensar más allá de las obras y, poco a poco, viene entendiendo la importancia de la planificación y el orden necesarios para producir e impulsar una ciudad más justa y equitativa.