Huellas acusan a Navarro por asesinato de cura Linán
El general César Guardia, jefe de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (Dirincri), reveló que el móvil del asesinato del franciscano portorriqueño Joel Linán Ruiz fue el robo de la caja fuerte que el religioso en el convento de San Francisco, en el centro histórico de Lima, donde guardaba un cáliz "muy preciado" por el religioso.
La Policía encontró en ese cáliz las huellas dactilares del presunto asesino, identificado como Carlos Navarro Fernández y detenido hace una semana en Cañete, a donde fugó después de perpetrar el crimen de Linán y su asistente, a fines de agosto.
Los resultados de las huellas se suman a las evidencias proporcionadas por los chips de los celulares de las víctimas, que también apuntan a Navarro.
Por su parte, el acusad niega ser el autor del asesinato, pero sus coartadas están fallando, pues sus respuestas al interrogatorio son contradictorias, manifestó aseguró Guardia.
El general explicó que el presunto asesino dijo que estaba en una fiesta en Cañete a la hora del crimen del cura y su asistente, Ananías Albani, y para sustenar sus dichos presentó unas fotografías supuestamente tomadas con su celular en esa fecha.
Pero la investigación policial determinó que las imágenes fueron tomadas un día diferente al del crimen, según Guardia. No obstante, Navarro cuenta con colaboradores que están dando versiones para tratar de desvirtuar las investigaciones.
El jefe de la Dirincri informó también que un testigo declaró ante las autoridades haber visto al detenido con las manos y la camiseta manchadas de sangre el día del crimen y agregó que Carlos Navarro tendría un cómplice del asesinato, que aún no ha sido identificado.
Los resultados de las huellas se suman a las evidencias proporcionadas por los chips de los celulares de las víctimas, que también apuntan a Navarro.
Por su parte, el acusad niega ser el autor del asesinato, pero sus coartadas están fallando, pues sus respuestas al interrogatorio son contradictorias, manifestó aseguró Guardia.
El general explicó que el presunto asesino dijo que estaba en una fiesta en Cañete a la hora del crimen del cura y su asistente, Ananías Albani, y para sustenar sus dichos presentó unas fotografías supuestamente tomadas con su celular en esa fecha.
Pero la investigación policial determinó que las imágenes fueron tomadas un día diferente al del crimen, según Guardia. No obstante, Navarro cuenta con colaboradores que están dando versiones para tratar de desvirtuar las investigaciones.
El jefe de la Dirincri informó también que un testigo declaró ante las autoridades haber visto al detenido con las manos y la camiseta manchadas de sangre el día del crimen y agregó que Carlos Navarro tendría un cómplice del asesinato, que aún no ha sido identificado.