Jaime Baily felipillo que ataca a Ollanta desde los EE.UU.
Escribe: Néstor Roque Solís (*)
Hace unos días recibí en mi correo un mensaje que decía que en Venezuela el Estado le quita a sus hijos menores de tres años a sus padres. Igual me enviaron copia de un wáter sin soltar la cadena para decir que así se vive en Cuba. Los remitentes están identificados: pobres y tristes felipillos y malinches del poder económico, que se contentan con mendrugos y no dicen nada cuando los delincuentes de cuello y corbata ponen en remate los bosques amazónicos, el subsuelo rico en petróleo, los metales de los Andes, el mar de Grau y la dignidad de la Nación.
Toda esta propaganda es para liquidar al candidato de Gana Perú y propagar el miedo entre los electores. Han soltado otro mensaje que los trabajadores van a perder sus fondos de seguro social, que Ollanta va a poner un impuesto a las familias, cuando es todo lo contrario. Lo que el candidato de Gana Perú propone aplicar es impuestos a las sobreganancias de las empresas mineras que están vendiendo los recursos de los peruanos sin pagar al Estado los tributos como corresponde.
Ya nos habíamos imaginado lo que vendría de basura mediática con el programa del felipillo y malinche Jaime Baily, y otros travestis de la derecha para demoler al candidato de Gana Perú, con la vana intención de frenar las fuerzas del cambio. Por eso digo que para hacer política y tener poder en el Perú hay que estar a favor de los dueños de los medios, igual para pretender éxito profesional en las instituciones públicas y privadas hay que trabajar sin escuchar pobrezas mentales.
Soy parte de los medios y del debate político no para imponer mis ideas, ni para ponerme de rodillas ante nadie. Pero los poderosos medios de comunicación hoy tratan de imponer preferencias y patrones de comportamiento. Libertad de expresión no es vomitar basura mediática en este proceso electoral. Por estos días los felipillos y malinches de la televisión, la radio y la prensa cumplen un papel fundamental para definir lo que la mayoría de la población va a sentir, pensar, comprar, actuar y votar el próximo 5 de junio.
Hoy en el mercado no somos observados por Dios sino por los medios, que nos juzgan en función de nuestros comportamientos. El altar permanece, pero ya no es el lugar del sacrificio y la abnegación, sino del culto a sí mismo, de igual manera en esta campaña electoral la reverencia es a los grandes dioses de la pantalla y de la radio que por estos días están listos para desacreditar y tratar de imponer gobernantes a su imagen y semejanza, cuanto más zopencos, mejor.
Los grandes poderes industriales y financieros producen entonces no sólo mercancías sino también psicosociales. Producen subjetividades que a la vez son agentes dentro del contexto político: producen necesidades, relaciones sociales, cuerpos y mentes, lo que equivale a decir que producen productores para mantenerse en el poder. La comunicación que vemos por estos días, no sólo expresa; también organiza movimientos para defender sus intereses. Donde algunos comunicadores actúan como sacerdotes en estas ceremonias, fomentando falsas promesas, inventando futuros, persuadiendo a los electores para que voten por lo mismo, porque el cambio no les interesa para sus fortunas e intereses.
Este proceso de subjetivización está marcado por los medios de comunicación masiva, en especial la televisión y la radio; porque hay un sector muy importante de la población que no lee ningún periódico, que está atado de pies y manos a la televisión como fuente única de informaciones. La televisión pretende ser un instrumento que refleja la realidad, pero acaba convirtiéndose en instrumento que crea realidades, mentiras y angustias en los electores; por eso, su poder consiste en la capacidad de imponer unos lineamientos de visión de país, de hacer llevar unos lentes mentales que hagan que la gente vea el Perú y el mundo según sus intereses y beneficios de poder.
La mayoría de edad se consigue cuando el individuo cumple tres requisitos: pensar por sí mismo, ser capaz de ponerse en el lugar del otro y ser consecuente con el pensamiento. Pero el poder del modelo no busca sino mantenerlos irrevocablemente en la infancia; está contento de que los ciudadanos se distraigan con tal que no piensen sino en distraerse.
Ahora los seres humanos somos más esclavos que nuestros antepasados que construyeron las ciudades de Caral y Bandurria. La gente dirá ¿cómo es posible esto? Gracias a esa sutil forma de esclavitud que hace creer a los esclavos que son unos seres libres, porque los grilletes tienen la forma de bellísimas pulseras de oro. ¿Pero deben ser éstas unas acciones de magos o chamanes? No, de los medios de comunicación, porque, muchas veces el estar sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, embota la mente, perjudica el alma. Con estas armas, la derecha quiere torcer la voluntad de los electores, para que la candidata de la mafia y del asesinato gane las elecciones presidenciales el próximo 5 de junio.
Así nos quieren adoctrinar los poderosos dueños de la radio y la televisión, pero el pueblo no es tan tonto ni ciego para darse cuenta que detrás de tan agresiva campaña contra Ollanta Humala se mueven millonarios intereses. Pero los peruanos no estamos ciegos, sordos ni mudos para no ver, escuchar y hablar de la realidad, porque nuestros sentimientos tocan la clarinada del cambio con el candidato de Gana Perú.
La población esta advertida que la guerra mediática se viene con todo en el mes de mayo. Pero, por encima de la guerra mediática esta el honor, dignidad y libertad para elegir al candidato que representa la esperanza de todos los peruanos: el comandante Ollanta Humala Tasso.
Néstor Roque Solís
Consultor Empresarial, Conferencista Internacional