¿Por qué Alan García no votará por Humala?

Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)

Esta coyuntura es conveniente a fin de analizar las “razones” de Alan García Pérez para no votar por el candidato presidencial Ollanta Humala Tasso, a pesar de visibles coincidencias con su plan de gobierno. Recordemos que el respetado y querido líder histórico del Partido del Pueblo, Armando Villanueva del Campo, hizo público su voto por él en la primera vuelta electoral.

 


A mi parecer, esta gestión será recordada como la oportunidad perdida en la lucha contra la inmoralidad. Su falta de voluntad para enfrentar los elevados niveles de indecencia y crear mecanismos anticorrupción eficientes, es uno de los pasivos del Partido Aprista Peruano, cuyo jefe y fundador fue paradigma de honradez, desprendimiento, humildad y genuina vocación de servicio hacia los más pobres.

Sobre este último en particular transcribo lo expresado en mi artículo “El ejemplo moral de Haya de la Torre”: “…Austero, no tuvo inmuebles, tarjetas de crédito, cuentas corrientes, chequeras o bienes materiales. Vivió sus últimos años en una modesta propiedad, otorgada por una cercana familiar suya, en el populoso distrito de Vitarte denominada “Villa Mercedes”, hoy convertida en una casa museo que recomiendo visitar para conocer y apreciar el modelo de vida que lo caracterizó”.

Las verdaderas motivaciones del mandatario están circunscritas a un tema vulnerable para su régimen: la corrupción y, por lo tanto, sonados sucesos como los “petroaudios”, Cofopri, Essalud, la venta del aeródromo de Collique, entre otros, en que aparecen implicados funcionarios estatales y del entorno palaciego. Tal es el caso de Luis Nava Guibert, secretario general de la Presidencia de la República, sobre quien existen acusaciones referidas a su supuesta conexión con los hermanos Sánchez Paredes.

El temor de García no se sustenta en cuestiones ideológicas y programáticas que vayan a ahuyentar la inversión extranjera y desestabilizar el sistema vigente. Su miedo obedece a las investigaciones que empezarán cuando Ollanta Humala sea ungido presidente y se conozcan a cabalidad los responsables de los “faenones” sindicados por ciertos medios de comunicación y sectores de la oposición. Ese es el pavor en referencia a la candidatura de Gana Perú.

Es un hecho que AGP pretende huir de la justicia. Tengamos presente que el vicepresidente Luis Giamprieti y el propio Alan García tienen procesos judiciales pendientes por la infausta matanza de los penales (1986) y que ya en el 2010 el ministro de Defensa, Rafael Rey Rey intentó, mediante una artimaña legal, expedir un decreto legislativo con la intención de amnistiar a los culpables de violaciones de los derechos humanos de la época de Alberto Fujimori Fujimori y, sintomáticamente, AGP.  ¿Coincidencia?

Es curioso, además, que el candidato favorito del primer mandatario haya sido Luis Castañeda Lossio, el ex alcalde capitalino comprometido en indagaciones por la sobrevaluación de sus flamantes obras, el incumplimiento de sus cronogramas, los ya conocidos Comunicore, El Metropolitano, etc. y exhibir un comportamiento faccioso y antidemocrático. Denuncias públicas así lo acreditan. “Construyendo…negocios”, es el lema del cabecilla de Solidaridad Nacional a quien el jefe de estado dispuso imponer la Orden “El Sol del Perú” en el grado de Gran Cruz. Y en este punto resulta preciso recordar que la Célula Municipal Aprista y la Célula Parlamentaria Aprista actuaron como “escuderos” de la administración edil que ha concluido.

La relación del inquilino de la Casa de Pizarro con el fujimorismo merece explicación adicional. A través de Agustín Mantilla Campos, pretendió conversar con Vladimir Montesinos Torres para intentar su retorno al país en la década pasada. Mientras Jorge del Castillo Gálvez, en su condición de secretario general del PAP, combatía a la dictadura y descubría a Montesinos -en momentos difíciles para la democracia- el ex ministro del Interior platicaba, hasta en tres ocasiones, con el mandamás del SIN y recibía miles de dólares. El silencio de Mantilla tiene “precio” y sus recientes declaraciones no son improvisadas. Con el fujimorismo existe una agenda de coincidencias y acuerdos. “En política no hay que ser ingenuos”.

Por su lado, los comentarios de Juan Luis Cipriani, en respuesta a las declaraciones de Mario Vargas Llosa, no solamente se suma a un coro conservador aliado a los verdaderos propósitos del primer mandatario, es decir que no triunfe Ollanta Humala, sino que se contradicen con su silencio en los tiempos del autoritarismo. El arzobispo de Lima no reveló los atropellos que se vivían, ni las esterilizaciones masivas en zonas andinas, etc. Desde el retorno de la libertad Cipriani ha pretendido influenciar en la opinión ciudadana a pesar de su carencia de credenciales cívicas para infundir ideas políticas que no son inherentes a su labor pastoral. Probablemente el domingo de resurrección se sintieron cómodos en la catedral de Lima Keiko Fujimori, Rafael Rey, AGP y el máximo representante de las esferas reaccionarias de la Iglesia Católica.  

Para hacer mayores las preocupaciones de AGP, la cúpula del Partido Aprista Peruano no  ha tenido suerte en sus “adhesiones” en los recientes procesos electorales. El año anterior apostaron (de manera encubierta) por Lourdes Flores Nano para la alcaldía de Lima. El 10 de abril lo hicieron por su ex vecino de la Plaza de Armas, los días previos cambiaron de opción y ofrecieron su respaldo a PPK. Ahora simpatizan -pero no se atreven hacerlo público porque defienden intereses personales y no posiciones principistas- con la representante de Fuerza 2011, Keiko Fujimori Higuchi. “Hoy por ti, mañana por mí”, es la consigna en quienes han aplicado con esmero las palabras del escritor, crítico teatral y musical irlandés George Bernard Shaw: “No es cierto que el poder corrompe, es que hay políticos que corrompen el poder”.

Desde Palacio de Gobierno se esfuerzan en evitar el triunfo de Gana Perú, que representaría a una izquierda democrática moderna y esperanzadora que podría plasmar las profundas transformaciones sociales y económicas que el gobierno aprista –claudicante y neoliberal-evitó ejecutar a favor de las mayorías nacionales. Por ello, anhelamos que “sórdidas maniobras puestas en práctica”, como decía mi recordado amigo Nicanor Mujica Álvarez Calderón, no den los frutos que espera la derecha oligárquica peruana.                                                            

(*) Docente, conservacionista, militante del Comité Distrital de San Borja e integrante del Buró de la Secretaría Nacional de Relaciones Internacionales del Partido Aprista Peruano. http://wperezruiz.blogspot.com/ http://www.facebook.com/wilfredoperezruiz