Clan de ladrones pretende retornar a la Presidencia

Días antes del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, Susana Higuchi estremeció a la cúpula de poder encabezada por su esposo Alberto Fujimori, con la denuncia de la apropiación ilegal de donaciones japonesas por parte de su cuñada Rosa Fujimori y su esposo Víctor Aritomi, designado embajador en Japón en 1990 para cuidar las cuantiosas donaciones de ese país.

 

Semanas antes de iniciar su mandato, recuerda el semanario “Hildebrandt en sus trece”, en un amplio y minucioso informe, Alberto Fujimori había decidido pasar a sus cuentas bancarias las donaciones que ciudadanos japoneses giraban a favor de los desposeídos peruanos, dineros que nunca llegaron al país y sí a las cuentas que el dictador de entonces se encargó de abrir en su tierra natal, tras cerrar la de la embajada peruana en ese país. En ese juego de carrusel del dinero cumplieron un papel de primera línea el entorno familiar de Fujimori. Así, los hermanos Juana, Pedro y Rosa, además de las cuñadas Clorinda Ebisui, Olga Kanashiro, fueron colocadas en puestos claves para supervisar las colocaciones de dinero.

La Noticia

(1) Cabeza de la mafia. (2) Keiko lo sabía. (3) La tía Rosa Fujimori está prófuga. (4) Aritomi también está fugado.

La ONG Apenkai
En el país, Alberto Fujimori puso en marcha la ONG Apenkai para triangular las partidas con el pretexto de llevar ayuda a los sectores golpeados por el “paquetazo” de agosto de 1990. A lo largo de unos 10 años se canalizaron aproximadamente 20 millones de dólares en efectivo y más de cinco millones en ropa, carros y utensilios diversos.

En todos esos años, el clan no dejó registro de las donaciones con el objeto de evitar ser acusados de corrupción. De acuerdo con un informe publicado en el semanario “Hildebrandt en sus trece”, Pedro Fujimori desvió en 1999 unos dos millones de dólares de Apenkai a una cuenta del Banco Wiese Internacional.

DETALLE

El diario japonés Sankey Shimbum donó la suma de 1’002,891 mil dólares a los deudos de los héroes del rescate de la embajada japonesa. El dinero ingresó a las cuentas de José Kamiya, pero los familiares jamás cobraron un centavo de la donación, a pesar que se giraron cheques a su nombre. ¿Quién cobró?

El otro canal utilizado para el “lavado” de las donaciones fue el “Comité de Damas de Palacio de Gobierno”, ya sin la incómoda presencia de Susana Higuchi, que en esos años era sometida a tratamientos de shock para ser presentada como una persona insana mentalmente, operación que se hacía bajo la conducción de Vladimiro Montesinos.

Mientras tanto Juana Fujimori, Clorinda Ebisui, Olga Kanashiro, se encargaban de rematar las donaciones de ropas y enseres, mientras que el dinero se movía a través de dos cuentas bancarias que habrían movilizado cerca de dos millones de dólares, de acuerdo a los peritos.

Pero así como Montesinos necesitaba a Matilde Pinchi Pinchi para organizar su caja, Fujimori tenía al secretario de la Presidencia, el Carlos Nava de entonces, José Kamiya Teruya, quien se encargaba del manejo de 14 cuentas bancarias en las que se depositaron al menos 4 y medio millones de dólares. También manejó los cheques que enviaba Rosa Fujimori desde Japón.

Financista de Keiko
Hoy, Kamiya es uno de los financistas de la campaña de Keiko Fujimori y muchos se preguntan si el dinero que se birló el dictador está siendo utilizado para posibilitar el retorno de la dinastía al país, dinastía que todavía no devuelve el dinero que saqueó en la década nefasta de 1990 al 2000.

El dinero que le llegaba era tan cuantioso que se vio obligado a abrir otra ONG: Ken Aken, bajo la conducción de sus amigos Augusto Miyagusuku y Mario Bacigalupo. Todo ello con la colaboración de los directivos de los principales bancos del país, que nunca preguntaron por su procedencia.

La Primera.