¡Diviniza a los caviares en Navidad!
Hay una gran confusión semántica en Hildebrandt, no ha entendido bien lo que significa ser un caviar y lo que es Jesús, y para eso es necesario conocer a los caviares por sus frutos, pero también es necesario comprender bien lo que es Jesús; y en materia religiosa hay que estar bien informados, y mejor si se habla desde la convicción de creyente.
En primer lugar, para ser caviar hay que ser sinvergüenza, vicio contra el cual Jesús luchó. El caviar habla pagado por su ONG, es un empleado, ex empleado o aspirante a ser empleado de ONG, de esas que les gusta hablar en especial de los derechos humanos y problemas sociales, pero como tienen palabra de alquiler, tienen que ceñirse al libreto que dicte su ONG.
Así, la ONG actúa de ventrílocuo que mueve a estos muñecones —que como el muñeco del ventrílocuo, tienen la cara bien dura— para que digan que sólo las víctimas del gobierno tienen derechos humanos. Los militares y policías que lucharon contra los terroristas y en los combates contra la usurpación de nuestra patria, así como los funcionarios públicos que fueron víctimas de los terroristas y del mismo estado no tienen derecho a ser defendidos. ¡Silencio, cuidadito! Jesús proclamó el valor de TODOS los seres humanos, no de los que son escogidos por la pinza de cangrejo (que siempre va hacia atrás) de la caviarada. Esa es una abismal diferencia.
No somos mezquinos en reconocer que la caviarada jugó un papel regular en la caída de la dictadura, pero el mérito no solamente es de los caviares, que actuaban bien pagados por sus ONGs, sino de todos los peruanos, que sin sueldo ad hoc y sin distingo de tienda política, religión ni clase social, entendieron que el fujimontesinismo era una edición de la bestia del Apocalipsis adaptada a la realidad del Perú y se movilizaron por un futuro mejor.
Los caviares no pueden ser como Jesucristo, quien murió en la cruz por nosotros. Ellos no son capaces de sufrir ningún sacrificio, pues cual Judas reciben sus siclos de plata para traicionar y manipular la verdad, y ni siquiera son como Judas, pues Judas entendió su traición y se ahorcó. Los caviares, cegados en su soberbia y en sus mutuos elogios, no reconocen su traición ni tienen valor siquiera para “ahorcarse”, como el caviar Allan Wagner, rey de las traiciones prochilenas, siempre estará enquistado en un cargo, aunque hayan gravísimas denuncias contra él.
Jesús dijo (Mr 3:24) “Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.” Los caviares hacen el trabajo de destrucción del Perú dividiendo a los peruanos en civiles y militares, sus acciones van encaminadas a minar las fuerzas armadas, desacreditarlas, promover normas y acciones que disminuyan su respetabilidad en la sociedad, prestando un caro favor a Chile.
La caviarada, los fariseos de hoy
César Hildebrandt cree que los caviares cuestionan a los fariseos de hoy (según él, los fariseos son el gobierno que defiende la globalización y no los caviares). ¡Falso! Los caviares están enquistados también en el aparato estatal, y los que están en sus ONGs, no son capaces de salir a protestar por la desnacionalización del Perú.
Uno de los rasgos más importantes de la globalización es minar la autoestima nacional y socavar la identidad nacional. ¿Cuándo han protestado los caviares por los libros de historia falseados que venenosamente ha promovido el caviar Allan Wagner en nuestros escolares? ¡Nunca! Nadie se ha atrevido, sólo La Razón se atrevió a publicar esa traición, una de las más grandes de nuestra historia. He allí un gran fariseísmo de los caviares.
Otro de los rasgos de la globalización es promover la pérdida de la identidad sexual, da lo mismo hombre, mujer y homosexual, y dentro de ello promueven el matrimonio de homosexuales con la consecuente adopción de niños. ¿Cuándo los caviares han protestado por el intento de penetración de esas ideas? ¿Y cuándo han protestado por la depravación y agresión contra nuestros niños al propalar en programas infantiles a La Chola Chabuca o por transmitirse en horarios inapropiados la Chola Jacinta, que no sólo destruyen la identidad sexual, sino que hacen escarnio de la peruanidad? Recordemos que estos personajes fueron promovidos desde el fujimorismo prochileno, que quiso destruir nuestra sociedad. A ellos no les importa la destrucción de la sociedad en sus valores más importantes.
No somos homofóbicos, sin embargo los homosexuales tienen la opción de vivir su elección, pero con discreción, sin escandalizar a los menores ni promover su modo de vida, pues esto destruye el trabajo de educación que realizan las familias y el estado. La Constitución garantiza la protección a la familia y al menor.
Otra característica de los caviares es su pseudopreocupación por la pobreza
En Mt. 23: 27, leemos “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.”
Y es verdad que los caviares son sepulcros blanqueados, porque se “marketean” halagándose unos a otros en la prensa, en conferencias, donde funciona la amistad interesada o hipócrita, y se califican de “destacado”, “intelectual”, “jurista”, “ilustrado” y toda una serie de hermosos adjetivos para blanquear su hipocresía y su ceguera de no querer hablar sobre los intereses de nuestro país.
Por dentro los caviares están infectados con la muerte a la verdadera vida y patria del Perú, reciben dólares y se blanquean en actividades de caridad, pero esconden en tumbas sepulcrales la verdad sobre los gastos. ¿Cuánto reciben los pobres de las donaciones internacionales y nacionales que manejan las ONGs, y cuánto pasa a engordar los patrimonios de los caviares? Nadie se atreva a pedir cuentas, si no, la prensa caviar saldrá al ataque, y no sólo en asuntos de caridad, sino en asuntos sociales o de medio ambiente, que finalmente, no se sabe si cumplen a cabalidad.
¿Qué tienen de antisistema y antiglobalización los caviares?
Hildebrandt cree que los caviares son antisistema. También los hipócritas caviares son tumbas y sepulcros malolientes cuando se trata de combatir la globalización manifestada en penetración extranjera en nuestras inversiones estratégicas, pese a que su discurso rechazaba al imperialismo norteamericano.
¿Qué más sistema que las ONGs? Muchas ONGs no sólo que están financiadas por brazos del sistema, como la AID o el Banco Mundial, sino por grandes transnacionales. Por supuesto, no satanicemos, hay ONGs que hacen buen trabajo, como Acción por los Niños.
En el caso de Manuela Ramos o Flora Tristán, defienden a la mujer por un lado, pero callan contra el gobierno que les mezquina un buen empleo o un buen hospital, y tienen que abandonar su casa más horas para conseguir más pan, mientras que sus hijos quedan desprotegidos frente a las violaciones y vicios. ¿Cuándo estas ONGs han protestado por la invasión de capitales chilenos que arrebatan el negocio a peruanos de clase media, o por los pésimos servicios de salud?
No obstante, cuando se trata de ya no un imperialismo norteamericano, sino uno de segunda categoría, de Chile, país delincuente que se quiere alzar sobre el Perú, los caviares guardan el silencio más sepulcral, comprados no con las monedas de Judas, sino con bocaditos y abracitos en la embajada chilena, que también les hace callar al ver que casi 37 mil metros cuadrados del suelo de nuestra patria, en Tacna, está usurpado por el enemigo chileno, como lo está 37 mil kilómetros del Mar de Grau.
¿Cuándo han defendido los derechos humanos de los peruanos muertos por las minas chilenas en nuestro territorio en la frontera con Chile? ¡No señor, si los chilenos matan, no hay que protestar por los cholos! Allí no hay derechos humanos.
La codicia
Hildebrandt también se atreve a comparar a los caviares con el Jesús que rechazaba la codicia y la sumisión al imperio degenerado de Roma. Nada más inexacto. Como hemos visto, la codicia sí mueve a los caviares, pues sin la lubricación de los dólares de las ONGs o de los sueldazos de las planillas doradas o sin la oficina estatal bien puesta en el gobierno, hasta su media y sesgada voz se apagaría.
Así, no hablan de los abusos cometidos contra militares y policías en ejercicio de sus funciones, pues vieron que estaban mutilados por muchos años sin que sus ONGs reclamen por ellos, tampoco han hecho sentir su voz contra la depravación y embrutecimiento transmitida por los medios que se han convertido en un monopolio antidemocrático, tampoco dicen nada de la penetración chilena en la prensa y en la economía. Jesús hubiera salido a latiguearlos, y no con sueldo de ONG, sino descalzo.
Los caviares reúnen todos los requisitos para ser no sólo los fariseos modernos, sino grandes Judas cómplices de las injusticias y del sometimiento de nuestro país. Pero como todo fariseo y como todo Judas, tendrán su fin, la mentira no puede prevalecer sobre la verdad.
Los mercaderes del templo
Los caviares son los actuales mercaderes del templo, del templo de la Patria, donde venden la paloma de la paz encerrada en la jaula de la ONG, la paz falsa que promueven los caviares es en verdad el odio de la división entre peruanos, por eso la paloma enjaulada no sale y al final será sacrificada por unos cuantos dólares que reciben.
También negociaban en el templo ovejas, así los caviares llevan a los mansos e incautos peruanos como corderos al sacrificio, para lucrar con ellos, traficando con su dolor y su pobreza.
Pero también se vendían bueyes, de la misma manera, los caviares tienen cautivo al buey que debe arar el campo para los peruanos y lo venden al mercader chileno, que quiere tierras peruanas para su codicia.
En el templo, entre los fariseos también había cambistas, de igual manera, para los caviares todo es negociable, son capaces de vender a su Patria, a su historia, a su madre, negocios son negocios, y si la cosa no es negociable, tal vez sea “conversable”… Y aunque Hildebrandt comience su artículo criticando el mercantilismo navideño, no hay nada más mercantilista que un caviar, pero si existen todavía los caviares es porque los latigazos de la verdad de Jesús no han podido penetrar en su gruesa caparazón, al menos los mercaderes del templo de Jerusalén tenían piel, pero estos caviares tienen las más duras corazas, y hasta se dan el lujo de engañar, como Susana Villarán, que dice que es seguidora del padre Gutiérrez… ja, ja.
Para terminar, los escándalos de la logia P-2 y otros escándalos cometidos en la Iglesia son actos personales, eso no tiene por qué avergonzarnos en nuestra calidad de católicos o cristianos, lo que tendría que avergonzarnos es el silencio o la complicidad, porque esas ramas podridas tienen que ser podadas, no representan la verdad cristiana, no son la doctrina, sino que son humanos parásitos que tendrán su fin. Ser religioso no significa ser incapaz de cometer actos graves.
Será mejor que Hildebrandt, desde su agnosticismo, que respetamos, revise bien lo que escribe antes que caiga de su bien ganado pedestal de ser el periodista con más credibilidad, y mucho peor, que nos traiga mal sabor en la Navidad comparando a Jesús con los caviares.
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