Historia de un cheque
Por Denise Ledgard([1]).-


Un solo caso de cómo desde 1993 ....

En 1993 una anciana japonesa sintió vivir el “día más emocionante” de su existencia, cuando donó al Perú $225,118.82 destinados a construir un colegio para niños pobres. El dinero, sin embargo, terminó en un cheque del Banco de la Nación para ser pagado a Alberto Fujimori.

 


Esta investigación es la primera que revela cada paso de las transacciones desde Japon. A través de los documentos, enseña cómo manejaron Aritomi y Fujimori las donaciones y los fondos provenientes de ese país.

Aunque este caso ya ha sido mencionado –por el propio Fujimori - al defenderse en forma muy poco convincente en su  website–, veremos paso a paso como  el dinero destinado al Estado terminó  sin ningún control  en sus cuentas personales.

Con la salida de Luis Macchiavello y el nombramiento de Víctor Aritomi como embajador del Perú en Japón,  Rosa Fujimori y su familia pudieron manejar personalmente el dinero de las donaciones sin ningún problema.

Según el embajador Luis Macchiavello, Alberto Fujimori realizó 11 viajes a Japón entre 1990 y el 2000, sin contar el último, en el que se quedó. Durante todo ese período continuaron las irregularidades que empezaron en julio de 1990. Pero a partir del nombramiento de Aritomi se tuvo un control absoluto, haciendo por consiguiente difícil encontrar rastros de corrupción.

En Japón, los bancos no son utilizados de la manera acostumbrada en occidente. De hecho, las transacciones en efectivo –que todavía se guarda en las casas, en los Okura (Nota: El okura es el lugar tradicionalmente utilizado en las casas en Japón para guardar dinero y objetos de valor)– son muy frecuentes. Según Macchiavello, “Fujimori tenía un okura en la casa que  se compró en el acomodado barrio de Meguro-ku”.

Además, para hacer más difícil el rastreo documental, Aritomi tenía un archivo paralelo al de la Embajada y todas las gestiones y transacciones las realizaba por teléfono, tal como lo recuerdan funcionarios que trabajaron en ese tiempo en la delegación diplomática. Macchiavello también lo enfatiza,¨[cuando volvió a ser embajador, en febrero del 2001] la mayor parte de la documentación había sido retirada o destruida y pudo comprobarse también que en esos años, muchos documentos que llegaban o salían de la Embajada eran manejados exclusivamente por Aritomi en archivos privados¨.

Hay que decir que Macchiavello conservó todo el personal administrativo que trabajó para Aritomi incluyendo el chofer y la secretaria personal, la señora Tanaka, quien había trabajado previamente para él diez años atrás. Los funcionarios diplomáticos que estaban en la embajada durante la caída de Fujimori también quedaron trabajando con Macchiavello por un tiempo más.

Pese a las precauciones de Aritomi, “es justamente su ex secretaria”, recuerda Macchiavello, “quien encontró uno de los files de Aritomi, que accidentalmente se había quedado archivado en los anaqueles de la embajada con la documentación 10 años atrás”. Entre esos papeles estaba un cheque de una cuenta que no figuraba entre las cuentas de la embajada. Según recuerda el ex embajador Macchiavello, “la embajada del Perú en Japón operaba solo dos cuentas, la 1002625 en yenes y la 1200823 en dólares”.

Sin embargo, el cheque descubierto era de la cuenta No. 1002880 del Banco do Brasil y originó una cadena de trámites que terminaron en un cheque del Banco de la Nación, a nombre de Alberto Fujimori Fujimori.

En efecto, lo que se encontró fue el cheque No. 097651 por 25 millones de yenes girado por Aritomi, con su sola firma el 21 de junio de 1993, de la cuenta corriente No. 1002880 para ser pagado en cash. Esta suma había sido anteriormente depositada en dicha cuenta el 18 de junio del mismo año. Todos los documentos de esta transacción habían sido firmados por Víctor Aritomi.

Se encontró asimismo la carta enviada el 22 de junio por el entonces embajador Aritomi al señor Nagamine, del Banco Do Brasil de Tokyo, ordenando la transferencia telegráfica de los 25 millones de yenes al Banco de la Nación en Lima, Perú, con atención al señor Carlos Saito, Presidente del Banco de la Nación, para ser entregado al Ing. Alberto Fujimori Fujimori.

Carta del embajador Aritomi al señor Nagamine.

El mismo día, el Banco do Brasil de Tokyo realizó esta transferencia, siguiendo las instrucciones impartidas por Aritomi. Se remitió el equivalente de dólares $225,123.82, al señor Carlos Saito, del Banco de la Nación.

Apenas el dinero llegó al Perú, el Banco de la Nación giró un cheque de gerencia por $225,118.82 a nombre de Alberto Fujimori Fujimori, conforme lo había indicado Aritomi. Este cheque fue girado con fecha 25 de junio de 1993 y el número que aparece en el mismo es el 00022971.

Al parecer, esta irregular cuenta No. 1002880, habría sido utilizada para depositar y retirar dinero recibido de donaciones, a la sola firma de Aritomi, evitando así que estas sean registradas en la contabilidad de la Embajada. “La cuenta había sido abierta solo por Aritomi, sin contar con la autorización o visado del Jefe de Cancillería, como era reglamentario hacer”, indicó Macchiavello.

Prueba de ello es que se produjeron algunas otras operaciones de depósito y retiro, como por ejemplo la del 8 de agosto de 1994, cuando se habrían depositado 9’600,000 yenes ($97,000 al cambio de entonces), los mismos que fueron retirados el 25 de agosto del mismo año.

Entre 1997 y 1998 también se adquirieron 19 cheques de gerencia del Banco de la Nación a nombre del entonces Secretario General de la Presidencia de la República, Ing. José Kamiya Teruya. Macchiavello afirma que estos cheques “fueron comprados con dinero en efectivo y no se habían realizado contra las cuentas de la Embajada”.

Pero, ¿de dónde provenía el dinero del cheque girado a nombre de Alberto Fujimori?

De la donación realizada el 31 de mayo del 1993 que hizo la señora Matsu Utsumi para la construcción de una escuela.

La embajada, según Macchiavello, “tenía instrucciones de informar que la construcción de un colegio en el Perú costaba 300 mil dólares”. La señora Utsumi obsequió 25 millones de yenes al Perú.

Esta señora, de 86 años de edad, era madre del ex vice ministro de finanzas y profesor de la Universidad Keio, Makoto Utsumi. El señor Utsumi había visitado el Perú en marzo de ese año, acompañando a Hashimoto, ex ministro de Finanzas y luego primer ministro (uno de los protectores de Fujimori en Japón), en donde asistieron a la inauguración de un colegio construido gracias a donaciones japonesas. En dicha ocasión, el diario Sankei informó que el entonces presidente Fujimori les dijo a sus visitantes que quería expandir la educación a todos los niños del Perú y para ello el pueblo estaba juntando todas sus fuerzas para la construcción de más colegios. Makoto Utsumi le transmite esto a su madre, “quien conmovida decide hacer una donación, pensando que por su edad deseaba hacer algo real para mejorar el mundo y más aun, tratándose de los niños”.

Es así que cuando Fujimori estuvo en Japón, la señora Utsumi lo visitó en el Hotel imperial donde este le dijo que “su invalorable donación llegaría a los niños del Perú”. La señora Matsu respondió diciendo que era “el día más emocionante de su vida porque con esa donación podría construir un colegio”.

¿Qué pasó con la donación de la señora Utsumi?

Según lo que Fujimori publica en su página web en octubre del 2003, “el dinero de ese cheque fue utilizado para construir un colegio. Dijo que “se trataba de una transferencia y un chequecito”. Incluso se burló de la entonces Fiscal de la Nación, Nelly Calderón (quien había salido a denunciar el caso días antes, en el programa televisivo La Boca del Lobo, de Cesar Hildebrandt) diciendo que “la doctora esta vez recurrió a un programa de televisión que siempre está a la caza de cualquier papelito o testimonio que aderece el arroz con mango que ha preparado la persecución para intentar confundir a la gente”.


Sin embargo, el informe final de la Comisión Investigadora de la Gestión Presidencial de Fujimori emitido en el 2002 determinó que era falso que esa cantidad de dinero haya sido invertida en la construcción de un colegio en el asentamiento humano Puyusca en Villa María del Triunfo, tal como Fujimori lo había alegado a través de su página web.

Este fue solo uno de los cheques encontrados en la embajada, que significa un porcentaje de todo el dinero donado por los japoneses para construir colegios. Aún no se ha cuantificado cuánto de este dinero corrió la misma suerte y fue a parar a los bolsillos de Fujimori y su familia.

Macchiavello recuerda, por ejemplo, que “una señora japonesa se presentó muy ofuscada [sic] a preguntar si es que realmente se habían construido los colegios para los niños pobres, tal como se le había dicho al realizar su donación”. La misma ciudadana proporcionó los nombres y ubicación de los colegios destinatarios de la donación. Sin embargo, a pesar de la insistencia de Macchiavello a la Cancillería para que se le proporcione la valorización de los mismos, la información nunca llegó.

En buena cuenta, nunca se dio una respuesta a los japoneses que hasta la fecha no saben qué paso con su dinero. Y, sobre todo, tampoco se ha podido responder la pregunta fundamental, ¿Por qué una donación al Estado peruano terminó en un cheque para Alberto Fujimori?

[1] La autora de este reportaje fue asesora jurídica de la embajada del Perú en Japón (entre diciembre del 2001 y marzo del 2005) en el proceso de extradición de Alberto Fujimori.