Condicionan programas de candidatos
Los “falsos-positivos” en el Perú
Por José Suarez Danós
El término “falso-positivo” surge científicamente de las disciplinas del estudio humano. Define algo a lo cual se le ha asignado una condición ó status que no le corresponde.
Tal es así en la estadística, para adjudicar a una hipótesis la categoría de nula cuando no la tiene, en la informática en el análisis de virus por software cuando se asigna erróneamente esa categoría a un archivo que no lo es, en la medicina en los análisis de sangre en los cuales buscando una bacteria se encuentra otra, etc.
Los medios de comunicación social de Colombia durante el gobierno de Alvaro Uribe, emplearon ese término para denunciar los casos de civiles inocentes asesinados por la fuerzas del orden, falsamente llamados “terroristas” para cobrar las recompensas ofrecidas por sus muertes.
Análogamente los casos “falsos-positivos” se materializarían inclusive en la política, como viene ocurriendo en el Perú.
Pedro Kuczinsky y Alejandro Toledo, son “falsos-positivos” líderes políticos, que después de su derrota siguen presumiendo lo que no es.
De personajillos de la corrupta política criolla, se presumen líderes del pueblo; de rechazados, se sienten aclamados; y de perdedores se creen triunfadores.
En vez de fracasados personeros electorales del sistema neoliberal, se suponen “paladines” de multitudes.
Ahora pretenden imponer condiciones a los candidatos Humala y Fujimori.
En el caso del “falso-positivo” Toledo, desde su correo “twitter” intenta atribuirse falso protagonismo manifestando “no votaré ni por Humala ni por Keiko Fujimori”, suponiendo que su opinión la seguirán unos supuestos “liderados” ubicados sólo en su imaginación.
En el caso del “falso-positivo” Pedro Pablo Kuczinsky (“PPK”), la situación es mucho más grave.
La primera señal de continuar en esa categoría, es seguir mostrándose como lo que no es: “peruano”.
Juristas y medios de comunicación han llegado a demostrar positivamente que Kuczinsky es ciudadano estadounidense, imputándose falsamente ciudadanía peruana.
Debía ser entonces “ex candidato estadounidense del proceso electoral peruano” ó “ex candidato presidencial extranjero invitado por la ONPE”.
Participó en el proceso electoral con aval de la ONPE —sufragada por USAID— en representatividad del gobierno de los EE. UU. —por su nacionalidad— y a cargo de una organización de fachada electoral que denominó “Alianza Por el Gran Cambio” —en vez de “alianza por la continuidad”—.
Esta “asociación” creada específicamente para sostener su candidatura y atomizar al electorado en pro del neoliberalismo, pese a sus fines subalternos, logró metas en representación congresal.
El “falso-positivo” Kuczinsky también se pretende “líder político” de esa asociación, cuando en realidad sólo es su “gerente”.
Con desparpajo ha expresado que “pensará con serenidad en cómo orientará las voluntades ciudadanas de sus seguidores” de cara a la segunda vuelta -refiriéndose a “endosar votos”-.
Pero el foráneo candidato —o la Embajada de su país en el Perú— no tuvo mejor ocurrencia una vez perdió en la primera vuelta, que formular un documento con el que intentaba manipular los idearios de los candidatos ganadores, al que llamó con el eufemismo “Pacto por el Perú”.
Este parecido a un “Acta de Sujeción del Candidato Ganador a los Designios de los EE.UU.” fue presentado por Kuczinsky a sus ex rivales Humala y Fujimori, conteniendo seis puntos de imposición a un continuismo del sistema neoliberal y a tutelar los intereses del sistema, a cambio de los cuales “endosaría” los hipotéticos votos de sus “fans”.
Pese a la mascarada en la que se originaba el también “falso-positivo” documento, Keiko Fujimori procedió céleremente a firmarlo agregándole dos puntos para hacer entrever su originalidad; ello permite avizorar su derrotero político a futuro.
Humala se negó a firmar el ‘pacto con el neoliberalismo’, manifestando que sus requerimientos “ya estaban consignados en la plataforma política de su partido que es la del Perú”, con lo que se conoce también su proceder en cuanto a presiones de emisarios imperiales.
La actitud del impostor Kuczinsky mofándose de la soberanía del Perú, hace reafirmar en el electorado contar con una razón de fondo para cambiar la Constitución de 1993, que dio cabida a la absurda postulación del estadounidense.
Su desfachatada injerencia también está haciendo pensar a los ciudadanos en las palabras del candidato Humala sobre la necesidad “de jubilar a toda la clase política peruana corrupta”, en la que el “outsider” norteamericano posee un sitio preferente.
En su persona adicionalmente se conjuga la variable histórica que complementa al “falso-positivo” perfecto: de ex candidato a la cárcel durante el gobierno de Juan Velasco (en 1968) por delitos de lesa patria y colusión para delinquir, a flamante (2011) ex candidato electoral a la presidencia del Perú durante el gobierno de Alan García.
Contradicciones de la lógica ó putrefacción del sistema, solamente el lector elige la definición.
Nosotros optamos simplemente por “falso-positivo”.
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