Plagio fujimorista del plan de Gana Perú
Escribe: Néstor Roque Solís (*)
Los fujimoristas sinvergüenzas tienen el descaro del plagio y la mentira en estos días finales de la campaña electoral. Hace unos días estuve en la provincia de Oyón, y una campesina que vendía comida típica de la zona me digo que votaba por Keiko, y le dije porque, y ella me respondió: porque Humala nos va poner impuestos a nuestras ventas de comida. En este mismo viaje a la zona andina encontré a la entrada de Sayán una gigantografía que decía: Keiko es la candidata del Cambio en el Perú.
Ayer leí en Supe una banderola de la campaña fujimorista que mostraba el programa copiado del candidato de Gana Perú: ley a las sobreganancias, reducción del precio del gas domestico, desayuno y almuerzo para alumnos y revolución educativa entre otras propuestas plagiadas descaradamente por las huestes de los fujimontesinistas que pretenden nuevamente adueñarse del país.
La demagogia, mentira y el miedo es un viejo estilo de gobierno de los fujimoristas que pretenden nuevamente conquistar un tercer gobierno para saquear y asesinar opositores. La vergüenza internacional no se puede repetir, no es posible que Ministros, Directores y Funcionarios del Perú provengan de la cárcel y del refugio clandestino de rufianes, que hoy solo esperan la victoria de la candidata de la corrupción para salir en libertad para hacer y deshacer en cada uno de los Poderes del Estado.
Siempre se ha dicho que primero debe crecer la torta y recién después repartirla; siempre se ha ofrecido que ya viene el chorreo, pero en los últimos 20 años de vertiginoso y sostenido crecimiento solo ha llegado migajas a los pobres del Perú. En estos momentos ya no se trata de esperar más, hoy se trata de repartir la torta para todos con equidad y justicia social. No hay que esperar etapas previas que rara vez se cumplen, cuando se trata actuar con un plan de concertación para todos los peruanos como lo plantea el candidato Ollanta Humala de Gana Perú.
Como ejes de este nuevo modelo aparecen entonces el ejercicio de la autoridad estatal, el crecimiento económico, sobre la base de la reindustrialización y la inclusión social. El Perú requiere un Estado y un gobierno eficiente, que actué sobre la base de Acuerdos Nacionales. En el plano económico, debe ejercer su autoridad sobre aspectos claves, tales como los servicios públicos, el sistema productivo, la energía, las finanzas, la moneda, el sistema de previsión social y la deuda interna con los pobres y excluidos.
Otro tema trascendente es la reforma a fondo del sistema fiscal. La presión tributaria es muy baja, sin embargo, es alta para los grupos de ingresos medios y bajos porque en proporción pagan más que los de ingresos altos. No más privilegios a las grandes empresas para no pagar sus tributos y rentas como las mineras y Telefónica del Perú que adeudan millones de soles al fisco y la SUNAT el cual ampara la candidata fujimorista de la corrupción.
En el plano económico, el primer requisito es el crecimiento sostenido, no por fetichismo aritmético sino por necesidad económica y social. Pero no de cualquier crecimiento. Desde el gobierno del fujimorato de la década de los años 90 hasta ahora el crecimiento fue destructor de industrias nacionales y de empleo digno para los peruanos. Un crecimiento deseable debe sustentarse en el consumo, las inversiones y las exportaciones. No se trata sólo de un problema cuantitativo sino cualitativo. De que vale un crecimiento económico si la pobreza y la desnutrición afecta todavía a un buen porcentaje de los habitantes de la nación.
Debe promoverse el consumo de los grupos de menores ingresos, con una política que salde la deuda social y a descomprimir la tensión política; el cual tiene un fuerte efecto multiplicador y requiere pocas importaciones. En materia de inversiones deben estimularse los sectores y ramas que generen mayor crecimiento y ocupación: industria, construcción, agricultura. En paralelo, es indispensable fortalecer la infraestructura de energía, transporte y comunicaciones. En materia de exportaciones, la mitad consiste en materias primas sin procesar; es por lo tanto indispensable que se aumente su contenido en valor agregado el cual genera empleo y más ingresos a las familias.
El principal problema del Perú actualmente es la exclusión social, que se produjo como resultado natural del sistema de renta y financiero que rigió desde el decenio de los años 90. El nuevo modelo a estructurar debe incorporar a millones de subempleados y desocupados. No es un proceso simple. Primero, los utilizadores de mano de obra barata deberán entender que los mayores costos en mano de obra se compensan con exceso por el aumento del mercado y de la productividad. En el plano político, implica salir de la situación de clientelismo/asistencialismo y pasar a otra de categoría superior, que es la de asalariado/consumidor. Se trata de una cuestión fundamental para afianzar la unidad nacional.
Para cambiar el esquema neoliberal por un modelo productivo es necesario reunir tres condiciones: conciencia social, voluntad política y poder político. Se ha avanzado mucho en la conciencia social y la voluntad política a favor del desarrollo de un modelo de producción y redistribución del ingreso que reemplace al régimen concentrador de renta y financiero. Corresponde ahora al poder político instrumentarlo: el país se encuentra frente a una oportunidad única para el cambio. Por cierto, todo intento de transformación es muy difícil, por las estructuras de poder que todavía responden al antiguo régimen y por la maraña de intereses implicados de corrupción y desgobierno. Pero no es imposible amigos si votamos sin miedo el próximo 5 de junio por el candidato de Gana Perú, que representa la esperanza de compatriotas excluidos de la bonanza económica en el Perú.
(*) Consultor Empresarial