García lo niega, pero la mayoría cree a los testigos y a la víctima
El joven Richard Gálvez apareció después de los incidentes del sàbado, cuando fue agredido por el Presidente de la República con dos sóferas cachetadas a lo cual se sumaron puntapiés de ocho matones que acompañaban al mandatario.
En declaraciones para Diario 16 y La Primera, Gálvez reconoció que le grito "corrupto" y que de la arremetida e intento de detención fueron testigos unas 30 ó 40 personas, quienes gritaban "abusivo", "cobarde" y "ladrón".
No es la primera vez que García recurre a la agresión física. Como se recuerda, pegó un feroz puntapié a un discapacitado durante una marcha en el 2004, el recordado Jesús Lora, a cuya familia buscaron para ofrecer dinero a cambio de desistir de su denuncia.
Otro incidente ocurrió en el 2001, cuando García, después de participar en un mitin en Comas, pateó en una de las piernas a la reportera gráfica Milagros Godos por “distraerlo” con el flash de su cámara durante su discurso en la manifestación. La Primera informa así hoy:
Gálvez teme represalias de García
LA PRIMERA logró conversar con Richard Gálvez, el joven que fue golpeado por el presidente de la República por llamarlo corrupto. Jefe de Estado podría ser denunciado por abuso de autoridad e investigado por el Poder judicial.
Su paradero era desconocido, estaba oculto y temeroso, pero, armado de un poco de valor, Richard Gálvez –el joven que fue abofeteado en el rostro por el presidente Alan García–, decidió salir al frente y desmentir al jefe de Estado, quien negó haberlo agredido físicamente el sábado último mientras realizaba una visita particular en el hospital Edgardo Rebagliati.
Tras reconocer que sí le gritó “corrupto”, Gálvez contó en declaraciones a LA PRIMERA, que el primer mandatario se acercó y le dio “una doble cachetada” luego que le gritara en la cara la frase citada. “Le grité corrupto, él viene hacia mí caminando, y me mete un cachetadón con su mano izquierda. Yo no pude responder porque delante de él tenía a su seguridad. Después del hecho, 30 y 40 testigos le gritaron abusivo, cobarde”, dijo.
El joven confirmó también que, tras la agresión física de García, personal de la seguridad presidencial también lo golpeó y le pegó en el piso. Luego, lo mantuvieron detenido por la fuerza durante algunos minutos y fue sacado del hospital.
Agregó que, ante su resistencia, lo soltaron a dos cuadras del ex hospital del Empleado, donde ese día Gálvez realizaba tareas de voluntariado. “Estoy con rasguños y arañones, y varias partes de mi cuerpo las tengo hinchadas”, relató.
Está asustado
Tras el breve contacto con Gálvez vía telefónica, este diario pactó un encuentro con él para la tarde de ayer, pero la cita finalmente se frustró por temores del joven, según dijo. “Cuando les iba a dar el encuentro en el lugar que quedamos me percato que había una camioneta de la Policía, por lo que finalmente decidí irme”, nos dijo por la noche mediante un mensaje de correo electrónico.
Gálvez afirma que está escondido desde el sábado, por temor a represalias contra él. Según nos contó su jefe (cuyo nombre guardamos en reserva) en una empresa de seguridad, el joven está atemorizado con todo lo que ha pasado.
“Él (Gálvez) es mi empleado (en la pequeña compañía de seguridad) y ha venido después de unos días a trabajar y no quiere ir a ningún sitio pues siente mucho miedo; anímicamente está muy mal”, nos dijo. Gálvez trabaja con él de manera eventual.
Este diario pudo conocer que Gálvez perteneció al Ejército y habría servido en la zona del Vrae.
Maycol con temor
LA PRIMERA conversó con amigos de Gálvez en su antiguo barrio de la urbanización La Calera, en Surquillo, donde es conocido con el apelativo de Maycol, debido a la caracterización de Michael Jackson que realiza en diversos espectáculos que organiza “El Show de Piwi”, una pequeña compañía de eventos en las que “cachuelea” los fines de semana.
Tras describirlo como un muchacho trabajador, noble y humilde, Vladimir Zaragoza y Daniel Hurtado, dueños de la citada empresa, contaron que el joven tiene temor de que el gobierno “haga algo contra él”.
“Él es muy independiente y vive solo, sin su mamá, que está en Lince, por eso tiene miedo en dar la cara, porque hasta lo podrían desaparecer”, nos dijo Zaragoza.
García lo niega
El presidente García negó la agresión física y al referirse al incidente dijo que hizo alejar (a Gálvez) con señas y sólo le contestó “con unas palabras”.
El mandatario había evitado hablar de la supuesta agresión, pero ayer, en declaraciones a la prensa, sostuvo que lo que ocurrió realmente es que él respondió de manera verbal al voluntario. “Le hice un señalamiento para que se aleje y le contesté con unas palabras y punto, después entiendo que intentaron detenerlo pero me pareció innecesario”, indicó.
“En nuestro país donde se banaliza y se vitupera a los políticos, alguien se permite gritar e insultar, finalmente es su libertad, pero, cuando se hace así frente a frente y cuando uno está acompañado de su hija, por lo menos uno tiene que responder”, anotó.
García dejó entrever, además, que su airada respuesta verbal, fue motivada porque Gálvez le profirió otros insultos de grueso calibre. “No puede ser que alguien le diga a uno corrupto en la cara o hijo de puta en la cara y uno se quede silencioso. En este tipo de altercados siempre he respondido, porque a mí no me falta el respeto nadie, menos al presidente, y menos delante de mi hija y menos (insulta) a mi madre”, señaló.
Ante el Poder judicial
El ex congresista Heriberto Benítez, por su parte, sostuvo que el Poder judicial debería hacerse cargo del tema de las bofetadas presidenciales, ya que esa conducta está contemplada en el artículo 441º del Código Penal, como una falta contra la persona.
Benítez consideró, en tal sentido, que el juez de paz letrado de Jesús María debería iniciar inmediatamente las investigaciones correspondientes. “La Ley Nº 27939 determina que estas faltas contra la persona podrían dar lugar a una pena de sesenta a ciento veinte días multa, pudiendo, en todo caso, el jefe de Estado llegar a una transacción con el agraviado, con lo cual el proceso terminaría rápidamente”, comentó.
El ex legislador dijo esperar que el presidente de la Corte Superior de Lima, César Vega, no impida las investigaciones que deben abrirse al mandatario. “Ojalá (Vega Vega) no amenace, ni asuste al juez de paz letrado para evitar las investigaciones judiciales”, expresó.
Pueden acusarlo por abuso de autoridad
En caso se compruebe la agresión física contra Richard Gálvez, el presidente de la República, Alan García, podría ser denunciado por abuso de autoridad, señaló a LA PRIMERA el penalista Luis Lamas Puccio, quien agregó que la acusación podría extenderse también a los miembros de su seguridad que supuestamente lo habrían golpeado.
“El hecho de ser primer mandatario no te da atribuciones para golpear o insultar a nadie, lo mismo sucede con las personas, que tienen condición de funcionarios, presentes en ese momento, llámese seguridad personal o Policía Nacional, que no pueden actuar de manera arbitraria”, explicó.
Lamas indicó que lo primero que tiene que hacer el agraviado es formalizar una denuncia escrita en la comisaría o ante el ministerio Público, donde solicite la presencia de los presentes en los hechos a fin de que declaren.
Subrayó, asimismo, que si el joven voluntario se siente físicamente lesionado, también debería solicitar que se le haga una evaluación médico legal para dejar constancia de los daños. “Esto es lo primero que tendría que hacer para ver la magnitud y la implicancia de lo ocurrido allí”, acotó el jurista.
En caso de encontrar responsabilidad en el presidente, el ministerio Público tendría que enviar lo actuado ante el Congreso, de manera que procedan conforme a sus atribuciones, dado que el jefe de Estado no puede ser acusado directamente. Otras fuentes jurídicas señalaron que el mandatario sólo podría ser enjuiciado luego de terminar su mandato, en julio de 2011.
De otro lado, sostuvo que el ministerio Público, también podría denunciar de oficio a Gálvez. “Insultar al mandatario también puede constituir falta o delito (de desacato), según la magnitud, por haber atentado contra la función pública, ser denunciado de oficio”, anotó.
Helio Ramos Peltroche
Redacción