Este comportamiento contrario a la ética deberá ser evaluado en una futura selección del TC, así como su desprecio total a las normas.
El excongresista Marco Arana informó que Gonzalo Ortiz de Zevallos Olaechea, el primo hermano del expresidente del Congreso, Pedro Olaechea, fue esta mañana al Tribunal Constitucional (TC) para exigir su nombramiento, pese a que la votación para su nombramiento presenta vicios que deben ser materia de análisis.
Ortiz de Zevallos llegó acompañado del exmagistrado del TC, Carlos Mesía, a las 08:15 h, y dejó un documento en el que solicita que se pacte la hora y fecha de su juramentación, detalla La República.
Existe una seria falta ética al designar a un primo hermano del presidente del Congreso, aberración para la cual se prestó el excongresista Víctor Andrés García Belaunde, quien lo propuso para disimular y evitar que el propio Olaeceha lo presente como candidato al TC para someter su elección a votación.
Ayer Olaechea no disimuló su voracidad por el poder en el TC y presentó a dicha institución un documento exigiendo que se publique en El Peruano la designación de su primo hermano como nuevo miembro del TC.
En su desparpajo, Olaechea no dudó en invadir las atribuciones del TC, que es el único que decide a qué magistrado retira para poner en su lugar a uno nuevo. En su desenfreno, Olaechea exigió en el documento que su primo reemplace en el TC al magistrado “con mandato vencido cuya colegiatura sea la de menor antigüedad”, siendo este punto de nula competencia del Congreso, que, además, está disuelto.
Con esa petición Olaechea busca suprimir del TC al magistrado Eloy Espinoza, quien se ha mantenido independiente frente a las presiones del fujimorismo, que busca copar el TC para obtener allí impunidad para todos sus secuaces acusados de delitos graves.
Los excongresistas Justiniano Apaza y Marco Arana enviaron un documento al TC advirtiendo que el proceso en el que presuntamente habría sido elegido como nuevo miembro a Gonzalo Ortiz de Zeballos no concluyó porque se presentó una reconsideración y una impugnación que nunca se llegaron a resolver, como lo exige el artículo 58 del Reglamento del Congreso.
Este comportamiento contrario a la ética deberá ser evaluado en una futura selección del TC, así como su desprecio total a las normas, pues para cualquier ciudadano este abogado ya pasó todos los límites de la decencia y decoro.