Entre gallos y medianoche
Federico García H.
Señor Hernando de Soto:
Lo central de su trabajo está dirigido a despojar a las comunidades, tanto de la sierra como de la selva, de su tierra y transferir la propiedad a las transnacionales y al poder de las grandes empresas.
Pruebas al canto.
Usted, con el cuento de la titulación, pretende que las tierras sean sujetas a las leyes del mercado, es decir a la compra, venta o pignoración de sus legítimos propietarios, a favor de los grandes consorcios.
Ni hay duda que un propietario, urgido por la necesidad y con el camelo de tener un papel que lo acredite como propietario, pueda tascar el anzuelo y vender su tierra o su lote a precio de ocasión.
¿Se olvida que las comunidades son propietarias de la tierra desde tiempos inmemoriales y sólo el derecho consuetudinario los blinda de un despojo arbitrario como ocurre en buena parte de nuestro territorio?
¿Ignora que el Valle Sagrado de los Incas, por ejemplo, ahora pertenece a personas naturales y/o jurídicas de nacionalidad chilena?
¿No ocurre lo mismo en el sur chico donde las tierras se están vendiendo a precio de huevo porque el gran transgresor (que felizmente está a punto de salir del gobierno , tal vez para refugiarse en el extranjero) facilitó el despojo a través de sus decretos leyes?
El plan estratégico que usted ha imaginado para adueñarse de las tierras, a través de una titulación bien orquestada, es la recreación del latifundio, sólo que a manos de las transnacionales, como ocurre en África y muchos países de América Latina que usted ha logrado incluir en el área de su perniciosa influencia.
¿Usted cree, por ventura, que un indio de puna o de la amazonía, acogotado por los desastres naturales, las sequías, los huaycos, o la simple miseria, vacilaría en vender su tierra por un puñado de dólares o de soles?
Abriga usted la perversa intención de despojar de sus lotes, sus pequeñas parcelas y sus precarias viviendas con el cuentazo de la titulación, a fin de crear un “nuevo orden económico y social” proclive a la aldea global con la que sueña.
Finalmente:
Pese a que mucha gente ha puesto en duda su credibilidad de economista graduado, es evidente que usted goza de un prestigio nacional e internacional que pocos discuten. Lo que es igualmente incuestionable es que usted no vaciló en tocar las puertas de personajes tan discutibles como Gadafi, Mubarak y otros especímenes igualmente totalitarios, con tal de “ganarse alguito” en la mesa servida de las multilaterales
Es evidente que usted pretende convertir al Perú en parte substancial de su pavorosa máquina tragamonedas, que se alimenta de dólares pero defeca miseria, sin que le tiemble la mano.
¡Ójalá que alguna vez gane el premio nóvel de la infamia!