Razones ocultas y visibles
El terremoto en Ica y la defección de su presidente regional
A poco de producirse el sismo del 15 del mes pasado, con el mayor desparpajo y sinvergüencería, los chilenos —como si no fueran asesinos de peruanos y usurpadores de nuestra integridad territorial— hicieron llegar ayuda para los damnificados. Viniendo de Chile, país delincuente, esta ayuda no debe tomarse como un acto de solidaridad con el Perú, cosa imposible viniendo de un país enemigo, que ve al Perú como botín inagotable de beneficios. Como veremos en esta nota, estos delincuentes enemigos no dan puntada sin hilo.
El terremoto en Ica y la defección de su presidente regional
A poco de producirse el sismo del 15 del mes pasado, con el mayor desparpajo y sinvergüencería, los chilenos —como si no fueran asesinos de peruanos y usurpadores de nuestra integridad territorial— hicieron llegar ayuda para los damnificados. Viniendo de Chile, país delincuente, esta ayuda no debe tomarse como un acto de solidaridad con el Perú, cosa imposible viniendo de un país enemigo, que ve al Perú como botín inagotable de beneficios. Como veremos en esta nota, estos delincuentes enemigos no dan puntada sin hilo.
Para disimular su imprevisión ante las catástrofes naturales y al mismo tiempo para recuperar algo de popularidad, el presidente Alan García llegó a la zona afectada para coordinar y dirigir las acciones de ayuda, tarea que corresponde al Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), que el gobierno aprista se encargó de convertir en un organismo más informativo que ejecutor. Eufórico porque todo iba bien en su puesta en escena centralista (toda ayuda y toda decisión debe salir de Lima, no de las regiones), Alan García creó el Fondo de Reconstrucción del Sur (Forsur), que puso al mando de un empresario que más que por sus éxitos empresariales es conocido por las duras críticas que formuló a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR); y razón no le faltaba, puesto que si son ciertas las denuncias del diario La Primera sobre la complicidad de Favre en asesinatos y desapariciones, cualquier señalamiento de la CVR debe causarle ira.
Ante la clamorosa demostración de centralismo limeño que significa la creación del Forsur, se alzaron las voces de protesta de los presidentes regionales, incluyendo el señor Rómulo Triveño Pinto, presidente regional de Ica. ¡Cómo no iban a protestar, si la creación del Forsur los colocaba en situación de menores de edad o —peor— de retrasados mentales incapaces de enfrentar los problemas de la región a su mando! El presidente Triveño concretó su oposición creando la Corporación de Reconstrucción y Desarrollo de Ica (Crydi) y declaró que el Forsur debía coordinar con ella; más aún: anunció que interpondría una acción de inconstitucionalidad contra la creación del Forsur, puesto que violaba varios artículos de la Constitución.
Pronto se produjo la reacción del gobierno, que en la voz del limitado intelectual Jorge del Castillo acusó de mezquindad a Triveño, imputación que como fiel perrita faldera del Apra repitió y amplió Cecilia Valenzuela en su programa televisivo. Ya bien zarandeado el badulaque iqueño, el paso siguiente fue que Del Castillo lo invitó a Lima, “para conversar”. Resultado: una foto en que se ve a Del Castillo, Triveño y Favre felices y sonrientes. ¿Qué pasó?, ¿dónde se fueron o dónde quedaron los ímpetus de autonomía regional?
Lo que pasó fue muy simple. Del Castillo sabe que está tratando con uno de los presidentes regionales más incapaces y, además, débiles de carácter; no ocurre lo mismo con los presidentes regionales de Lambayeque1, Arequipa, Áncash o Puno, a quienes difícilmente imaginamos convertidos en monigotes y títeres del Apra. Por otro lado, está la visión de un brillante futuro que pintó a Treviño el adocenado Del Castillo, como cuando se ilusiona a un niño regalándole dulces: ciudades reconstruidas, puerto, aeropuerto, comercio e industria reactivados, etc., etc. Sin embargo, el actor o manipulador principal de esta comedia no es Del Castillo sino su patrón, Chile, principal beneficiado.
Resulta que, para empezar, Triveño ve con buenos ojos que los chilenos hayan comprado tierras2 en Ica (¡una cosa es que allí compren tierras gentes de países lejanos pero no ciudadanos de Chile, país delincuente enemigo del Perú!). Como el gobierno regional ha sido incapaz de promover proyectos para la agroindustria de Ica que puedan realizar los empresarios de Ica, permite que gente enemiga se instale en territorio peruano. Añádase a esto que el puerto y aeropuerto3 posiblemente sean cedidos en concesión a empresas vinculadas a capital chileno; además, para completar el siniestro paquete, se abre la posibilidad de instalar industria petroquímica cuya producción se exportaría al enemigo (Chile). Esto ha llenado de felicidad a Triveño, Alan García, Favre y Del Castillo, quienes no vieron a los portadores de la “ayuda” chilena como los codiciosos buitres que son sino como gente solidaria.
Parte de la campaña del Apra para salir con la suya en Ica ha sido contraponer gobierno regional con empresa privada, como si fuesen cosas opuestas; se presentaba como contrarios a la reconstrucción de Ica a quienes objetaban que Forsur esté al mando de un empresario. Aunque parezca mentira, el argumento del Apra, que no podía convencer ni a un imbécil, prosperó, con la ayuda de los medios de comunicación. El Forsur es un organismo que está de más; porque corresponde a cada gobierno regional, con su equipo técnico, diagnosticar la situación y definir lo que se va a hacer para reconstruir; esto implica, en su momento, llamar a empresarios privados para que tiendan redes de agua y desagüe, construyan o reconstruyan; pero de ninguna manera se debe poner a un empresario para que dirija lo que se debe hacer, aunque esto se disimule con la palabra “coordinar”. En esta trampa del centralismo limeño ha caído el gobierno regional de Ica, que no eligió a Alan García para que mande en la región.
Vista la cosa en su más clara perspectiva, se trata de un vergonzoso caso de incapacidad y de falta de dignidad, que contribuyen a formar la imagen de Ica como tierra de gente que no puede resolver sus problemas por sí misma. Según informa el diario limeño La Primera el 2 de setiembre de 2007, el vicepresidente regional de Ica, Alonso Navarro Cabanillas, reconoce que no están en la capacidad de afrontar la tarea de reconstrucción; con toda desvergüenza reconoce la incapacidad reinante en el gobierno regional de Ica; así, declaró: “Soy de la idea de que por razones del principio de subsidiaridad, compete la intervención del gobierno nacional porque la emergencia ha trascendido los límites de Ica como región”. En realidad la emergencia no ha trascendido, como dice él, los límites de la región, sino que ha sobrepasado la capacidad de gestión de los tarambanas y gente de poco seso elegidos por el pueblo iqueño. Estas declaraciones no son sólo el reconocimiento de que el gobierno regional de Ica está a cargo de incompetentes, sino un mensaje al gobierno centralista en el sentido de que acatan el centralismo limeño y de que no serán un estorbo ante la chilenización de Ica.
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1 En Lambayeque se realiza obras de gran envergadura y con un costo de cientos de millones de dólares, que incluyen un túnel trasandino. Esta y otras tareas no han quedado grandes al presidente de esa región, que es una persona competente. Otro tanto podemos decir del presidente regional de Arequipa.
2 Por supuesto que a este individuo, que en mala hora fue elegido presidente regional, no le importa si esos chilenos producen uvas para consumo local, para exportarlas a Chile (y luego reexportarlas) o si producen pisco según la norma peruana, para exportarlo a Chile, reetiquetarlo y crear competencia desleal al verdadero pisco.
3 Lo de poner en concesión puertos y aeropuertos constituye un peligro para la seguridad nacional, porque el gobierno aprista, lacayo de Chile, en vez de excluir a los chilenos de la postulación a las concesiones, alienta su venida, en algunos casos disimulándola mediante alianzas con capitalistas peruanos alcahuetes de Chile, país enemigo.
Ante la clamorosa demostración de centralismo limeño que significa la creación del Forsur, se alzaron las voces de protesta de los presidentes regionales, incluyendo el señor Rómulo Triveño Pinto, presidente regional de Ica. ¡Cómo no iban a protestar, si la creación del Forsur los colocaba en situación de menores de edad o —peor— de retrasados mentales incapaces de enfrentar los problemas de la región a su mando! El presidente Triveño concretó su oposición creando la Corporación de Reconstrucción y Desarrollo de Ica (Crydi) y declaró que el Forsur debía coordinar con ella; más aún: anunció que interpondría una acción de inconstitucionalidad contra la creación del Forsur, puesto que violaba varios artículos de la Constitución.
Pronto se produjo la reacción del gobierno, que en la voz del limitado intelectual Jorge del Castillo acusó de mezquindad a Triveño, imputación que como fiel perrita faldera del Apra repitió y amplió Cecilia Valenzuela en su programa televisivo. Ya bien zarandeado el badulaque iqueño, el paso siguiente fue que Del Castillo lo invitó a Lima, “para conversar”. Resultado: una foto en que se ve a Del Castillo, Triveño y Favre felices y sonrientes. ¿Qué pasó?, ¿dónde se fueron o dónde quedaron los ímpetus de autonomía regional?
Lo que pasó fue muy simple. Del Castillo sabe que está tratando con uno de los presidentes regionales más incapaces y, además, débiles de carácter; no ocurre lo mismo con los presidentes regionales de Lambayeque1, Arequipa, Áncash o Puno, a quienes difícilmente imaginamos convertidos en monigotes y títeres del Apra. Por otro lado, está la visión de un brillante futuro que pintó a Treviño el adocenado Del Castillo, como cuando se ilusiona a un niño regalándole dulces: ciudades reconstruidas, puerto, aeropuerto, comercio e industria reactivados, etc., etc. Sin embargo, el actor o manipulador principal de esta comedia no es Del Castillo sino su patrón, Chile, principal beneficiado.
Resulta que, para empezar, Triveño ve con buenos ojos que los chilenos hayan comprado tierras2 en Ica (¡una cosa es que allí compren tierras gentes de países lejanos pero no ciudadanos de Chile, país delincuente enemigo del Perú!). Como el gobierno regional ha sido incapaz de promover proyectos para la agroindustria de Ica que puedan realizar los empresarios de Ica, permite que gente enemiga se instale en territorio peruano. Añádase a esto que el puerto y aeropuerto3 posiblemente sean cedidos en concesión a empresas vinculadas a capital chileno; además, para completar el siniestro paquete, se abre la posibilidad de instalar industria petroquímica cuya producción se exportaría al enemigo (Chile). Esto ha llenado de felicidad a Triveño, Alan García, Favre y Del Castillo, quienes no vieron a los portadores de la “ayuda” chilena como los codiciosos buitres que son sino como gente solidaria.
Parte de la campaña del Apra para salir con la suya en Ica ha sido contraponer gobierno regional con empresa privada, como si fuesen cosas opuestas; se presentaba como contrarios a la reconstrucción de Ica a quienes objetaban que Forsur esté al mando de un empresario. Aunque parezca mentira, el argumento del Apra, que no podía convencer ni a un imbécil, prosperó, con la ayuda de los medios de comunicación. El Forsur es un organismo que está de más; porque corresponde a cada gobierno regional, con su equipo técnico, diagnosticar la situación y definir lo que se va a hacer para reconstruir; esto implica, en su momento, llamar a empresarios privados para que tiendan redes de agua y desagüe, construyan o reconstruyan; pero de ninguna manera se debe poner a un empresario para que dirija lo que se debe hacer, aunque esto se disimule con la palabra “coordinar”. En esta trampa del centralismo limeño ha caído el gobierno regional de Ica, que no eligió a Alan García para que mande en la región.
Vista la cosa en su más clara perspectiva, se trata de un vergonzoso caso de incapacidad y de falta de dignidad, que contribuyen a formar la imagen de Ica como tierra de gente que no puede resolver sus problemas por sí misma. Según informa el diario limeño La Primera el 2 de setiembre de 2007, el vicepresidente regional de Ica, Alonso Navarro Cabanillas, reconoce que no están en la capacidad de afrontar la tarea de reconstrucción; con toda desvergüenza reconoce la incapacidad reinante en el gobierno regional de Ica; así, declaró: “Soy de la idea de que por razones del principio de subsidiaridad, compete la intervención del gobierno nacional porque la emergencia ha trascendido los límites de Ica como región”. En realidad la emergencia no ha trascendido, como dice él, los límites de la región, sino que ha sobrepasado la capacidad de gestión de los tarambanas y gente de poco seso elegidos por el pueblo iqueño. Estas declaraciones no son sólo el reconocimiento de que el gobierno regional de Ica está a cargo de incompetentes, sino un mensaje al gobierno centralista en el sentido de que acatan el centralismo limeño y de que no serán un estorbo ante la chilenización de Ica.
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1 En Lambayeque se realiza obras de gran envergadura y con un costo de cientos de millones de dólares, que incluyen un túnel trasandino. Esta y otras tareas no han quedado grandes al presidente de esa región, que es una persona competente. Otro tanto podemos decir del presidente regional de Arequipa.
2 Por supuesto que a este individuo, que en mala hora fue elegido presidente regional, no le importa si esos chilenos producen uvas para consumo local, para exportarlas a Chile (y luego reexportarlas) o si producen pisco según la norma peruana, para exportarlo a Chile, reetiquetarlo y crear competencia desleal al verdadero pisco.
3 Lo de poner en concesión puertos y aeropuertos constituye un peligro para la seguridad nacional, porque el gobierno aprista, lacayo de Chile, en vez de excluir a los chilenos de la postulación a las concesiones, alienta su venida, en algunos casos disimulándola mediante alianzas con capitalistas peruanos alcahuetes de Chile, país enemigo.