La UOC, en colaboración con Barcelona Activa, ha desarrollado un mapa de competencias digitales para ayudar a los usuarios a analizar qué usos de la tecnología dominan y cuáles tienen que mejorar
El mapa se concibe como una herramienta que ayuda a visualizar qué quiere decir ser competente digital y, al mismo tiempo, a tomar conciencia de dónde se sitúa cada uno.

Para ser un ciudadano competente digital del siglo xxi, es fundamental estar empoderado en el uso de herramientas y estrategias digitales. Esto es lo que hace que la ciudadanía pueda desarrollarse con plena autonomía y lograr una independencia que le permita acceder a nuevas oportunidades laborales y minimizar la brecha digital. Por este motivo, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), con la colaboración de Barcelona Activa, ha desarrollado un mapa de competencias digitales en el que los usuarios pueden encontrar el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que les permitirán aplicar el uso de las tecnologías a la vida cotidiana y a los ámbitos personal, social y profesional de manera segura y eficiente.

 

aula computadoras

 

"La pandemia ha evidenciado el potencial de la tecnología para comunicarnos, colaborar y crear conocimiento. Sin embargo, cuanto más competentes digitalmente seamos y más críticos nos mostremos con la tecnología, más capaces seremos de contribuir a una transformación digital crítica y sostenible", afirma Montse Guitert, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y coordinadora del grupo de investigación Edul@b. En este contexto, "ser competente digital, por lo tanto, supone formarse de manera continua, no solo por las exigencias derivadas de los cambios laborales que se producen, sino también para estar al día en los entornos personales o de ocio", añade Teresa Romeu, profesora de los mismos estudios.

Ambas profesoras son las autoras del Mapa de competencias digitales, desarrollado por la UOC junto con Barcelona Activa, que está basado en los nuevos contenidos de la acreditación de competencias en tecnologías de la información y la comunicación (ACTIC). Se trata de un marco conceptual sobre el que se proyecta el ciudadano y que le permite reflexionar sobre cada una de las cinco áreas que figuran detalladas: búsqueda, gestión y análisis de la información; comunicación y colaboración; creación de contenidos, programación y fabricación de objetos; seguridad, bienestar y civismo, y autonomía y resolución de problemas. El mapa "está enfocado como una herramienta que ayuda a visualizar qué quiere decir ser competente digital y, al mismo tiempo, permite tomar conciencia de dónde se sitúa cada uno como ciudadano", afirma Guitert.

Cada una de las cinco áreas del mapa engloba una serie de competencias clave en este sentido. La primera gran área versa sobre la búsqueda, la gestión y el análisis de la información. El gran volumen de información al que tenemos acceso nos fascina y, una vez adquiridas las habilidades básicas, resolvemos constantemente nuestras dudas e inquietudes haciendo búsquedas en internet. Pero tanto o más importante que saber cómo y dónde hay que buscar es contrastar la información, compararla y seleccionar la que nos interesa, la que cumple nuestros objetivos y la que es veraz. "Es fundamental ser crítico con la información, saber estructurar y clasificar los datos con diferentes herramientas y expresarlos de forma visual y creativa", dice Romeu.

El segundo grupo de competencias se focaliza en el área de la comunicación y la colaboración. Gracias a la tecnología, enviar mensajes, audios, imágenes o vídeos para expresar pensamientos, ideas y sentimientos a través de internet se ha convertido en una actividad cotidiana, y podemos interactuar con personas y comunicarnos sin necesidad de encontrarnos en un espacio físico o tener que coincidir en el tiempo. "En el caso de nuestro país, participar en la transformación social mediante las tecnologías implica poder expresarnos ante un grupo de personas, opinar y poder involucrarnos en temas sociales, culturales, económicos, políticos. En definitiva, tomar parte en la sociedad digital", resalta Guitert.

La creación de contenidos, la programación y la fabricación de objetos es también una disciplina clave, puesto que el hecho de lograr las competencias que engloba nos permite desarrollar nuestra parte creativa, encontrar nuevas formas de expresión y ser personas participativas en la evolución del mundo digital.

Para Romeu, merece la pena destacar el área de seguridad, bienestar y civismo por su visión holística. "La protección de los dispositivos, de nuestros datos, de la privacidad, de la salud y de nuestro entorno nos ayuda a sentirnos más seguros para desarrollar nuestras identidades digitales en el ámbito social de una manera responsable, ética y cívica. Desde la UOC, ya hace mucho que trabajamos en esta área, lo que nos permite seguir reforzando la actitud digital responsable y crítica que debe tener todo ciudadano."

Finalmente, las autoras engloban un conjunto de competencias dentro del área de autonomía y resolución de problemas. "Con el uso de la tecnología, podemos identificar y resolver problemas de la vida cotidiana y aplicar las mejores soluciones digitales", señala Guitert. "Una vez logrados los fundamentos y las funcionalidades básicas de la tecnología, podemos desarrollar nuestra autonomía digital de forma progresiva. A lo largo de la vida, el entorno de aprendizaje digital nos facilita cubrir nuestras carencias en este ámbito e incluso resolver muchos problemas técnicos que se nos puedan plantear", comenta Romeu.

"Las competencias digitales son un aspecto fundamental que hay que cuidar, conservar e incentivar en los entornos profesionales para buscar la máxima eficiencia y productividad. Al mismo tiempo, en los ámbitos personal y social son necesarias e imprescindibles para vivir y sobrevivir. Tenemos que estar empoderados digitalmente para pensar de forma crítica y para discernir lo que es real y lo que no lo es", concluye Romeu.