Por Pablo O’Brien
La aparición de Cuando despertemos en el 2062, visiones del Perú en 50 años desató la polémica sobre nuestro esquema de crecimiento. Uno de los autores de la obra defiende aquí sus posturas.
El reconocido economista e investigador de la Universidad del Pacífico, Jürgen Schuldt, advierte que si no hacemos urgentes cambios al modelo primario exportador, estamos condenados a la ruina. Tales afirmaciones han provocado airados señalamientos y, sorprendentemente, cierto grado de receptividad en el Ministerio de Economía y el Gobierno. En esta entrevista, explica en qué consiste su posición.
—Algunos economistas lo han calificado de apocalíptico al haber puesto fecha de defunción a la bonanza económica que vive nuestro país.
Lo que sucede es que nosotros hemos adoptado una perspectiva de largo plazo. Hemos estudiado la historia económica del Perú. Lo que allí se aprende es que estos ciclos [de bonanza] se acaban. La época del guano, del salitre, del caucho, del petróleo, de la harina de pescado, todas terminaron. Entonces, se hace evidente que no podemos regresar permanentemente al modelo primario exportador.
—¿En qué consiste la maldición de los recursos naturales?
El primer efecto de esta maldición son los precios altamente volátiles, los cuales generan un crecimiento económico volátil. A su vez, los ingresos fiscales disminuyen o aumentan de acuerdo con el comportamiento de los precios. Las mercancías menos volátiles son las manufacturas que exportan los países del norte. Eso nos llevaría a pensar que deberíamos optar por un modelo que se preocupe mucho más por productos diversificados o industrializados con mayor valor agregado.
—Quienes critican su postura señalan que no existe tal maldición, que tener recursos naturales es más bien una bendición, pues países como Noruega, Canadá, Estados Unidos, Francia y Alemania crecieron porque supieron invertir las ganancias que les dejaron estos recursos.
Esos son los ejemplos que siempre se ponen, pero cuando los citan no hablan de la historia de esos países. Todas esas naciones desarrollaron, primero, instituciones sólidas: burocracias de primera, un sistema de partidos buenísimo y un sistema judicial casi perfecto. Entonces, claro, teniendo instituciones sólidas uno puede aprovechar los recursos naturales. En nuestro caso sucede lo contrario.
—Entonces debiéramos estar discutiendo sobre qué instituciones necesitamos y no tanto sobre qué modelo económico aplicar.
Naciones como Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur se han desarrollado sin tener recursos naturales, lo han logrado porque primero desarrollaron una industria nacional para el mercado local y luego para la exportación.
—Ese modelo de sustitución de importaciones fracasó aquí.
Es que este modelo tiene la particularidad de que sustituyó importaciones primero, pero al poco tiempo se le quitó las protecciones. En América Latina, en cambio, se las quiso mantener permanentemente. Este modelo ensayó primero en su mercado interno y poco tiempo después se lanzó a la exportación. Ese es otro problema que tiene el Perú: carece de un mercado interno amplio.
—¿No se señala, acaso, que en gran medida el crecimiento económico del país se sustenta en su demanda interna? El crecimiento del sector construcción y comercial sería un ejemplo de ello.
Es que no se ha estudiado lo que se llama la enfermedad holandesa. Esta enfermedad, que se está dando en el Perú, es consecuencia del ingreso masivo de inversiones y de las ganancias que generan las exportaciones. Por tanto, se revalúa el tipo de cambio. Esta situación beneficia a los sectores no transables, es decir, los bienes que no se pueden intercambiar internacionalmente; ahí está el sector construcción, energía, telecomunicaciones1.
—¿El modelo actual, entonces, nos inocula esta enfermedad?
Así es el modelo. Por eso decimos que es una Fata Morgana que vamos a seguir creciendo infinitamente. Solo vamos a seguir creciendo si los precios se mantienen altos. El día que se caigan los precios vamos a pagar las consecuencias: devaluación del tipo de cambio, recesión económica. Gracias a las buenas condiciones económicas, los sachaliberales2 sufren el síndrome del Jardín del Edén y creen que nos convertiremos en los pumas de América Latina, cuando en realidad somos unos camaleones que cambian de color según el comportamiento de los mercados internacionales.
—¿Vamos camino al desastre?
Imagínese el efecto en las cuentas fiscales cuando los precios internacionales se desplomen. Ese es el gran peligro que no se quiere ver. Los sachaliberales me recuerdan a los dueños y al capitán del Titanic, no quieren ver los icebergs.
—Este panorama absolutamente desalentador se debería a que nuestra economía depende demasiado de la minería.
Es que la economía peruana está muy desequilibrada y descentrada. Está demasiado concentrada en la minería, las finanzas y el comercio al por mayor, el retail3. Por eso, lo que nosotros queremos hacer notar es que debemos esforzarnos y enfocarnos más en el mercado interno.
—¿Y cómo hacemos eso?
Básicamente, lo que se debe hacer es generar encadenamientos productivos. En términos de sectores económicos, en términos de cuencas, de productos, y diversificar obviamente los productos de exportación con tecnologías propias. Debiéramos, por ejemplo, fortalecer los Centros de Innovación Tecnológica (Cites), que son una maravilla y a los que el gobierno no les da ni bola. Tenemos que fomentarlos. Los Cites del calzado, los de las uvas, de los textiles... Por ahí va la verdadera solución.
—En síntesis, invertir en los sectores donde podemos ser más competitivos.
Las verdaderas riquezas del país no se explotan, excepto la gastronomía, algunos centros turísticos y artesanales. Se necesita crear condiciones para los emprendedores y empresarios schumpeterianos [Schumpeter, el economista que habló del conocimiento como forma de darle valor a la producción], no mercantilistas y rentistas que medran gracias a lo primario-exportador y mediante la concesión de proyectos que se dan, como quedó demostrado con los “petroaudios”'. Por eso, debemos volver a políticas sectoriales y apuntar a una autosuficiencia alimentaria y energética.
—Ambas cosas están en el plan del gobierno...
Pero no las están cumpliendo, justamente por influencias ideológicas y políticas de los sectores que más ganancias obtienen con este modelo: los mineros y el sector financiero. Lo que tenemos que hacer es industrializarnos con base en nuestros recursos naturales, que los tenemos en cantidad. Eso se puede hacer utilizando tecnología intermedia. El turismo es importante, especialmente el turismo ecológico.
—Existen voces que indican que esta crítica busca retornar al modelo controlista y a la industrialización por sustitución de importaciones.
No. De ninguna manera. El debate de fondo es este: los sachaliberales, como bien han sido denominados, creen en las ventajas comparativas estáticas, es decir, están en el siglo XIX. Creen en Ricardo, es decir, explotar lo que el mercado manda. Nosotros, en cambio, defendemos las ventajas comparativas dinámicas del Perú. Para que esto se consiga necesitamos que el Estado intervenga para apoyar a los empresarios y emprendedores que puedan añadir valor. [...] El mercado no lo puede todo. Eso me recuerda una historia: dos economistas conversan y de pronto se quema un foco. Entonces, el neoliberal dice: “No te preocupes que el mercado verá cómo arregla este problema”.
—Y el mercado dicta que nos dediquemos exclusivamente a la exportación primaria.
El problema de eso es que no podemos depender tanto de lo que ocurre en la economía global. Los economistas en el Perú lo primero que hacen al abrir un periódico es ver cómo está el precio del cobre y del oro. Y el ministro de Economía todos los días prende su velita para que China no se vaya a caer. Y en estos últimos meses, todos los días deben ir a rezar a la Catedral con su velita.
—¿La idea es diversificar la economía para no depender de la minería?
Diversificarla es fundamental, pero sobre todo no solo orientarla a las exportaciones, sino ver hacia adentro. Desarrollar el mercado interno.
Tenemos que buscar una economía autocentrada en la que valoremos lo nuestro y consumamos lo propio, sin que eso signifique desmerecer la integración global. Tenemos que pararnos en dos patas: exportaciones y demanda interna. De modo que si se caen las exportaciones, nos queda la demanda interna para seguir creciendo. Para dinamizar el mercado interno se tiene que redistribuir el ingreso.
—¿Con la clase política que tenemos y con estos funcionarios y economistas tan ideologizados, cree usted factible realizar los ajustes que plantea?
[El ministro de Economía] Castilla en las últimas declaraciones que ha realizado parece que está entendiendo el problema. Creo que Hausmann ha despertado a todos los economistas. Castilla ha comenzado a cambiar de opinión y se ha dado cuenta de que tiene que preocuparse más por la diversificación de los productos de exportación, por la industria, por los servicios y por prestar más atención al mercado interno. Tengo mucha esperanza en eso.
—En un viraje del modelo.
Así es. Ahora, claro, los grupos de interés van a patalear, pero es una batalla que habrá que darla a nivel político y técnico.
La polémica compra de Repsol
—¿Cree usted que es conveniente que Petro-Perú adquiera la refinería La Pampilla?
Estoy a favor, siempre y cuando Petro-Perú adquiera estos activos en alianza con privados.
—¿Con privados, de ninguna manera solo?
No. Solo no. Puede ser en una alianza con empresas estatales de otros países.
—¿Y por qué?
Porque no tenemos la tecnología para operar esa planta como realmente se debe.
—¿Y que se compren los grifos?
Eso es otra cosa. Allí los márgenes de ganancia son enormes. Por galón de gasolina los grifos ganan tres soles, más o menos. ¿Cómo puede ser eso? Entonces, el Gobierno se ha dicho: “¡Ah caramba! Acá tengo cómo obtener un dinero para crear infraestructura, educación”. Y sobre todo, contribuir a regular los precios.
—Entonces, está de acuerdo con que se adquieran los grifos.
El temor es el de siempre: la corrupción, por eso es que la gente se opone.
El Comercio, Lima 28-04-2013.
____________
1 Americatel, Nextel, de Chile. [Nota de Con nuestro Perú.]
2 Falsos liberales. [Nota de Con nuestro Perú.]
3 Por ejemplo Ripley, Tottus, Saga Falabella, Sodimac, Metro, Wong, etc., de Chile. [Nota de Con nuestro Perú.]
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