Francotirador contranatura
Alexandro Saco

Una de las contradicciones más graves del ejercicio periodístico es la contratación de una persona con un objetivo político específico. Ello porque desde el punto de partida se distorsiona la labor informativa o el análisis para convertirlos en causa política. Jaime Bayly (JB) podría argumentar que ello no lo afecta porque él no hace periodismo; en ese caso el asunto sería más cuestionable, debido a que simple y llanamente JB se convertiría en un sicario político al servicio de la cúpula de El Komercio y de la mafia fujimontesinista, que a su vez responden a intereses identificables.

 

Bayly mágico religioso
Con su apoyo a Fujimori JB decapita la libertad de la que dice ser abanderado. Sostiene JB en una de sus columnas que votará por Keiko Fujimori debido a que es el destino quien la ha colocado en este trance casi místico de representar a su padre en la actual coyuntura. Resulta realmente gracioso que esa sea una de las razonas básicas para apoyarla, cuando JB ridiculiza a Vargas Llosa por su “esperanza” en que Ollanta se conduzca democráticamente, y le exige aplicar un razonamiento cartesiano. Si el argumento de JB sobre el destino fuera atendible, pues todo tirano o dictador tendría su proceder justificado ya que estos se consideran guiados por el destino para gobernar. En todo caso la esperanza de MVLL es absolutamente justa frente a  la posibilidad de entregar el país a una mafia impresentable.

Gay contranatura
Pero acaso lo tragicómico en este asunto, sea que el proceder de JB contradice las libertades sexuales que dice defender. ¿No sabe acaso JB que una victoria de Fujimori implica entregar cuotas enormes de poder a fanáticos fundamentalistas religiosos y miembros el Opus Dei como Rey y Chávez, que consideran la homosexualidad una enfermedad?, ¿no sabe JB que Cipriani se fortalecería con el retorno de la mafia a la cual apaña, y que en ese escenario se alentará y restringirá el reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales de las que él es parte?

Esta contradicción hace ver que JB mantiene una obsesión con Ollanta, en la que éste último representa un país que JB desconoce al aflorar su ser, como quedó evidenciado cuando al igual que PPK-BCP afirmó que la gente de la sierra está en contra de los proyectos mineros porque en las alturas el cerebro no funciona bien. Su fundamentalismo de mercado puede más que un análisis inteligente sobre el destino del país. Rechaza la sola posibilidad de una alternancia con la izquierda en el poder con los mismos argumentos que hace unos meses criticaba cuando eran lanzados contra Susana Villarán. Claro, podrá decir que no es lo mismo Susana que Ollanta porque la primera cuestiona profundamente a Chávez, pero lo cierto es que ese ni por asomo es el asunto que está en juego en esta elección.

Agente encubierto
La impostura que JB ahora pretende hacer pasar como convicción al servicio de El Komercio, es parte de una estrategia fascistoide a la que se sumará conscientemente. Desmonta el mito que él mismo se ha creado como defensor de la libertad para ponerse al nivel de agente encubierto de la KGB; y lo desnuda, ya que si existe realmente algún liberal atendible en el país ese es MVLL, que fiel a sus convicciones observa atinadamente que de ninguna manera podría haber libertad entregando el poder al régimen que más la ha pisoteado en todo el siglo XX.

Keiko no es la posibilidad de un fujimorismo democrático, eso no existe; es sólo la posibilidad de venganza y validación de todo lo contrario a la libertad, que para buscar llegar al poder conspira en todo nivel. Todo su equipo fue y sigue siendo parte del fujimorismo de los noventa; Keiko sólo es una correa de trasmisión de esa visión política del país, y obviamente por una serie de razones es limitada para gobernar.

Libertad: cuánta basura en tu nombre
Si JB pretende apoyar que Alberto Fujimori y sus secuaces regresen al poder luego de una década en la que se ha demostrado en todos los niveles el grado de culpabilidad y abyección del fujimorismo, está en su derecho de hacerlo. Pero que no nos venga con el cuento de presentarse como defensor de la libertad cuando viene a trabajar y cobrar con el encargo expreso de cumplir un objetivo. Eso es aberrante porque pretende manipular la realidad, contradiciendo la libertad de expresión, corroyéndola.  ¿Acaso dirá algo JB sobre la expulsión de los periodistas de Kanal N o de Perú 21? Ah libertad, cuantas bajezas se cometen en tu nombre.

JB en viene a cumplir encargos contranatura; uno en lo periodístico al avalar la censura informativa de un grupo editorial; otro al traicionar interesadamente la defensa de las libertades de la comunidad gay, al sellar un pacto tácito con aquellos que si podrían despojarían de todos sus derechos a los homosexuales o los confinarían en la isla San Lorenzo. Este hecho encara una cuestión relevante, ya que configura una traición a la libertad, a cambio de un protagonismo en plena campaña electoral irresistible para alguien que en el fondo no entiende que un pueblo puede y debe elegir.

Así están las cosas, travestidas, desesperadas. Algunos hasta obvian que lo más alejado de la democracia es la instauración de un ánimo dinástico, que Keiko obviamente representa, y sus conspiraciones las justifican con la supuesta defensa de las libertades económicas que en el país existen sólo para algunos desde la ley del embudo. Los atributos de la libertad son tan relevantes, que jamás podrán estar supeditados a la paranoia política y menos a presentarla como la defensa de un orden que la mayoría cuestiona o pide variar. Así, desde este domingo observaremos una caricatura de alguien que alguna vez se enfrentó al poder, pero que al ponerse al servicio de la K, se entierra e inválida.

Publicado en La Primera 1-5-2011