Entrevista realizada por Carlos Alonso Bedoya
Uno de los fenómenos más impactantes que nos ha traído la crisis económica global es, sin duda, la constante caída del dólar, lo que afecta tanto la política monetaria como el comercio entre muchos países. La mayor parte de reservas mundiales se encuentran denominadas en dólar; para protegerse de la pérdida que todo ello ocasiona, los países del Alba han empezado a dejar el dólar para comerciar entre ellos, usando sus propias monedas locales mediante un sistema de compensación llamado sucre. Diego Borja, secretario económico del Alba, visitó Lima hace unos días y nos dio detalles de este mecanismo.
¿Qué es el sucre?
—El Sistema Único de Compensación Regional, sucre, es una unidad de cuenta, una moneda de bancos centrales, una moneda virtual que sirve para las transacciones comerciales de los países miembros utilizando su propia moneda local y no la divisa, ni el dólar, ni el euro.
¿Y cuál es la ventaja de utilizar el Sucre y no el dólar en las transacciones comerciales?
—Las personas que utilizan el sucre y no el dólar ahorran costos derivados del tipo de cambio, de trasladar sus monedas a dólares. No tienen que generar los costos adicionales en los casos de que no dispongan de la moneda, los costos financieros y sobre todo les permite con mucha mayor facilidad hacer transacciones, ya que usan la moneda nacional.
¿Y eso tiene que ver con que el dólar ha ido perdiendo su valor en el mundo? ¿Como para protegerse?
—Tiene que ver básicamente con la posibilidad de que nuestros propios países usen sus propias monedas en el momento de hacer intercambios internacionales y no utilicen una moneda externa que se maneja por otros parámetros que no son los nuestros y que son controlados por una autoridad sobre la cual no tenemos ninguna supervisión.
¿Qué países están utilizando el sucre?
—Lo usan los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el Alba, donde está Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
¿Desde su creación hasta la actualidad, cuál ha sido la evolución del sucre? ¿Cuántas transacciones comerciales se realizan en esa moneda virtual?
—Muchísimas transacciones. Iniciamos en el año 2010 con 10 millones de dólares en transacciones. En dólares convertidos a sucres. Y ahora estamos sobre los 500 millones de dólares.
¿Qué empresas, qué sectores usan este nuevo mecanismo?
—En los más variados rubros. Lo utilizan entre empresas del sector público y del sector privado, sobre todo del segundo. Sectores vinculados a materias primas, a bienes finales de distinta índole: alimentarios, de salud, utensilios del hogar, línea blanca, etc. Ahora se está discutiendo la posibilidad de ampliarlo al pago de servicios.
¿Y han recogido la opinión de las empresas que utilizan el Sucre?
—A lo largo de estos casi dos años de vigencia (en julio cumplen dos años las transacciones en sucres entre Ecuador y Venezuela por ejemplo) hemos sido retroalimentados por las empresas para mejorar la confianza en los pagos entre el comprador y el vendedor. Eso nos llevó a hacer acuerdos con las instituciones financieras privadas autorizadas para la transacción, de manera tal que el vendedor confíe que va a recibir el pago por parte de su comprador una vez que el comprador coloca el dinero en un banco. Ese banco le informa al Banco Central del país comprador que ya está el dinero asignado, y éste a su vez informa al Banco Central del país vendedor y por ello existe la plena confianza. El vendedor recibirá en 48 horas el pago en su moneda nacional. En el caso del Ecuador a los vendedores se les paga en dólares, en el caso de Venezuela a los vendedores se les paga en bolívares.
¿Un país como el Perú podría utilizar el sucre?
—Sin lugar a dudas. Un país como Perú o Colombia puede utilizar el sucre. Los empresarios se dan cuenta de que esto tiene beneficios concretos, porque la disminución de los costos por el uso del dólar se reflejan de manera inmediata en las hojas de balance de la empresa.
¿Un empresario peruano puede utilizar el sucre?
—En la actualidad no, porque el Perú no es miembro del Sistema Único de Compensación Regional. Para que pueda utilizar el sucre tendría que ser miembro y lo que estamos discutiendo ahora en el grupo dos del Consejo Económico de Unasur es precisamente la posibilidad de utilizar un sistema de compensación en moneda local, sea el sucre o cualquier otro.
¿Y cómo influye el aspecto político en esta discusión?, porque Perú, Colombia y Chile están más alineados al eje Washington y están acostumbrados a utilizar mucho el dólar y tienen la mayor parte de sus reservas en esta moneda, ¿qué posibilidades concretas hay de que estos países tengan incentivos para ingresar?
—En primer lugar, los países que en estos momentos están utilizando el sucre también tienen reservas en dólares. El sucre no altera esa definición soberana de los países. Lo que sí hace es mejorar la capacidad de maniobra de las economías al usar su moneda local como moneda de transacción comercial internacional, porque no tiene que acudir precisamente a las reservas que están en dólares. Si Venezuela le quiere comprar al Perú una determinada mercancía, el empresario peruano recibe su pago en soles, y el empresario venezolano realiza su compra en bolívares. Eso le da un margen de maniobra mucho mayor tanto a la economía venezolana, como a la economía peruana en términos de competitividad y de ahorro micro económico. El empresario peruano no tendría que incurrir por ejemplo en los costos de transacción que implica trasladar los soles a dólares.
¿Y cuál sería el valor de referencia entre el sol y el bolívar?
—Hay una canasta de monedas que define el tipo de cambio con el cual se transa el sucre. En este momento de acuerdo a esa canasta y a las transacciones de los países miembros, un sucre equivale a 1.2509 dólares.
Por esa vía se define la relación entre el sol y el bolívar…
—Entre el sol y el bolívar, entre el bolívar y el Boliviano, entre el sol y el Boliviano, o cualquier país que intervenga en el comercio usando sucres.
Y si en plena operación comercial se desmorona el dólar, ¿igual se podría afectar la competitividad?
—Para nada, porque la canasta de monedas se hace en función de la relación, por supuesto, del sol en este caso con el dólar, pero también en relación a la participación del comercio internacional del Perú con el resto de los países miembros del sucre. Se resguarda el valor por un tiempo perentorio, que es el tiempo que toma en reunirse el Consejo Monetario Regional, que define la paridad de cambio del sucre con el dólar.
Si el Perú fuera miembro del sucre, ¿un productor textil peruano está libre de comerciar con Venezuela en sucre y con China en dólares? ¿Se prohibiría usar el dólar para comerciar?
—De ninguna manera. Esto es un esquema voluntario, sin alterar los demás mecanismos de comercio con otros países y con otras monedas. Incluso puede haber áreas de comercio con los propios países miembros del Sucre que pueden realizarse en dólares. Pero lo que sí se va a dar cuenta el exportador es que le conviene mucho más hacer transacciones en Sucres, porque hay ahorros concretos de utilidad que le van a ir a su hoja de balance.
¿Su presencia en el Perú es para promover el uso del sucre?
—He sido invitado por el grupo de trabajo dos del Consejo Económico de Unasur, para hacer una presentación que dé una visión global de los elementos tanto técnicos como políticos que han llevado a la constitución del sucre.
En el Perú se ha satanizado mucho a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), ¿Qué importancia tiene como mecanismo de integración?
—Enorme. El Alba es una zona económica que agrupa a 80 millones de personas y un producto bruto para el año 2012 que bordea los 600 mil millones de dólares. Tiene, además, una dotación de recursos económicos, energéticos, de biodiversidad y agroalimentarios gigantesca. Está significando una alternativa de integración al resto de las opciones con las que cuenta ahora América Latina y América del Sur.
Un país como el Perú que tiene tantos TLC y acuerdos de protección de inversiones y ahora es parte de la Alianza del Pacífico, ¿puede integrarse al Alba con toda esa estructura?
—Siempre puede integrarse, pero la lógica que tiene el Alba no es la lógica de la apertura comercial ni la del liberalismo. Acá la idea es resguardar las simetrías y las asimetrías disminuirlas entre los países miembros. El objetivo es promover la producción especialmente de los agentes económicos más pequeños, los vinculados a la economía popular que hay en todos nuestros países. El objetivo es satisfacer necesidades básicas de la población, por eso se trabajan varias líneas prioritarias: soberanía alimentaria, soberanía de salud, soberanía del conocimiento. No solo es un tema comercial, aunque tiene que ver con ganancias en términos comerciales pero sobre todo con modificaciones en la estructura productiva de nuestros países.
La Primera, Lima 19-06-2012