Sucesivos gobiernos, si quisieran combatir el contrabando, desplegarían a las fuerzas armadas en respaldo de la Policía en las rutas de contrabando de Bolivia, Chile y Ecuador, pero no hay decisión y continúa no sólo la competencia desleal para los comerciantes nacionales, con productos de dudosa calidad que no pagan impuestos, sino que en las “culebras” (caravanas de camiones) y otras modalidades hasta ingresan armas ilegales, drogas, fármacos adulterados y fármacos peligrosos, como los que el hampa emplea para dopar a sus víctimas, ropa usada que puede propagar enfermedades, proveniente principalmente de Chile, y hay hasta tráfico humano, mujeres y jóvenes que van a parar a burdeles clandestinos o a centros de trabajo en condiciones de esclavitud.
Puesto que el presidente Martín Vizcarra ha enarbolado la bandera de la lucha contra la corrupción, es necesario que sin demora tome la decisión de poner fin al contrabando, pues si campea es por los corruptos instalados en los puestos de control, siendo Juliaca y Moho, en Puno, uno de los diversos puntos de mayor circulación del contrabando.
Increíblemente, hay funcionaros del estado que piensan que la gente de las zonas de contrabando tiene que hacer esa actividad para ganarse la vida y hacen la vista gorda. Lo cual más que candidez es corrupción, pues todos sabemos que una actividad ilícita de amplia difusión en una población determinada puede ser cambiada por otra, como sucede con los cultivadores de coca, que ahora cosechan cacao, café y otros productos.
Falta pues no sólo el uso de la fuerza para cortar estas rutas del crimen, sino un trabajo de educación y readaptación de estas poblaciones hacia otras actividades productivas.
A continuación, un informe de Diario Uno:
Contrabandistas usan más de 20 rutas en las fronteras
En las zonas fronterizas con Ecuador, Chile y Bolivia existen más de 20 rutas clandestinas de ingreso del contrabando de “mafias organizadas” de comerciantes nacionales e internacionales que gozan, increíblemente, del apoyo de los pobladores con quienes han sellado un pacto de silencio y apoyo, hecho que ha puesto en jaque los controles aduaneros.
El poder de los contrabandistas —aseguran expertos en la materia— es equiparable al de los narcotraficantes.
Afirman también que la evasión de impuestos contribuyó desde los últimos años a la saturación del mercado peruano con productos “importados” a bajo precio.
CORRUPCIÓN
Ello, en la actualidad, ha creado una desleal competencia a la pequeña y mediana industria que atraviesa por una serie de problemas de liquidez. El contrabando ahora ha aumentado en las zonas fronterizas, hasta en un 80 por ciento.
Los cabecillas de las bandas de comercio ilegal son capaces de sobornar a funcionarios aduaneros y de cualquier nivel de gobierno por una sencilla razón: aún existe mucha corrupción en la estructura operativa del Estado.
Todo ingresa al país caja por caja, a través de los denominados “coyotes” y con las modalidades “hormiga” (en embarques pequeños) y “culebra” (caravanas de camiones llenos de contrabando) que hasta llevan seguridad armada que, de ser necesario, ataca a aduaneros o policías.
DE BOLIVIA A JULIACA
Uno de estos circuitos nace en la zona fronteriza entre Chile, Perú y Bolivia, por las localidades de esos países Charaña, Viacha, Pisiga, Oruro, Hito Cajones y Uyuni y después penetra territorio peruano.
Es por estas zonas rojas por donde ingresan cigarrillos, alimentos, repuestos de vehículos, medicamentos, vinos, juguetes y artefactos electrodomésticos hacia ciudades como Puno, Cusco, Arequipa y Lima.
Esta ruta es muy peligrosa debido a que los contrabandistas andan armados y en muchas oportunidades se han enfrentado con los funcionarios del control aduanero, que ante la falta de recursos logísticos se han visto precisados a escapar.
La vía principal que utilizan estas mafias para internar mercancías procedentes de Bolivia es de AnccoAncco (Bol.) que tiene una pista afirmada hasta Tilali-Conima, en territorio peruano. La misma carretera que se encuentra en muy mal estado es empleada para desplazarse hasta Moho y Huancané.
JULIACA
Estos pasos se conectan con la localidad de Juliaca, la que se constituye en un centro de acopio de mercadería ilegal y protección de los contrabandistas que transportan su mercadería hacia la capital de la República