Cipriani vuelve a la carga con Fujimori
El Arzobispo de Lima, tras años de relativa moderación desde que pidió perdón, vuelve a la carga para hablar a favor de Fujimori y renovar así su idolatría a ese sujeto, según se desprende de sus declaraciones en su programa sabatino del día 22 de setiembre en Radio Programas.
Lo que dijo el cardenal a propósito de la extradición de Fujimori, fue: “dejemos en lo posible esos odios, esos enconamientos, esas venganzas, el país requiere de una mayor madurez”.
¿Puede decir el cardenal de dónde vienen los supuestos odios, las venganzas, los enconamientos? Todo es producto de su febril imaginación, pues, hasta donde se ha podido apreciar, las autoridades judiciales se han limitado a cumplir con su deber y han recluido al fugitivo para poder comenzar el juicio del que escapaba con una ya añeja cobardía.
En cuanto a las opiniones de políticos, los medios de comunicación y el público, se aprecia una mayoría que aprueba el inicio del esperado juicio al reo, y, por otro lado, no faltan los ya acostumbrados sirvientes fujimoristas, es decir los políticos y medios que se beneficiaron con alguna prebenda y los infaltables “simpatizantes” de la portátil. Teniendo en cuenta que Fujimori pudo derrochar en un viaje de Japón a Chile medio millón de dólares, no resulta difícil suponer que continúan los pagos a gente necesitada para que grite consignas en favor del prófugo.
Para el cardenal, el accionar de la justicia es odio, venganza y enconamiento. Sólo le falta condenar al poder judicial como lo hizo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos —que venía a observar el último proceso electoral en que Fujimori ganó con fraude— y por defender el fraude los acusó de mentirosos al decirles: “espero que no vengan a plantear fantasías sino a verificar que hay libertad y respeto”. ¿Qué es lo que espera, pedir la liberación o la canonización de Fujimori?
Siendo un representante de la Iglesia, hasta ahora no aprende que ésta debe promover la justicia y los juicios ejemplares, para limpieza de la sociedad, en lugar de dedicarse a defender a su ídolo y obstaculizar con sus fétidas opiniones a las autoridades que se encargarán de juzgarlo.
Pretende cohibir a la prensa
Además, el inefable cardenal dijo: “todo lo demás alborota los espíritus de este circo mediático que ya empezó y no será fácil controlarlo.” ¿Otra vez con su letanía de pretender sujetar a la libertad de prensa? Recordemos que, durante el régimen del dictador, Cipriani incitó poner fin a la libertad de prensa proponiendo un ‘control de calidad’.
¿Se le ha dado ahora por proponer que no se hable del juicio a Fujimori? ¿Cómo se va a erradicar la corrupción si la ciudadanía no es informada y no vigila que el proceso se cumpla con transparencia, teniendo en cuenta que Fujimori fue responsable del regimen más corrupto y criminal que ha visto el Perú? La cobertura de este caso merece amplitud por lo gigantesco del nivel de corrupción, que no pretenda el cardenal que se cubra con el olvido los graves hechos que ocurrieron o se minimice la información y la opinión. Esperemos que la Conferencia Episcopal decida llamar a la cordura al Arzobispo.
¿Puede decir el cardenal de dónde vienen los supuestos odios, las venganzas, los enconamientos? Todo es producto de su febril imaginación, pues, hasta donde se ha podido apreciar, las autoridades judiciales se han limitado a cumplir con su deber y han recluido al fugitivo para poder comenzar el juicio del que escapaba con una ya añeja cobardía.
En cuanto a las opiniones de políticos, los medios de comunicación y el público, se aprecia una mayoría que aprueba el inicio del esperado juicio al reo, y, por otro lado, no faltan los ya acostumbrados sirvientes fujimoristas, es decir los políticos y medios que se beneficiaron con alguna prebenda y los infaltables “simpatizantes” de la portátil. Teniendo en cuenta que Fujimori pudo derrochar en un viaje de Japón a Chile medio millón de dólares, no resulta difícil suponer que continúan los pagos a gente necesitada para que grite consignas en favor del prófugo.
Para el cardenal, el accionar de la justicia es odio, venganza y enconamiento. Sólo le falta condenar al poder judicial como lo hizo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos —que venía a observar el último proceso electoral en que Fujimori ganó con fraude— y por defender el fraude los acusó de mentirosos al decirles: “espero que no vengan a plantear fantasías sino a verificar que hay libertad y respeto”. ¿Qué es lo que espera, pedir la liberación o la canonización de Fujimori?
Siendo un representante de la Iglesia, hasta ahora no aprende que ésta debe promover la justicia y los juicios ejemplares, para limpieza de la sociedad, en lugar de dedicarse a defender a su ídolo y obstaculizar con sus fétidas opiniones a las autoridades que se encargarán de juzgarlo.
Pretende cohibir a la prensa
Además, el inefable cardenal dijo: “todo lo demás alborota los espíritus de este circo mediático que ya empezó y no será fácil controlarlo.” ¿Otra vez con su letanía de pretender sujetar a la libertad de prensa? Recordemos que, durante el régimen del dictador, Cipriani incitó poner fin a la libertad de prensa proponiendo un ‘control de calidad’.
¿Se le ha dado ahora por proponer que no se hable del juicio a Fujimori? ¿Cómo se va a erradicar la corrupción si la ciudadanía no es informada y no vigila que el proceso se cumpla con transparencia, teniendo en cuenta que Fujimori fue responsable del regimen más corrupto y criminal que ha visto el Perú? La cobertura de este caso merece amplitud por lo gigantesco del nivel de corrupción, que no pretenda el cardenal que se cubra con el olvido los graves hechos que ocurrieron o se minimice la información y la opinión. Esperemos que la Conferencia Episcopal decida llamar a la cordura al Arzobispo.