Escribe: Alfredo Palacios Dongo
El pasado día 5 fue presentado por el Foro Económico Mundial (WEF) el Índice de Competitividad Mundial 2012-2013 en el que el Perú se ubicó en el puesto 61 entre 144 países. Con respecto al reporte anterior (2011-2012) —puesto 67— mejoramos 6 puestos, motivo por el cual, el ministro de Economía, Miguel Castilla, y la viceministra, Laura Calderón, ensalzaron el desempeño de la política económica y comercial del país manifestando que vamos por el camino correcto para alcanzar un mayor bienestar e inclusión social.
Pero lo que no dijeron estos funcionarios fue lo más importante: que de los 12 pilares que evalúa este reporte, solo hemos mejorado en 3 (estabilidad macroeconómica —motivo principal de nuestro mejor puesto en el índice porque subimos 31 puestos, del 52 al 21— y mínimamente en salud y educación primaria, y en tamaño del mercado), ... pero, contrariamente, hemos caído en 9 de ellos (instituciones, infraestructura, educación superior y capacitación, eficiencia de mercados de bienes y servicios, laborales y financieros, preparación tecnológica, sofisticación empresarial, e innovación).
De estos pilares, la peor ubicación es en innovación (puesto 117 de 144).
La investigación y desarrollo (I&D) es lo que promueve la innovación, y esta a su vez permite la introducción de nuevos conceptos productivos —tecnológicos, de procesos, de diseño o modelos— que otorgan valor agregado a las actividades productivas. Es el indicador clave y motor del desarrollo, indispensable para mantener un crecimiento económico sostenido basado en el conocimiento y la tecnología, y no en nuestro actual modelo primario exportador de materias primas, especialmente minerales (por ejemplo, el ministro de Comercio Exterior y turismo, José Silva Martinot, acaba de anunciar que la meta de exportaciones no se cumplirá este año por la caída del precio de los minerales como el cobre, zinc y estaño).
El desarrollo de las actividades de I&D e innovación es una de las grandes reformas estructurales pendientes en nuestro país. La innovación ha sido instalada solo como discurso ya que no existe una estrategia que la impulse, y ésta es la causa de los rezagados puestos que ocupamos, y de que no avancemos en productividad y emprendimiento.
Bajo este panorama el gobierno debería implementar una estrategia que incluya políticas públicas y acciones que conlleven a:
1) Generar un cambio cultural para que se entienda la importancia de la innovación en el desarrollo;
2) Fomentar la formación de capital humano fundamentalmente en ciencias e ingeniería;
3) Fortalecer la base científica y tecnológica;
4) Potenciar el emprendimiento innovador;
5) Fomentar e incentivar la investigación en las universidades, empresas e industria;
6) Mejorar los bajísimos niveles de calidad educativa y de ciencia y tecnología;
7) Incrementar los presupuestos para I&D;
8) Proteger la propiedad intelectual; y
9) Apoyar la producción de patentes.
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