Los medios de comunicación y Ollanta
Por Juan Cristóbal
No es viva sorpresa que los casi todos los medios de comunicación, tanto escrita como hablada, especialmente las de mayor difusión, se hayan aliado con Keiko, la hija del dictador y asesino. Lo curioso y extraño hubiera sido lo contrario.
La historia de nuestros medios, desde sus orígenes y fundación, ha sido consecuente en ese sentido. Por lo tanto no hay que pedirl3es consecuencia o arbitrariedad. Ellos siempre han estado con los sectores que van a defender sus intereses de alto lucro y corrupción.
Lo importante no sería cuestionarles su forma de parciallización, sino desmentirlos en el núcleo central de su argumentación: que son democráticos y objetivos.
Por ejemplo, al grupo El Comercio (incluyendo canal 4 y canal N) y también al grupo RPP, con Raúl Vargas a la cabeza (chinófilo, velasquista, proaprista, fujimoirista, etc.) preguntarles y confrontarlos de por qué no aceptan sindicatos en sus empresas, por qué la mayor parte de sus trabajadores están bajo el contrato de services, por qué no trabajan ocho horas diarias, por qué no pueden opinar en contra de su editorial, etc.
Esos medios enjuician a Ollanta Humala, especialmente, como si fueran dueños del estado, puros de polvo y paja, y no aceptan absolutamente ninguna crítica a su labor, pues eso sería “chavista” o “atentar contra la libertad de expresión”.
Es hora que se desenmascare su rol altamente pernicioso que jugaron desde siempre y que jamás fueron democráticos con sus trabajadores, a quienes despedían (como en la hora actual) cuando les daba su regalada gana.
Si bien hay que tener un planteamiento claro y sincero, frente a los medios de comunicación, no hay que dejarse avasallar por ellos.