Soy un presunto difunto
Por César Lévano
Ayer, a las 11:45 de la mañana, un sujeto llegó a nuestras oficinas y preguntó dónde era el velorio. Un empleado le explicó que no había ningún velorio, pero el extraño procedió a colocar a la entrada dos aparatos florales: uno dedicado al presidente del directorio de nuestro diario, y el otro, a César Lévano, director, acompañado del buen deseo: “Descansa en paz”.
Era un anuncio siniestro.
No hubo posibilidad de averiguar el origen del envío, pues el portador huyó a bordo de una camioneta blanca que lo esperaba en la esquina cercana.
El episodio tenía, sin embargo, una marca de fábrica. En días de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos y el Grupo Colina se enviaron aparatos florales funerarios contra Javier Diez Canseco y contra la Asociación Pro derechos humanos. Esta institución recibió el 16 de noviembre de 1995 una gigantesca corona fúnebre dedicada a los “difuntos” Francisco Soberón, Susana Villarán, Gustavo Mohme, Ernesto de la Jara, Henry Pease, Heriberto Benites, Raida Cóndor, el general Rodolfo Robles y otros opositores al dictador y asesino Fujimori. En este último caso, la reacción fue rápida, y miembros de la Coordinadora detuvieron a la mujer que había llevado la corona fúnebre.
La corona estaba acompañada de una tarjeta con bordes negros firmada por “La familia Colina”.
El propósito era, como en nuestro caso, amedrentar. Quieren meternos miedo quienes padecen miedo. Nuestras revelaciones sobre el Plan “Sábana” y el Plan “Cadete”, y antes sobre la intromisión no desmentida del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos en la política peruana, han demostrado ser veraces. La prueba es que lo denunciado se ha ido cumpliendo.
Sospecho que, además, el mensaje busca desalentar a nuestras fuentes, que han demostrado fundamental veracidad y ubicación estratégica.
Nuestra información sobre el Plan “Sábana” ha tenido repercusión internacional. Esta se ha visto reforzada por la mención que de ella hace Mario Vargas Llosa en su columna de El País, reproducida el domingo 8 de mayo en El Comercio de Lima. Como se sabe, esa columna aparece en varios diarios del continente. Su difusión debe de haber revuelto el hígado de la banda cobarde que remitió sus aparatos a La Primera.
Dejo constancia de que la maniobra ha despertado interés y protesta en diversos medios del Perú y del extranjero. Medios de televisión, prensa, radio y páginas web nos han entrevistado sobre el hecho.
Por esta razón resulta poco probable que este presunto difunto se convierta en cadáver, por lo menos a corto plazo. Me acude a la memoria la frase de Mark Twain cuando informaron de su paso a mejor vida: “La noticia de mi muerte es ligeramente exagerada”.
La policía de San Antonio, Miraflores, tiene en sus manos el caso de mi muerte.